Title: Apuntes para una Gramática Valenciana Popular
Author: José Nebot Pérez
Release date: February 20, 2020 [eBook #61465]
Language: Spanish
Credits: Produced by Mario Rodríguez Peña
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Es propiedad del autor.
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Cap.
De las varias especies de nombres
De las varias especies de adjetivos
Uso de varias letras en particular
Norma para valencianizar las voces castellanas de origen latino
...si al Letor no le parecieren bien, no las siga como las he puesto, que mi intento no es inovar cosa alguna, sino en todo sujetarme á la común, y al prudente sentir de los eruditos.
CARLOS ROS, Práctica de Orthographía, pág. 51.
...en todos tiempos escrivieron, escriven y se escrivirá bien, imitando á la costumbre; y si yo en mi tiempo llegase á ver, que ésta mudava, seguiría el rumbo de los demás.
Id. íd., pág. 60.
Hace unos ocho años el autor de este libro escribió un artículo (1) en el que criticando “la anarquía que impera en el campo de la literatura valenciana” se atrevió á proponer el remedio á este mal. Su voz, como no podía menos de suceder por lo humilde y desautorizada, fué vox clamantis in deserto; sólo el entusiasta Llombart respondió á ella pero aun éste tuvo que ceder ante la indiferencia de los demás, y el anunciado congreso filológico valencianista quedó en proyecto. Después de tanto tiempo como ha pasado y muerto el único que lo tomó en serio, el congreso no se reunirá, y debe por lo tanto descartarse la primera de las dos soluciones que en aquel artículo se indicaban porque no puede ser obra de uno solo; puede en cambio, y hasta debe serlo, la segunda y ya lo hubiéramos intentado antes, á pesar de nuestras escasas fuerzas, si al empezar el malogrado Llombart la publicación de su diccionario no hubiera anunciado la de una gramática.
Muerto éste, no podemos ya esperar el cumplimiento de su promesa; y como es urgentísima la necesidad de oponer un dique al desbordamiento del valencianismo popular, anarquista rabioso que borraría en breve toda diferencia de clases haciendo que desde el Rector de la Universidad abajo acabáramos todos (y ya no nos falta mucho) por escribir como los soldados ó las porteras letradas, se precisa de todo punto que alguien emprenda cuanto antes esta tarea.
Ved aquí, pues, la razón de ser del presente libro, que si no es una verdadera gramática, se le ha de parecer mucho.
Y no es una verdadera gramática, porque desde el momento en que todos los valencianos que saben leer han estudiado ya en la escuela la de la lengua castellana, lo único que cabe hacer es intentar una especie de calco, delineando un boceto de gramática valenciana sobre la castellana publicada por la Academia Española, evitando de este modo repeticiones y rehuyendo disquisiciones de gramática general, que á más de ser inútiles y enojosas, aumentarían el volumen de este libro, el cual para ser popular debe reunir las condiciones de concisión, claridad y baratura.
Hay además otra razón muy poderosa para esto; aceptados ya por todos los escritores valencianos los hechos consumados, todos ellos transigen con la innovación de escribir nuestra lengua con ortografía castellana; y puestos ya en tal caso, no hay más remedio que bajar la cabeza ante la gramática de la Academia, única autoridad legítima, adaptando á ella en lo posible el valenciano por medio de un estudio comparativo, que es lo que vamos á hacer.
¿Pero es cierto -dirán algunos- que todos los escritores valencianos transigen con la innovación? Sí, es indudable: todos ellos escriben, ó han escrito, ó están dispuestos á escribir el valenciano con ortografía castellana el día en que se ven en la necesidad de hacerlo para el pueblo, ya en periódicos festivos, ya en versos de circunstancias para procesiones, fallas ó fiestas de calle; desde los inolvidables Llombart, fundador de Lo Rat Penat, y Pizcueta, primer presidente de dicha sociedad, hasta el último contratista de romances de ciego (y no citamos vivos, porque de vivos no debe hacerse historia), todos proceden así por la sencilla razón de que está en la conciencia de todos, que más de las nueve décimas partes de los valencianos que saben leer en castellano necesitan hacer los mayores esfuerzos de atención y de análisis para traducir al lenguaje hablado lo escrito con sujeción, más o menos exacta, á las reglas de la antigua ortografía de nuestra lengua.
Transijamos ya, pues, con la visera levantada y parlamentemos con los revolucionarios á fin de no perderlo todo por querer conservar demasiado.
Siendo como es este libro el primer ensayo de reglamentación de una reforma tan grande como la que aquí se ha hecho, tendrá que ser una especie de puente que una lo viejo con lo nuevo y habrá de dar noticia clara y precisa de la forma antigua y de la moderna: sin embargo, á fin de no cansar á los lectores, sólo dedicaré á esa especie de lazo de unión los Preliminares, haciendo en ellos un detenido análisis del alfabeto valenciano, tanto fonética como gráficamente: en el resto del libro daré ya como legítimamente admitida la nueva forma y emplearé por lo tanto la ortografía castellana. La más extensa é importante de las partes en que ha de dividirse este libro, será la Analogía en la que estudiaremos con bastante detención las diversas partes del discurso y sus modificaciones y formas genuina y clásicamente valencianas según constan de una manera indiscutible en esos documentos irrefutables por lo patentes- que se llaman mercados públicos.
Y no se escandalicen de esto los que dicen, y con razón, que en ningún tiempo y en ningún país se ha escrito ó perorado con el lenguaje del pueblo ó familiar; debe tenerse presente, en primer lugar, que eso sucederá donde la lengua literaria ó culta esté formada, no aquí en donde hemos de empezar á hacerla, á no ser que sigamos hablando y escribiendo como hace cuatro siglos según pretenden algunos ó adoptemos el catalán literario como quieren otros; y en segundo lugar, que por imposición de circunstancias y hechos que creemos imposible destruir, está hoy la literatura valenciana en la imprescindible necesidad de adoptar como los antiguos egipcios dos escrituras, la hierática y la demótica: pues bien, la que probamos hoy á reglamentar es la segunda, y para ello el único documento, la única autoridad, es el mercado público limpiándolo de solecismos y barbarismos en cuanto se opongan á las leyes de la gramática general.
Mas no se crea por esto que trato de hacer creer que no he consultado ningún libro para la composición de esta obra; muy al contrario, he hojeado las gramáticas á docenas -lo cual no tiene ningún mérito, dada mi profesión de bibliotecario (2), estudiando no sólo los poquísimos tratados valencianos, más ó menos incompletos, anteriores y posteriores á Carlos Ros, sino los de las otras lenguas de raza latina; y aunque en descargo de mi conciencia debo confesar que la escasa autoridad que este libro pueda tener, la ha tomado en absoluto de la Gramática de la Academia Española y de algunas catalanas –en especial la de los Sres. Bofarull y Blanch-, no es difícil comprender que real y efectivamente debo haber estudiado más en la vía pública que en el gabinete á causa de la novedad del asunto.
Resumiendo: creo sinceramente que para evitar mayores males ha llegado el momento de escribir dos gramáticas valencianas diferentes, la hierática y la demótica; es decir, la literaria y la popular: la primera, que la escriba Lo Rat Penat ó quien tenga autoridad para ello (si no se quiere adoptar la catalana literaria que sería tal vez lo más prudente); la segunda es la que hoy damos al público, escrita quizá con poco acierto, pero sí con la mejor intención.
Una súplica, antes de terminar, á los hombres de buena fe: que no se me acuse de innovador; hace ya muchos años que se escribe el valenciano con ortografía castellana; no hago yo, por lo tanto, la reforma; lo único que pretendo es encauzarla para evitar que su desbordamiento arrase el antes fértil campo de las letras valencianas.
Por lo demás, ni me levanto contra las leyes gramaticales antiguas que respeto como el primero, ni tengo autoridad para imponer á nadie las nuevas; en una palabra,
ni quito, ni pongo ley,
pero ayudo á mi señor;
es decir, á mi pueblo, á mi patria, á mi lengua.
La primera dificultad (y no es pequeña) con que tropezamos al iniciar este estudio, es la necesidad imprescindible de empezar por hacer un detenido análisis del alfabeto valenciano, análisis que por precisión ha de ser una especie de amalgama de Prosodia y Ortografía que á los peligros naturales en cualquier otro caso de producir el desorden en el libro y la confusión en el lector, reune la inmensa dificultad de que nuestra lengua tiene tantas prosodias como comarcas de alguna importancia hay en esta región; y en cuanto á ortografía, sobre no tener ninguna real y verdadera, tenemos en la práctica dos completamente distintas y hasta opuestas entre sí y sin ninguna fijeza dentro de sí mismas, la antigua y la moderna.
Aunque en este libro nos proponemos tan solo regularizar en lo posible la segunda, nos es preciso hacer el estudio del alfabeto que es su base, relacionando el antiguo ó clásico valenciano con el moderno ó castellano á fin de que éste quede sujeto á reglas fijas y no ocurra como hoy, que una misma palabra se escribe de diferentes maneras según el gusto, los prejuicios ó la ilustración de quien lo hace.
Esto ofrece bastantes dificultades, pues sería preciso inventar nuevos signos ó letras para expresar con fidelidad los diversos sonidos de nuestra lengua en las varias comarcas del reino; pero si consideramos que en todos los idiomas ocurre lo propio, no hay necesidad de tal invención, puesto que un mismo signo servirá para que cada cual entienda lo escrito aunque al leerlo lo pronuncie de diverso modo á como lo pronuncia quien lo escribió.
Así, por ejemplo, escribiremos en adelante chove y chermá, palabras que los de la capital leerán como pudiera leerlas un castellano, mientras que los de Castellón ó Alicante las pronunciarán suavizando la ch hasta darle el sonido que un italiano daría á la g antes de e ó de i. Pero no hay que alarmarse por esto, ya que en todas partes ocurre lo mismo; un castellano escribe hermana y muchos andaluces leen germana; caridad, y los madrileños leen caridaz; obrero, y leen los gallegos obreru.
Prescindamos por lo tanto de estos temores y vamos á estudiar tales diferencias para saber á qué atenernos y unificar por ahora el lenguaje escrito, ya que el hablado no puede unificarlo sino el tiempo y otras circunstancias independientes por completo de la voluntad de un hombre.
La lengua valenciana tiene las mismas vocales que la castellana, a, e, i, o, u, y otras dos más, que son la è y la ò abiertas, que distinguiremos gráficamente de las cerradas por medio del acento grave.
La a se pronuncia en todo el reino como la castellana en principio y en medio de dicción: también en los finales suena lo mismo en la capital y en la mayoría de los pueblos; sin embargo, en algunas comarcas -por ejemplo, Sueca y Alcoy- se pronuncia como en Cataluña, ó sea como diptongo de ae, de modo que ni resulta Sueca ni Sueque, sino con un sonido intermedio: en otras partes, como Játiva por ejemplo, las pronuncian con tendencia á la o; no dicen Chátiva ni Chátivo, sino que dejan la vocal en un término medio.
Hay pueblos, como Nules y Villavieja, donde se arrastra un poco la vocal -lo mismo la a que las otras- cuando carga sobre ella el acento prosódico; es decir, pronuncian cáasa, Núules, chíica, como en francés cuando llevan el acento circunflejo.
Nada hay que advertir respecto á la e cerrada, puesto que la pronunciamos como en Castilla: en cuanto á la è abierta, sólo debemos indicar que siempre carga en ella el acento prosódico (3), lo cual es una ventaja inmensa para el lenguaje escrito: hasta tal punto se observa esto, que aun los verbos y las palabras derivadas la convierten en e cerrada en las modificaciones en que su raíz pierde el acento de la è; por ejemplo: de sèndre se forma sendré, sendría, sendréu; de tèrra, se deriva terrero y terreta; de mèl, melós; de pèl, pelet.
Si tratáramos de escribir una verdadera Gramática, habríamos de abordar aquí la cuestión de la i latina y la y griega: para nosotros ni la primera debía ser nunca consonante, ni la segunda vocal; sin embargo, el uso y la etimología obligan á ciertas transgresiones como en la conjunción y que es preciso respetar. En lo relativo á pronunciación y escritura de estas dos letras nos atendremos, pues, en el valenciano á lo preceptuado para el castellano por la Academia Española.
Es aplicable en absoluto á esta letra cuanto hemos dicho antes respecto á la e: la cerrada es igual á la castellana, y la abierta lleva siempre el acento prosódico convirtiéndose en cerrada al perderlo: p. e., de pòndre se deriva pondrá, pondría, ponguera; de mòro, moret; de sòl, solana: tanto es así, que algunas veces cambian mutuamente dos os su sonido al cambiar el acento de sílaba, como ocurre en mòro, y su aumentativo moròt.
Es fonética y gráficamente igual á la castellana: sigue, por tanto, las leyes de la Academia Española. Debemos hacer notar aquí, que el valenciano demuestra de una manera indubitable que la u no es vocal sino consonante, cuando va unida á otra vocal acentuada (como creen muchos gramáticos), pues se transforma en v al modificarse la palabra; los verbos en eure, iure, oure, tienen desinencias en vim, viu, vía, víem, etc., y las terminaciones en eu de los verbos se transforman en ev al afijárseles el pronombre, como deixéu, deixevho, anéu, anevon.
Las consonantes en la escritura clásica ó antigua son en valenciano las mismas que en castellano, con la única diferencia de que la Ñ se escribe Ny y la Z se sustituye por la Ç: los innovadores han suprimido en la escritura moderna la J y la Z ó Ç, porque realmente no representan ningún sonido en nuestra lengua.
En cuanto á su pronunciación y al signo que gráficamente ha de representar cada sonido en el lenguaje escrito, es tan difícil de precisar que nos es de todo punto indispensable ir estudiándolos de uno en uno fijando con la mayor exactitud las diferencias fonéticas en diversas épocas y distintas comarcas, al mismo tiempo que su representación gráfica en lo antiguo y la que debe adoptarse en lo moderno como más racional, aceptada ya como hecho consumado la innovación.
Para facilitar en lo posible tal estudio, y creyendo hacerlo así más claro y comprensible, hemos juzgado prudente agrupar en este sitio las letras por sonidos y dejar para la última parte del libro, ó sea la Ortografía, las reglas para escribir con corrección el valenciano moderno.
La b tiene en valenciano el mismo sonido y los mismos usos que en castellano: aunque en Valencia y la mayor parte de su provincia se confunde con esta letra la v, son letras diferentes, y por lo tanto trataremos de esta última en su lugar correspondiente.
Las sílabas ca, que, qui, co, cu, se pronuncian como en castellano: asimismo se pronuncian y escriben igual en ambas lenguas en lo antiguo y en lo moderno las sílabas ac, ec, ic, oc, uc, en principio y en medio de dicción; como acte, secció, victoria; pero no así al finalizar palabra, pues hasta la reforma que iniciaron Bonilla y Baldoví se añadía á estas sílabas una h, escribiéndose sech, rich, fòch; los modernistas suprimen esta h y escriben en consecuencia sec, ric, fòc. No vemos en esto ningún inconveniente ni aun para las sílabas ec, ic, puesto que lo mismo sucede en el latín (hæc, sic), y aceptamos la reforma.
El sonido castellano de la c antes de e, i, y el de la z no existen en el valenciano: en la capital del reino las tres letras c, s, ç se pronuncian como la s de Castilla, desconociéndose en absoluto la s suave; en Castellón y Alicante suenan de aquel modo en principio de dicción y en las sílabas cia, cie, cio, ciu; en los demás casos suenan unas veces fuertes y otros suaves, pero de una manera tan anormal y desordenada, que creemos imposible dar una idea de ello, siquiera aproximada, si no es formando un vocabulario completo de todas las voces en que se emplean; ni siquiera las que hemos tomado del castellano ó tienen un origen común con sus equivalentes de dicho idioma y se escriben en él con z, observan entre nosotros una regla fija, pues raça, plaça, caçar, forçar, etc., son fuertes, mientras se pronuncian suaves reçar, almorçar, baça y algunas otras: lo propio sucede con la c antes de e, i, y la s; acer, entonces, concís, suenan fuertes; quince, once, sencillo, suaves; pensar, fòsa, fuertes; ròsa, còsa, suaves. Esto, y más aún el no pronunciarse sino una sola s en la capital y su comarca, hace de todo punto imposible el usar dos signos diferentes para los dos sonidos de esta letra; sin embargo, ya que no por el sonido, por la etimología, creemos que debíamos conservar la c escribiendo Valencia, Vicent, once, véncer, frente á cosir, roser, peseta, como los castellanos escriben mujer y ángel, zenit y cero, á pesar de pronunciarse lo mismo je y ge, ze y ce, y huir de exageraciones que pudieran destruir lo que tratamos de conservar; pero la han suprimido los reformistas y suprimida la dejamos.
La ç queda suprimida por completo: en adelante escribiremos rasa, plasa, almorsar, resar, y en las comarcas en que hay dos ss, pronúnciela el lector según la palabra en que esté, bien así como hace muy pocos años leíamos en castellano viruta y pelirrubio con r sencilla la primera y doble la segunda á pesar de estar escritas del mismo modo ambas voces: al fin y al cabo la ortografía antigua y la catalana tampoco resuelven la cuestión por más que algunos crean lo contrario.
En la escritura antigua siempre se usaba la ch para indicar su sonido latino; pero admitida por nosotros la supresión de la h final, como decimos antes al tratar de las letras c, q, queda la ch desde ahora sin uso para representar el sonido de éstas como ocurría antiguamente.
En cuanto á su sonido castellano que es el que en lo sucesivo tendrá en nuestra lengua, se ha representado entre nosotros antes de la reforma y sigue representándose aún en Cataluña por los signos g, j, tj, x, según sus varios matices, su etimología, su lugar en la dicción y las vocales á que iban unidos. Admitida la ortografía moderna, ocurrirá con la letra ch lo mismo que con la s; es decir, que en algunas comarcas tendrá dos sonidos: en efecto, lo propio que con la s sucede en este reino con la ch; Valencia, su huerta y casi toda su provincia no conocen ni pronuncian más ch que la castellana; pero en los dos extremos del reino, en las provincias de Alicante y Castellón –salvo contados pueblos- se hace uso de dos, una fuerte igual a la castellana, que antes se escribía con x en principio de dicción y tj en medio, y otra suave igual á la g italiana que se escribía con j antes de a, o, u, y con g ó j según la etimología antes de e, i; por ejemplo, xaròl, xorís, (hoy charòl, chorís); cotje, ditja, (coche, dicha), con ch fuerte; Jesús, ángel, vaja, enjorn, (Chesús, ánchel, vacha, enchorn), con ch suave ó italiana: en fi de dicción se escribía ig, vaig, reig, roig, puig.
Admitimos con los reformadores el uso del signo ch para los dos sonidos, puesto que estamos seguros de que nadie nos atendería si aconsejáramos que se conservaran la g y la j para el suave y se adoptara la ch para el fuerte: y la usaremos por lo tanto en adelante así en principio y en medio como en fin de dicción.
Esta de las terminaciones en ch y en g es indudablemente la reforma más atrevida que nuestros innovadores han llevado á cabo; transformar ròig (rojo) en ròch, y fòch (fuego) en fòc, ha sido verdaderamente apresurarse demasiado cuando tantos apellidos, pueblos, montes, etc., tienen aún entre nosotros esas desinencias; pero está ya hecho, y cuando Lo Rat Penat no ha logrado que autores dramáticos y periodistas festivos cejen en su empeño, es que el mal no tiene ya remedio; transijamos, pues, y escribamos vach, llech, mich, fuch, junto á Roig, Reig, Cálig, Terrateig, Puig, Solaig, etc.
Suena y se escribe como en castellano; téngase muy presente, sin embargo, que ninguna palabra valenciana termina en d: véase al efecto lo que decimos más adelante al tratar de la t.
Se pronuncia y escribe como la castellana: nuestra antigua ortografía empleaba en ciertos casos para este sonido el signo ph, como en Joseph, philosophía; pero ya que los castellanos, que también lo usaron, han prescindido de él, prescindamos también nosotros empleando en su lugar la p cuando así se pronuncia como en Chusèp ó su signo propio como en filosofía.
Las sílabas ga, gue, gui, go, gu, suenan como en castellano; en cuanto á las ge, gi, y á las terminaciones en ig ya hemos hablado al tratar de la ch.
Esta letra es entre nosotros completamente afónica como en Castilla: conviene, sin embargo, conservarla en el lenguaje escrito por razón de etimología como en hòme, (de homo); hedra (de hedera), y aun en medio de dicción como en exhibir, desheretar, etc., como hacen los castellanos.
En virtud de lo dicho, al tratar de la ch, debe suprimirse en absoluto la j en el alfabeto valenciano; pero aunque esto es lo racional, ocurre una duda: cuantos en esta tierra se precian de medianamente ilustrados temen dar el sonido de k á la j, como hace el pueblo, en voces tomadas del castellano que llevan este sonido, como en jefe, fijarse (en la acepción de prestar atención á alguna cosa); ¿qué hacemos pues?, ¿conservamos la j, ó decimos sin miedo quefe y ficarse? Nuestra opinión es que debe proscribirse el sonido de la j castellana, y por lo tanto su signo, pues no existe en valenciano.
En el valenciano antiguo la l en principio de dicción tomaba algunas veces el sonido de ll: en la actualidad ambas letras siguen en valenciano las reglas del castellano.
Se pronuncian y escriben como en castellano.
En la ortografía clásica valenciana la ny representa el sonido de la ñ castellana; los reformadores la han sustituído por ésta en todos los casos: admitimos la reforma y escribimos, por lo tanto, en adelante añ y reñir en vez de any y renyir.
Igual á la castellana: respecto á la ph ya hemos dicho al hablar de la f que ha sido suprimida.
Igual á la castellana: las sílabas cua, cue, cui, cuo, se escribirán siempre con c.
En ambos sonidos sigue esta letra las reglas fonéticas y ortográficas de la lengua castellana: arréglese por lo tanto su uso á las prescripciones de la Academia Española.
También esta letra se pronuncia y escribe como en castellano; pero se diferencia nuestra prosodia de la de Castilla, en que allí ninguna palabra termina en t y aquí ninguna termina en d: hasta tienen el final en t las que al modificarse adoptan la d: por ejemplo, nebot, cuyo femenino es neboda; bondat, que al adjetivarse forma bondadós.
En muchas comarcas del reino se suprime al hablar la t final cuando va precedida de otra consonante, diciéndose pòn en vez de pònt, mol en vez de molt, pero reaparece, si no en los plurales, en las voces derivadas y hasta en los femeninos, en los diminutivos y en los aumentativos, como molta, moltísim, pontet, pontarró: debe por lo tanto conservarse en el lenguaje escrito.
Los valencianos de la capital y de algunos otros pueblos no conocen en lo hablado esta letra, pues la pronuncian exactamente igual á la b: en la mayoría de las poblaciones de Alicante y Castellón conserva la v su pronunciación latina, siendo, no una letra labial como la b, sino labio-dental; es decir, que se pronuncia apoyando ligeramente los dientes superiores sobre el labio inferior; creemos explicar bien su sonido diciendo que la v es á la f como la b es á la p.
A pesar de que en la capital del reino no se diferencian en el lenguaje hablado la b y la v, es indispensable conservar esta última en el escrito, puesto que los castellanos hacen lo mismo, á fin de que, escribiendo al menos, podamos defendernos de la graciosa broma de un sabio francés que decía: “¡O beati hispani dum BIBERE dicunt VIVERE!”
Servirá de guía para no confundir la b con la v, la etimología latina, siempre que no la contradiga un uso constante: por ejemplo, beure, batechar, (de bibere, baptizare); vore, viure, veu, (de videre, vivere, vox). Nótese como excepción á esta regla que en Cataluña y en las comarcas valencianas donde la v se pronuncia, suenan con esta letra los pretéritos imperfectos de la primera conjugación y los tiempos del verbo haver, que en castellano siguen la ley general.
Conservamos esta letra para representar su sonido propio de cs como en examen, fluxió, exòtic. En cuanto al sonido que antes tenía en principio de dicción ó precedida de consonante, en medio de ella, el cual según parece venía a ser el de la ch francesa ó mejor el de la sc italiana antes de e, i, creemos que lo ha perdido por completo transformándose según los casos en ch española ó en s precedida ó seguida de la sílaba ei: así de xeròl, xular, se ha hecho cheròl, chular; de Xátiva, xarop, Xixona, Chátiva ó Eisátiva, eisarop, Seisona; de panxa, caputxí, pancha, capuchí.
¿Y de las sílabas aix, eix, oix, uix, qué hacemos? En nuestra humilde opinión debíamos transformar resueltamente la x en s: por más que opinen lo contrario personas que nos merecen el mayor respeto, afirmamos que en dichas sílabas la x toma exactamente el sonido de la s castellana: faixa, reixa, coixo, bruixa, los pronunciamos como un castellano leería faisa, reisa, coiso, bruisa, acentuando, por supuesto la vocal que precede á la i y formando con ambas una sola sílaba: lo único que aquí sucede es que al fundirse la i y la s en un solo sonido, resulta algo que alarma á un oído delicado, pero de ningún modo una letra nueva; sin embargo, seguiremos escribiendo con x esas sílabas ya que así lo hacen muchos de los innovadores, pues no queremos ser más papistas que el Papa, como suele decirse.
Debe seguir en valenciano las reglas que da para el castellano la Academia Española.
Ni fonética ni gráficamente deben figurar en el alfabeto valenciano.
Los pocos que hasta ahora se han dedicado al estudio de la lengua valenciana, se han ocupado con preferencia de la Ortografía, creyendo de buena fe que esto era entre nosotros lo más preciso para lograr la perfección posible en lo escrito; pero si se fija la atención en el asunto, se verá bien pronto que lo que importa reglamentar en la escritura valenciana popular, es más que el uso de las letras en las palabras, el de las modificaciones de éstas y las uniones de unas con otras, que es en lo que más se peca.
Convencidos de ello, vamos á dedicar á esta parte de la gramática toda la atención que se merece, pues creemos que una vez conocidas las partes de la oración, todo se reduce á escribir con arreglo á las leyes de la Gramática general, cuyo representante oficial puede ser para nosotros la de la Academia Española, para lo cual sólo se necesita sentido común y un poco de atención: por ejemplo, se escribe en castellano No lo oigo; pues en valenciano se escribirá No hu senc, pero nunca nou senc, puesto que nadie escribe nol oigo ni no loigo: me he enterado, pues en valenciano m’he enterat; jamás menterat, ni m’enterat, ni me enterat, que equivaldría á menterado ó me enterado, que es como suena al hablar.
Llamamos por lo tanto la atención de los escritores valencianos hacia esta parte de la Gramática, seguros de que es aquí la que más importa conocer y la que menos se conoce: quien tiene exacto conocimiento de la etimología de las palabras y de las modificaciones que sufren en virtud de los accidentes gramaticales, no puede escribir mal; pero téngase presente que en cuestiones de etimología, como en todo, tan malo es pasarse como no llegar (4).
Una advertencia antes de entrar en materia: ya hemos dicho que no vamos á escribir una Gramática completa porque la creemos innecesaria; así, pues, prescindiremos de definiciones y disquisiciones de Gramática general: quien desee tener una Gramática valenciana completa, que compre el Compendio de la Academia Española y lo encuaderne junto con el presente libro.
Lo mismo que en castellano hay en nuestra lengua dos artículos: el determinado y el indeterminado.
Artículo determinado.- Tiene en el valenciano moderno ó lenguaje popular las formas el en singular y els en plural para el género masculino, la en singular y les en plural para el femenino, y lo para el neutro que carece de plural.
Como en valenciano, lo mismo que en francés y en italiano, se usa el apóstrofo en la unión de algunas palabras, el artículo pierde la vocal en ciertos casos por unirse á la palabra que le precede ó subsigue: por ejemplo, l’home, l’aigua, contra’l chermá, pera’l pare (5).
Antiguamente el artículo valenciano tenía las mismas formas que el catalán; es decir, lo en singular y los en plural para el masculino, la en singular y las en plural para el femenino, y lo para el neutro: en la actualidad su forma es la que antes hemos indicado para todo el reino, salvo en algunos pueblos del Maestrazgo.
Singular
Nominativo. El; la; lo.
Genitivo...... Del; de la; de lo.
Dativo........ Al; pera’l; á la, pera la; á lo, pera lo.
Acusativo.... El, al; la, á la; lo, á lo.
Vocativo..... El, ¡oh el!; la ¡oh la!
Ablativo...... De, en, per, sense el, la, lo.
Plural
Nominativo. Els; les.
Genitivo...... Dels; de les.
Dativo........ Als, pera’ls; á les, pera les.
Acusativo... Els, als; les, á les.
Vocativo.... Els, ¡oh els!; les, ¡oh les!
Ablativo..... De, en, per, sense els, les.
Las formas al, del, pel, als, dels, pels, son contracciones de á el, de el, per el, á els, de els, per els.
Artículo indeterminado.- Es el que no determina al nombre á que va antepuesto, y tiene la forma un en singular y uns en plural para el género masculino, y una en singular y unes en plural para el femenino.
En lo relativo á divisiones del sustantivo y reglas del género según su significación, debe ajustarse la Gramática valenciana á lo que para el castellano prescribe la Academia Española: en cuanto á las reglas del género por la terminación, sólo podrían darse aquí algunas indicaciones, puesto que no hay en realidad norma fija: atiéndase, pues, para esto, á los diccionarios de nuestra lengua.
Los sustantivos valencianos que terminan en e, i, o, u, breves ó en consonante (excepto ch y s) forman el plural añadiendo una s al singular: verbigracia: Mestre, mestres; òli, òlis; rey, reys; sombrero, sombreros; sou, sous; sec, secs; perpal, perpals; arrap, arraps; virtut, virtuts; muller, mullers; cánter, cánters; etc.
Los en a breve cambian dicha vocal por la sílaba es; v. gr.: Dòna, dònes; casa, cases; poeta, poetes.
Los femeninos en á aguda toman la misma sílaba sin dejar la á; v. gr.: Troná, tronaes; casá, casaes.
Los masculinos en vocal aguda toman las letras ns para formar el plural; por ejemplo: Chermá, chermáns; be, bens; camí, camíns; meló, melóns; comú, común.
Los femeninos en ó aguda hacen lo mismo; v. gr.: Llisó, llisóns; precausió, precausións.
Los femeninos en é ó en í aguda sólo toman una s: como, fe, fes; hurí, hurís; ó la sílaba es: como fees, huríes.
A los sustantivos que terminan en ch ó s y acentúan la última sílaba, se les añade la sílaba os; v. gr.: Batech, batechos; gòch, gòchos; mich, michos; cabás, cabasos; pes, pesos; permís, permisos; mòs, mòsos; andalús, andalusos; románs, romansos; llèns, llènsos.
Temps no se modifica en el plural, y los en s breves, tampoco, como sintaxis, éxtasis, crisis.
Hòme, orde, òrgue, òrfe, marche y quizá algunos otros similares, forman el plural hòmens, ordens, òrguens, òrfens, marchens, sin duda por reminiscencia del plural latino de que proceden.
Para las relaciones entre masculinos y femeninos, véase lo que indicamos al tratar del adjetivo.
Primitivos y derivados, simples y compuestos, colectivos, partitivos, proporcionales y verbales.- Nada hemos de decir acerca de todos ellos en el presente libro, pues es aplicable en valenciano cuanto respecto á los castellanos dice la Gramática de la Academia.
Aumentativos y diminutivos.- Las terminaciones más usadas de los aumentativos valencianos pueden reducirse á dos: en as, asa, y en òt, òta: de animal, aminalás, animalòt; de bestia, bestiasa, bestiòta: úsanse, no obstante, algunas otras, como chicorrón, grandullona, etc., tomadas, sin duda, del castellano ó de otras lenguas; pero las verdaderamente valencianas son aquellas dos y las más generales también.
Las de los diminutivos son: et, eta; ico, ica; en especial la primera: de llibre, llibret; de carta, carteta; de gòt, gotico; de botella, botellica: también se usan algunas otras, como animalucho, ratolí, etc., pero no son ya tan generales.
Abundanciales.- Nuestra lengua tiene una clase de nombres sustantivos que no existen en el castellano; de todos los sustantivos genéricos ó comunes que denotan continente, podemos nosotros formar otro que indica abundancia de contenido: por ejemplo, decimos que ve una sequiá d’aigua, cuando la acequia (sequia) viene muy llena; que nos hemos comido una platerá d’arròs ó bebido una gotá de vi cuando el plato ó el vaso (plat, gòt) estaban muy llenos; una cabasá de tarònches, una siná de figues, etc., etc.
Formamos igualmente abundanciales algunas veces que indican, no plenitud de continente, sino muchedumbre de unidades de la misma especie; así decimos, que á uno le ha salido una granullá ó una pigotá, por los muchos granos ó pústulas variolosas que padece; ó bien que hemos hecho una caragolá ó una buñolá, por la abundancia de caracoles ó buñuelos que en la fiesta se han consumido.
La lengua castellana tiene como una reminiscencia de esto, en las voces riada, tazón, dineral y muy pocas más; pero de ningún modo ofrece la generalidad que entre nosotros tiene esta clase de nombres.
Como se habrá notado en los ejemplos anteriores, los abundanciales tienen siempre la desinencia en á aguda, ya porque acentúan la que ya tiene su primitivo, ya porque cambian en á la vocal en que aquél termina, ya porque la añaden sola ó con otras letras cuando termina en consonante: como de safa, safá; de sombrero, sombrerá; de peròl, perolá; de plat, platerá. Algunos suponen que esta terminación es un vulgarismo, y que la verdadera desinencia de los abundanciales debe ser en ada: de esto trataremos con alguna detención al ocuparnos del participio.
También tienen la misma terminación los sustantivos derivados que indican la acción de golpear y que en castellano suelen terminar en azo ó en ada: como de pedra, pedrá; de bastó, bastoná; de sabre, sabrá; de puñ, puñá, etc.
Lo mismo que en castellano tenemos en valenciano adjetivos de dos terminaciones ó de una sola: de dos, como bò, bòna; de una, como gran. Hay que advertir, que muchos de los que en Castilla tienen la misma desinencia para los dos géneros, la mudan entre nosotros al pasar del masculino al femenino; por ejemplo: pobre, pòvre, pòvra; verde, vèrt, vèrda; valiente, valent, valenta, y como este último, todos los que tienen la misma desinencia: las clases ilustradas evitan, sin embargo, el modificar los femeninos intelichent, prudent, present, ausent y algunos otros.
Los en al (6), ant, ar y as son inmodificables; v.gr.: formal, legal, constant, amant, particular, regular, capás, ferás: exceptúanse mal, sant, car y ras, que hacen mala, santa, cara y rasa, y los en as cuando son aumentativos, como grandás, grandasa; blanás, blanasa.
Tampoco se modifican los en ble, como amable, endeble, temible, noble.
Los masculinos terminados en e y en o breves cambian dichas vocales en a para el femenino; v. gr.: tèndre, tèndra; tonto, tonta: se exceptúan chove, vèrche, y algún otro que conservan la misma terminación en ambos géneros.
Los en u breve la cambian en va; v. gr.: viu, viva; blau, blava; escláu, esclava: exceptúase suáu que no se modifica.
Los en vocal aguda hacen el femenino en na; v. gr.: cristiá, cristiana; ple, plena; fadrí, fadrina; queixó, queixona; algú, alguna.
De los terminados en consonante puede decirse, como regla general, que se les añade una a para formar el femenino; por ejemplo: sanser, sansera; cantor, cantora; ròch, ròcha; ensés, ensesa; selós, selosa; còmic, còmica; presís, presisa. Aunque de dèbil, fásil y felís suele formar el pueblo dèbila, fásila y felisa, es más común no modificarlos.
Para los terminados en t debe tenerse presente la pronunciación de sus similares castellanos, pues sabido es que entre nosotros se pronuncian y escriben con t final, no sólo los que en su origen tienen esta letra, sino también los que tienen d, y estos recobran la d al modificarse: así, mòrt (muerto) hace mòrta; fòrt (fuerte), fòrta; alt (alto), alta; pero sort (sordo) hace sorda; mut (mudo), muda; buit (buido?), buida; cabut (cabezudo), cabuda. Es la mejor regla que puede darse, pues apenas tiene excepciones.
Para los en at, it, ut, véase lo que decimos en los participios.
También en los que terminan en c ocurre algo parecido; algunos mudan la c en g para el femenino; v. gr.: flac (flaco) hace flaca; blanc (blanco), blanca; ric (rico), rica; pero llarc (largo), llarga; amic (amigo), amiga; llec (lego), llega. Gròc hace gròga; poruc, poruca y poruga.
Estas reglas pueden servir para los sustantivos que forman femenino; v. gr.: mestre, mestra; amo, ama; chermá, chermana; padrí, padrina; pastor, pastora; gos, gosa; gat, gata; sac, saca.
Sin embargo, los sustantivos en ant, al y ar no siguen la regla de los adjetivos aun cuando sean homónimos: así decimos, regla cheneral, clase militar, palmera chagant; pero al hablar de mujeres decimos una chenerala, una militara, una chaganta.
Bò, algú, ningú terminan en n cuando se anteponen al sustantivo; v. gr.: bòn hòme, algún día, ningún fadrí. Mal y gran no se modifican.
Para la formación de plurales sigue el adjetivo las mismas reglas que el sustantivo: así tèndre, raro, formal, antic, hacen tèndres, raros, formals, antics; bòna y rara, bònes y rares; sa y ple, sans y plens, etc., etc., chove y vèrche hacen chovens y vèrchens.
Primitivos y derivados, simples y compuestos, numerales, verbales, positivos, comparativos y superlativos.- Son aplicables al valenciano las reglas de la Gramática castellana: es inútil advertir que las desinencias valencianas son, sin embargo, diferentes de las castellanas; pero las leyes de modificación son las mismas. Los comparativos y superlativos que tienen voz diferente de su positivo, son entre nosotros muy parecidos á los castellanos, machor, menor, millor, pichor, máxim, mínim, etc.: la desinencia de los superlativos es ísim, ísima.
Aumentativos y diminutivos.- Se forman de los adjetivos como de los sustantivos.
Pronombres personales.- Son tres: yò, tu, ell, nosatros, vosatros, ells, de primera, segunda y tercera persona respectivamente: los dos primeros yò, tu, nosatros, vosatros, son comunes á los géneros masculino y femenino, lo mismo en el singular que en el plural; el tercero tiene desinencia femenina en ambos números; ell, ella, ells, elles. Se declinan de este modo:
Singular, masculino y femenino
Nominativo. Yò.
Genitivo...... De mi.
Dativo......... Me, á mi ó pera mi.
Acusativo.... Me ó á mi.
Ablativo...... De, en, per, sense mi.
Plural, masculino y femenino
Nominativo. Mos ó nosatros.
Genitivo...... De nosatros.
Dativo......... Mos, á nosatros ó pera nosatros.
Acusativo.... Mos ó á nosatros.
Ablativo...... De, en, per, sense nosotros.
Singular, masculino y femenino
Nominativo. Tu.
Genitivo...... De tu.
Dativo......... Te, á tu ó pera tu.
Acusativo.... Te ó á tu.
Vocativo..... Tu.
Ablativo...... De, en, per, sense tu.
Plural, masculino y femenino
Nominativo. Vos ó vosatros.
Genitivo...... De vosatros.
Dativo......... Vos, á vosatros ó pera vosatros.
Acusativo.... Vos ó á vosatros.
Vocativo..... Vosatros.
Ablativo...... De, en, per, sense vosatros.
Singular masculino
Nominativo. Ell.
Genitivo...... D’ell.
Dativo......... Li, á ell ó pera ell.
Acusativo.... El, lo, á ell.
Ablativo...... De, en, per, sense ell.
Plural masculino
Nominativo. Ells.
Genitivo...... D‘ells.
Dativo......... Els (7), á ells ó pera ells.
Acusativo.... Els á ells.
Ablativo...... De, en, per, sense ells.
Singular femenino
Nominativo. Ella.
Genitivo...... D‘ella.
Dativo......... Li, á ella ó pera ella.
Acusativo.... La á ella.
Ablativo...... De, en, per, sense ella.
Plural femenino
Nominativo. Elles.
Genitivo...... D‘elles.
Dativo......... Els (8), á elles ó pera elles.
Acusativo.... Les á elles.
Ablativo...... De, en, per, sense elles.
Escribimos yo y no jo, no sólo porque así suena al hablar, sino porque así se escribió hasta el siglo XVI: el jo debió ser efecto de la influencia francesa en Cataluña.
Mi, tu y ell personales, no deben acentuarse en valenciano, puesto que no pueden confundirse con los posesivos y el artículo, que es lo que obliga á acentuarlos en castellano.
Cuando me, te y lo se posponen al verbo, se afijarán á él como en castellano y se escribirán, según terminare en vocal ó consonante, de este modo: llévame, pòrtam; quiéreme, vullme; hay que tomarte ó dejarte, hiá que pendret ó deixarte; míral, duslo.
Debe tenerse presente que en valenciano, casi no se afijan los pronombres al verbo, mas que en infinitivo é imperativo: así nunca decimos dicte (dígote) ó portaret (llevaréte), sino te dic ó te portaré.
Antes ó después de otras voces que llevan vocal en principio ó fin de dicción, se apostrofarán; v. gr.: si m’estimes no’m disgustes; tu l’escoltes perque t’adula; no’t chires que’t miren.
Aunque parece que la forma contracta de nosotros ha de ser nos, hemos adoptado el mos, porque así es en realidad como se pronuncia en todo el reino (9); mos y vos pierden la s final cuando van seguidos de la partícula en, que perdiendo á su vez la e, se afija al pronombre; v. gr.: mon anem en vez de mos en anem (nous en allons en francés); anevon, en vez de anevos en (allez-vous en en francés); mon has donat pòc; prenevon més (10).
Las formas ens por mos y us en lugar de vos, muy usadas en Cataluña y antiguamente también en Valencia, han desaparecido de nuestro lenguaje hablado: asimismo ha desaparecido el genitivo del plural de la tercera persona llur y llurs equivalente al illorum latino, leur francés y loro italiano.
El pronombre neutro que sólo se usa en valenciano como pasivo, adopta la forma ho si va precedido de consonante y hu si se junta á vocal; verbigracia: Haz lo que te mando: No quiero hacerlo, ó No lo quiero hacer. Fes lo que te mane: No vullc ferho ó No hu vullc fer. Míralo bien: mirahu be. Dejémoslo estar: deixemho estar.
La forma castellana si de genitivo, dativo y ablativo de tercera persona no tiene uso en valenciano, sino en algunas frases tomadas probablemente del castellano; como tornar en sí, estar fòra de sí; generalmente se sustituye por ell mateix: como, guardólo para sí; ho guardá pera ell mateix; vino consigo, vinguí en ell mateix. La forma se de acusativo tan solo se usa unida á los verbos en impersonal y á los reflexivos y recíprocos; v. gr.: se diu, se parlava, l’ambisiós s’engaña, ell y ella se cartechen: en los demás casos no tiene el uso que en castellano; por ejemplo: se la leí, li la llichguí; se lo conté, li hu vach contar; dáselo, dónalihu.
Pronombres demostrativos.- Son tres: este, eixe, aquell; esta, eixa, aquella; asò, això, allò, en el singular: estos, eixos, aquells; estes, eixes, aquelles, en el plural.
Cuando este, eixe, esta, eixa, preceden al adjetivo atre, suelen formar con él una sola palabra; estatre, eixatre, estrata, eixatra: algunos, sin embargo, prefieren apostrofarlos en esta forma: est’atre, eix’atra.
Otro pronombre demostrativo tenemos en valenciano sin equivalente en castellano, y que á pesar de su mucha importancia y su constante uso en el lenguaje popular está muy poco estudiado; nos referimos al pronombre en ó ne: este pronombre, aunque muchos lo creen neutro, es en realidad común á los tres géneros y lo usamos para determinar un sustantivo, siempre genérico y divisible, sobreentendido en la oración; v. gr.: Dónam tabaco: No ne tinc; es decir, no tinc tabaco. Envíam farina: No me’n queda; esto es, no’m queda farina.-Y blat, ¿ne vòls? No’n necesite.-¿Vols algo més? Ya’n tinc pròu de tot.
Cuando en ó ne va unido á ciertos verbos reflexivos, no es pronombre: hablaremos de él más adelante.
Pronombres posesivos.- Son los siguientes: meu, meua, nostre y nostra, de primera persona; teu, teua, vostre, vostra, de segunda; seu y seua, de tercera en singular y plural: antiguamente el plural de tercera persona era llur y llurs; pero hoy es completamente desusado, como decimos antes (pág 45).
Así como en castellano se transforman los posesivos cuando preceden al nombre en mi, tu, su, para los dos géneros, en valenciano adoptan diferente desinencia, según sean masculinos ó femeninos, tanto en singular como en plural: decimos, pues, mon, ton, son, ma, ta, sa, para el singular; mos, tos, sos ó mons, tons, sons y mes, tes, ses, para el plural. Hay que advertir, sin embargo, que de día en día se va haciendo más raro el uso de estos pronombres; los de plural especialmente apenas se emplean ya en la mayor parte del reino; casi nadie dice mos llibres ó tes sabates, sino els meus llibres, les tehues sabates: en cuanto á los de singular, se usan aún bastante, pero casi exclusivamente al hablar de parientes: se dice mon pare, mon fill, ta mare, ta chermana; pero no mon mestre, ta modista; menos se usan aún al tratar de cosas, con rarísimas excepciones, pues si bien se dice ma casa, casi nadie dice mon sombrero ó ma camisa, mon hòrt ó ma taula, sino el meu sombrero, la meua camisa, etc.
Pronombres relativos.- Son en valenciano qui, quin, quina, que, cual.
Qui y que cuando son interrogativos deben acentuarse; por ejemplo, ¿quí es? ¿qué vols?
Cual va siempre precedido del artículo el, la, lo; en los demás casos el cual castellano se traduce por quin, quina; v.gr.: Uno de estos pañuelos, no sé cuál, es para mí: un d’estos mocadors, no sé quín, es pera mí: De las dos hermanas, ¿á cuál prefieres? de les dos chermanes, ¿á quína vóls més?
Algunas persones suelen emplear el pronombre cuyo hablando en valenciano; pero creemos que esto no es más que un castellanismo.
Pronombres indeterminados.- Algú, ningú, cuansevòl.
Algú y ningú equivalen á los castellanos alguien y nadie; no deben, por lo tanto, confundirse con algún, alguna, ningún, ninguna, que son adjetivos.
El pronombre cuansevòl, equivalente á cualquiera, es invariable.
Un ó ú, una, uns, unes, se emplean también algunas veces como pronombre indeterminado.
Siendo el verbo la parte más variable de la oración, es la que en el lenguaje popular se presta á mayores abusos; aquí en esta región, donde nunca se ha legislado, suele adoptar formas tan diferentes, que para indicarlas todas habría necesidad de escribir tantas Gramáticas como pueblos hablan el valenciano: así, pues, hemos procurado ir escogiendo lo que nos ha parecido más aceptable, prefiriendo siempre en lo dudoso lo regular á lo irregular, y en igualdad de circunstancias, lo de Valencia á lo de fuera y las formas de las clases ilustradas (siempre que no sean castellanismos) á las del pueblo indocto.
Como en todas las Gramáticas empieza el estudio del verbo con numerosas definiciones y explicaciones de Gramática general acerca de lo que es verbo sustantivo y adjetivo, activo, neutro, reflexivo, regular, irregular, etc., etc., modos, tiempos, personas y demás mecanismos de la conjugación, creemos muy del caso recordar á nuestros lectores la advertencia que hemos hecho en la pág. 32, á fin de que no se tache de incompleto el presente artículo: puesto que cuantos lean este libro han de ser por lo general personas versadas en la Gramática castellana, la supresión que hacemos es antes beneficiosa que perjudicial, y además de esto, perfectamente lógica, ya que este libro es, más que una Gramática valenciana, un estudio comparativo de nuestra lengua con la castellana.
Algo hemos de decir, sin embargo, respecto de la conjugación de los verbos valencianos; no hemos podido encontrar de ningún modo en nuestro lenguaje hablado algunas formas del subjuntivo castellano y las hemos suprimido por lo tanto en nuestras conjugaciones; sin embargo, si alguien nos convence de que se usan, no tenemos el menor inconveniente en admitirlas: dichas formas son la tercera del pretérito imperfecto de subjuntivo y el futuro imperfecto del mismo modo; es decir, las castellanas amase, amare; temiese, temiere; partiese, partiere: la primera se usó antiguamente y aun se usa hoy en Cataluña, pero no en la región valenciana; la segunda creemos que no se ha usado nunca, se sustituye tal vez con la primera forma del pretérito imperfecto: (en esto de pretéritos y futuros condicionales habría mucho que decir y retocar en casi todas las Gramáticas, empezando por la de la Academia Española).
Las conjugaciones valencianas deben reducirse á tres como las castellanas: la primera en ar, la segunda en re ó er, la tercera en ir. Al frente de cada una de ellas indicaremos sus principales modificaciones.
Lo mismo que en castellano los verbos propiamente auxiliares en nuestra lengua son haver y ser; aunque otros, de que luego hablaremos, hagan el oficio de tales en algunos casos, especialmente el verbo anar en el pretérito perfecto.
Este verbo auxiliar tiene también los caracteres de activo y de impersonal.
MODO INDICATIVO
Presente
Yò...... he ó yò ha.
Tu...... has
Ell....... ha (en impersonal hia).
Nosatros. ham ó havem.
Vosatros. hau ó havéu.
Ells......... han (en impersonal hian).
Pretérito imperfecto
Yò...... había. Nosatros. havíem.
Tu...... havíes. Vosatros. havíeu.
Ell....... havía. Ells......... havíen.
Pretérito perfecto
Yò...... haguí ó vach haver.
Tu...... hagueres ó vas haver.
Ell....... hagué ó va haver.
Nosatros. haguerem ó varem haver.
Vosatros. haguereu ó vareu haver.
Ells......... hagueren ó varen haver.
Futuro simple
Yò...... hauré. Nosatros. haurem.
Tu...... haurás. Vosatros. hauréu.
Ell....... haurá. Ells......... haurán.
Este verbo carece de imperativo como auxiliar, pero téngase presente que como activo suele suplir al verbo tindre, especialmente en la segunda persona del singular; casi nadie dice te ó tin, sino hias; (la forma chas nos parece impropia).
MODO SUBJUNTIVO
Presente
Yò...... hacha. Nosatros. haguem ó háchem.
Tu...... haches. Vosatros. haguéu ó hacheu.
Ell....... hacha. Ells......... hachen.
Pretérito imperfecto
Yò...... haguera y hauría.
Tu...... hagueres y hauríes.
Ell....... haguera y hauría.
Nosatros. haguerem y hauríem.
Vosatros. haguereu y hauríeu.
Ells......... hagueren y hauríen.
Gerundio. . . . . . . . . Havent.
Participio. . . . . . . . . Hagut.
Indicativo; presente
Yò...... soc. Nosatros. som.
Tu...... eres. Vosatros. sou.
Ell....... es. Ells......... son.
Pretérito imperfecto
Yò...... era. Nosatros. érem.
Tu...... eres. Vosatros. ereu.
Ell....... era. Ells......... eren.
Pretérito perfecto
Yò......siguí ó vach ser
Tu......sigueres, fores ó vas ser
Ell....... sigué, fon ó va ser
Nosatros. siguérem, forem ó várem ser.
Vosatros. siguereu, foreu ó vareu ser.
Ells......... sigueren, foren ó varen ser.
Futuro simple
Yò...... seré. Nosatros. serem.
Tu...... serás. Vosatros. seréu.
Ell....... será. Ells......... serán.
Imperativo
Siguem ó sigam nosatros.
Sigues tu. Siguéu ó sigáu vosatros.
Siga ell. Siguen ells.
Subjuntivo presente
Yò...... siga. Nosatros. siguem ó sigam.
Tu...... sigues. Vosatros. siguéu ó sigáu.
Ell....... siga. Ells.......... siguen.
Pretérito imperfecto
Yò...... fora ó seria. Nosatros. forem ó seríem.
Tu...... fores ó seríes. Vosatros. foreu ó seríeu.
Ell....... fora ó sería. Ells......... foren ó seríen.
Gerundio . . . . . . . .Sent.
Participio. . . . . . . Sigut.
Además de estos dos verbos hay algunos otros que, lo mismo que en castellano, son también auxiliares para la formación de los tiempos compuestos de otros verbos; por ejemplo: tinc qu’anar á misa; quedá resòlt el negòsi; deixem estar que diguen; devía d’estar así.
Pero tiene nuestra lengua otro auxiliar mucho más característico que éstos y del cual debemos ocuparnos con más detención porque no existe en la castellana; es este el verbo anar, con cuyo presente de indicativo (especial como auxiliar y diferente del que tiene como verbo activo) formamos los pretéritos perfectos de indicativo, siendo tan común su uso, que hay comarcas muy extensas en donde no se emplea nunca el tiempo simple; en la Plana, por ejemplo, ningún hijo del país dice parlí ó cantárem, sino vach parlar ó varem cantar. Las desinencias que se dan á este auxiliar son diferentes según los pueblos, pero en este libro sólo usamos una por parecernos la más usual y la más conforme con lo preceptuado en las Gramáticas catalanas: vamos, sin embargo, á poner aquí un ejemplo para indicarlas todas.
Pretérito perfecto del verbo ser
Yò.......... vach ser.
Tu.......... vas ser, vares ser ó vaes ser.
Ell........... va ser.
Nosatros. vam ser, váem ser ó várem ser.
Vosatros. vau ser, váeu ser ó vareu ser.
Ells.......... van ser, vaen ser ó varen ser.
Los verbos que pertenecen á la primera conjugación hacen el infinitivo en ar, el gerundio en ant, el participio en at, la segunda persona del singular del imperativo en a suave, y el singular del presente de subjuntivo en e, es, e.
Advertimos aquí de una vez para todas las conjugaciones, que haremos en éstas caso omiso de ciertas modificaciones que se hacen en varios pueblos, y pondremos tan solo las desinencias que creamos más propias y generales: así en esta conjugación terminaremos en e la primera persona del singular del presente de indicativo, aunque algunas comarcas, como el Maestrazgo, la terminan en o (yò parlo), y en a la tercera del mismo tiempo y la primera y tercera del pretérito imperfecto que en Castellón y algunos pueblos de su distrito terminan en e (ell parle, yò parlave, ell parlave).
EJEMPLO DE LA PRIMERA CONJUGACIÓN
PARLAR
Indicativo presente
Yò...... parle. Nosatros. parlem.
Tu...... parles. Vosatros. parléu.
Ell....... parla. Ells......... parlen.
Pretérito imperfecto
Yò...... parlava. Nosatros. parlávem.
Tu...... parlaves. Vosatros. parlaveu.
Ell....... parlava. Ells......... parlaven.
Pretérito perfecto
Yò...... parlí, vach parlar ó he parlar
Tu...... parlares, vas parlar ó has parlat.
Ell....... parlá, va parlar ó ha parlat.
Nosatros. parlárem, varem parlar ó ham parlat.
Vosatros. parlareu, vareu parlar ó hau parlat.
Ells......... parlaren, van parlar ó han parlat.
Pretérito pluscuamperfecto
Yò...... havía parlat. Nosatros. havíem parlat.
Tu...... havíes parlat. Vosatros. havíeu parlat.
Ell....... havía parlat. Ells......... havíen parlat.
Futuro imperfecto
Yò...... parlaré. Nosatros. parlarem.
Tu...... parlarás. Vosatros. parlaréu.
Ell....... parlará. Ells......... parlarán.
Futuro perfecto
Yò...... hauré parlat. Nosatros. haurem parlat.
Tu...... haurás parlat. Vosatros. hauréu parlat.
Ell....... haurá parlat. Ells......... haurán parlat.
Imperativo
Parlem nosotros.
Parla tu. Parléu vosatros.
Parle ell. Parlen ells.
Subjuntivo: presente
Yò...... parle. Nosatros. parlem.
Tu...... parles. Vosatros. parléu.
Ell....... parle. Ells......... parlen.
Pretérito imperfecto
Yò...... parlara y parlaría.
Tu...... parlares y parlaríes.
Ell....... parlara y parlaría.
Nosatros. parlárem y parlaríem.
Vosatros. parlareu y parlaríeu.
Ells........ parlaren y parlaríen.
Pretérito perfecto
Yò...... hacha parlat. Nosatros. hachem parlat.
Tu...... haches parlat. Vosatros. hachéu parlat.
Ell....... hacha parlat. Ells......... hachen parlat.
Pretérito pluscuamperfecto
Yò.......... haguera y hauría parlat.
Tu.......... hagueres y hauríes parlat.
Ell........... haguera y hauría parlat.
Nosatros. haguérem y hauríem parlat.
Vosatros. haguereu y hauríeu parlat.
Ells.......... hagueren y hauríen parlat.
Infinitivo
Presente...... Parlar.
Pretérito...... Haver parlat.
Futuro......... Haver de parlar ó tindre que parlar.
Gerundio..... Parlant.
Participio..... Parlat.
Los verbos de la segunda conjugación hacen el infinitivo en re ó er, el gerundio en ent, el participio en ut, la segunda persona del singular del imperativo sin desinencia alguna, es decir, con sólo las letras radicales, y el singular del presente de subjuntivo en ga, gues, ga.
Para la mejor inteligencia de esta conjugación, conviene tener presente, que como regla general (pues hay muchas excepciones que ya estudiaremos al tratar de los verbos irregulares), el cómputo de las letras radicales debe hacerse de diferente manera, según la terminación de los infinitivos:
En los verbos en dre la desinencia es dre. ven-dre:
En los en tre, bre y pre..................re... bat-re:
En los en ure............................ure... tra-ure:
En los en er grave........................er... córr-er:
En los en er aguda........................er... pod-er:
El futuro imperfecto en los tres primeros grupos es el infinitivo acentuando la terminación: en el cuarto se forma añadiendo una e al infinitivo.
Como habrá notado el lector, ni aun los mismos verbos que acabamos de poner como modelos, se ajustan en absoluto á la regla general, particularmente en lo relativo al participio; y es que en esta conjugación son más los verbos irregulares que los regulares.
Antiguamente entre nosotros, como hoy en Cataluña, solían terminar todos estos verbos en er, diciéndose véndrer, bátrer, tráurer, etc.; pero en la actualidad es indudable que se ha suprimido la r final en todo el reino y terminan en re.
EJEMPLO DE LA SEGUNDA CONJUGACIÓN
VENDRE
Indicativo presente
Yò...... venc. Nosatros. venem.
Tu...... vens. Vosatros. venéu.
Ell....... ven. Ells......... venen.
Pretérito imperfecto
Yò...... venía. Nosatros. veníem.
Tu...... veníes. Vosatros. veníeu.
Ell....... venía. Ells......... veníen.
Pretérito perfecto
Yò.......... venguí, vach vendre ó he venut.
Tu.......... vengueres, vas vendre ó has venut.
Ell........... vengué, va vendre ó ha venut.
Nosatros. venguerem, várem vendre ó ham venut.
Vosatros. venguereu, vareu vendre ó hau venut.
Ells.......... vengueren, van vendre ó han venut.
Pretérito pluscuamperfecto
Yò...... havía venut. Nosatros. havíem venut.
Tu...... havíes venut. Vosatros. havíeu venut.
Ell....... havía venut. Ells......... havíen venut.
Futuro imperfecto
Yò...... vendré. Nosatros. vendrem.
Tu...... vendrás. Vosatros. vendréu.
Ell....... vendrá. Ells......... vendrán.
Futuro perfecto
Yò...... hauré venut. Nosatros. haurem venut.
Tu...... haurás venut. Vosatros. hauréu venut.
Ell....... haurá venut. Ells......... haurán venut.
Imperativo
Venem ó vengam nosotros.
Ven tu. Venéu ó vengáu vosatros.
Venga ell. Venguen ells.
Subjuntivo: presente
Yò...... venga. Nosatros. venguem ó vengam.
Tu...... vengues. Vosatros. venguéu ó vengáu.
Ell....... venga. Ells......... venguen.
Pretérito imperfecto
Yò...... venguera y vendría.
Tu...... vengueres y vendríes.
Ell....... venguera y vendría.
Nosatros. venguérem y vendríem.
Vosatros. venguereu y vendríeu.
Ells......... vengueren y vendríen.
Pretérito perfecto
Yò...... hacha venut. Nosatros. hachem venut.
Tu...... haches venut. Vosatros. hachéu venut.
Ell....... hacha venut. Ells......... hachen venut.
Pretérito pluscuamperfecto
Yò..... haguera y hauría venut.
Tu.... hagueres y hauríes venut.
Ell...... haguera y hauría venut.
Nosatros. haguérem y hauríem venut.
Vosatros. haguereu y hauríeu venut.
Ells......... hagueren y hauríen venut.
Infinitivo
Presente...... Vendre.
Pretérito...... Haver venut.
Futuro......... Haver de vendre ó tindre que vendre.
Gerundio..... Venent.
Participio..... Venut.
Los verbos de la tercera conjugación hacen el infinitivo en ir, el gerundio en int, el participio en it, la segunda persona del singular del imperativo en is y el singular del presente de subjuntivo en isca, isques, isca (12).
EJEMPLO DE LA TERCERA CONJUGACIÓN
PATIR
Indicativo presente
Yò...... patisc. Nosatros. patim.
Tu...... patises. Vosatros. patiu.
Ell....... patís. Ells......... patisen.
Pretérito imperfecto
Yò...... patía. Nosatros. patíem.
Tu...... patíes. Vosatros. patíeu.
Ell....... patía. Ells......... patíen.
Pretérito perfecto
Yò.......... patí, vach patir ó he patit.
Tu.......... patires, vas patir ó has patit.
Ell........... patí, va patir ó ha patit.
Nosatros. patírem, várem patir ó ham patit.
Vosatros. patireu, vareu patir ó hau patit.
Ells.......... patiren, van patir ó han patit.
Pretérito pluscuamperfecto
Yò...... havía patit. Nosatros. havíem patit.
Tu...... havíes patit. Vosatros. havíeu patit.
Ell....... havía patit. Ells.......... havíen patit.
Futuro imperfecto
Yò...... patiré. Nosatros. patirem.
Tu...... patirás. Vosatros. patiréu.
Ell....... patirá. Ells......... patirán.
Futuro perfecto
Yò...... hauré patit. Nosatros. haurem patit.
Tu...... haurás patit. Vosatros. hauréu patit.
Ell....... haurá patit. Ells......... haurán patit.
Imperativo
Patim nosotros.
Patís tu. Patiu vosatros.
Patisca ell. Patisquen ells.
Subjuntivo presente
Yò...... patisca Nosatros. patim.
Tu...... patisques. Vosatros. patiu.
Ell....... patisca. Ells......... patisquen.
Pretérito imperfecto
Yò...... patira y patiría.
Tu...... patires y patiríes.
Ell....... patira y patiría.
Nosatros. patírem y patiríem.
Vosatros. patireu y patiríeu.
Ells......... patiren y patiríen.
Pretérito perfecto
Yò...... hacha patit. Nosatros. háchem patit.
Tu...... haches patit. Vosatros. hacheu patit.
Ell....... hacha patit. Ells......... hachen patit.
Pretérito pluscuamperfecto
Yò......... haguera y hauría patit.
Tu......... hagueres y hauríes patit.
Ell.......... haguera y hauría patit.
Nosatros. haguérem y hauríem patit.
Vosatros. haguereu y hauríeu patit.
Ells........ hagueren y hauríen patit.
Infinitivo
Presente...... Patir.
Pretérito...... Haver patit.
Futuro......... Haver de patir ó tindre que patir.
Gerundio..... Patint.
Participio..... Patit.
Se cree generalmente que en valenciano son muchas las irregularidades que presenta la conjugación de los verbos, pero no es así; después de estudiar el asunto con la mayor detención, hemos podido comprobar que entre los de la primera conjugación apenas si hay irregulares y que en la segunda y en la tercera, aunque son muchos, no exceden en manera alguna á los de las mismas en castellano.
Tenemos en primer lugar, que los numerosísimos verbos, en cuya penúltima sílaba entran la e ó la o y que por este solo hecho son irregulares en castellano, no lo son en nuestra lengua, pues decimos yò asèrte, yò entenc, tu contes, tu mòus, etcétera.
Respecto á los incluídos en las demás clases, que después de estas dos sigue indicando la Gramática de la Academia, también los hay que en valenciano siguen las reglas de su respectiva conjugación; mas á fin de facilitar en nuestra lengua el estudio de los demás, ya que son muy diferentes sus irregularidades de las que presentan sus equivalentes castellanos, los agruparemos por conjugaciones.
Antes de esto debemos advertir, como lo hace la Academia, que “la identidad de letras radicales y terminaciones que se establece para distinguir los verbos regulares de los irregulares, no se destruye con las leves mutaciones á que obliga á veces la ortografía:” así los verbos tocar, tancar, pagar, no dejan de ser regulares porque cambien la c en qu ó admitan una u después de la g en algunos tiempos ó personas como yò tòque, nosotros tanquem, ells paguen; ni los en ure y otros, porque tomen una h antes de la sílaba ue, como trahuen, escrihuen, dihuen, etc.
Como decimos antes, son tan contados los verbos irregulares de esta conjugación, que quizá no sean más de tres; estos son: anar, estar y matar, este último sólo en el participio, pues si bien suele usarse el regular, es más común decir l’han mòrt que l’han matat.
Los otros dos tienen las siguientes irregularidades (13):
ANAR
Presente de indicativo
Yò vach, tu vas, ell va, ells van.
Futuro imperfecto
Yò aniré, tu anirás, ell anirá, nosatros anirem, vosatros aniréu, ells anirán.
Imperativo
Ves tu, vacha ell, vachen ells.
Presente de subjuntivo
Yò vacha, tu vaches, ell vacha, ells vachen.
Pretérito imperfecto
Yò aniría, tu aniríes, ell aniría, nosatros aniríem, vosatros aniríeu, ells aniríen.
Este verbo, que representa en valenciano á los dos castellanos ir y andar, no tiene como activo otras irregularidades que las indicadas; pero cuando se usa como auxiliar tiene además irregulares la primera y segunda personas del plural del presente de indicativo según se dijo ya en la página 55.
ESTAR (14)
Presente de indicativo
Yò estic, tu estás, ell está, ells están.
Pretérito perfecto
Yò estiguí, tu estigueres, ell estigué.
Nosatros estiguérem, vosatros estiguereu, ells estigueren.
Imperativo
Está ó estigues tu, estiga ell.
Estem ó estiguem nosatros, estéu ó estiguéu vosatros, estiguen ells.
Presente de subjuntivo
Yò estiga, tu estigues, ell estiga.
Nosatros estiguem, vosatros estiguéu, ells estiguen.
Pretérito imperfecto
Yò estiguera, tu estigueres, ell estiguera.
Nosatros estiguérem, vosatros estiguereu, ells estigueren.
Es tan grande la confusión que reina en nuestra lengua en lo que se refiere á la segunda conjugación, que sería casi preciso anotar una por una las conjugaciones de todos los verbos que á ella pertenecen si hubiera necesidad de fijar con precisión todas sus formas; pero como esta misma incertidumbre, hija de la variedad de modificaciones que sufren en diversas comarcas, nos da el derecho de escoger con libertad las que nos parezcan más propias y más regulares, condensaremos en lo posible su estudio agrupando los verbos por desinencias y dejando que se consideren como regulares todos aquellos de los cuales no hagamos mención especial.
Son regulares en todas sus formas excepto en el participio que es irregular en la mayoría.
Los en endre, excepto vendre y sèndre, hacen el participio en és; como entés, defés, suspés.
Los en òldre lo hacen en òlt; como mòlt, absòlt, resòlt: exceptúase dòldre que hace dolgut.
Fondre y sus compuestos hacen fus.
Pòndre y los suyos, pòst.
Valdre y el impersonal caldre, valgut y calgut.
Pèdre, sèndre, pendre y los compuestos de éste ofrecen la particularidad, desconocida en otras lenguas de que tienen irregular el infinitivo, pues resultarían casi regulares sus conjugaciones si escribiéramos pèrdre, sèrndre y prendre: adviértase que para pèrdre deben computarse como letras radicales hasta la d inclusive en el presente y el pretérito imperfecto de indicativo y en el infinitivo.
Veamos, al efecto, la conjugación de estos tres verbos.
PÈDRE
Presente de indicativo
Pèrc, pèrts, pèrt, perdem, perdéu, pèrden.
Pretérito imperfecto
Perdía, perdíes, perdía, perdíem, perdíeu, perdíen.
Pretérito perfecto
Perguí, pergueres, pergué, perguérem, perguereu, pergueren.
Futuro simple
Pedré, pedrás, pedrá, pedrem, pedréu, pedrán.
Imperativo
Pèrt tu, pèrga ell, perdem ó pergam, perdéu ó pergáu, pèrguen.
Presente de subjuntivo
Pèrga, pèrgues, pèrga, perguem, perguéu, pèrguen.
Pretérito imperfecto
Perguera y pedría, pergueres y pedríes, perguera y pedría, perguérem y pedríem, perguereu y pedríeu, pergueren y pedríen.
Infinitivo.. Pèdre.
Gerundio.. Perdent.
Participio.. Perdut.
SÈNDRE
Presente de indicativo
Sèrnc, sèrns, sèrn, sernem, sernéu, sèrnen.
Pretérito imperfecto
Sernía, serníes, sernía, serníem, serníeu, serníen.
Pretérito perfecto
Sernguí, serngueres, serngué, sernguérem, sernguereu, serngueren.
Futuro simple
Sendré, sendrás, sendrá, sendrem, sendréu, sendrán.
Imperativo
Sèrn tu, sèrnga ell, sernem, sernéu, sèrnguen.
Presente de subjuntivo
Sèrnga, sèrngues, sèrnga, sernguem, sernguéu, sèrnguen.
Pretérito imperfecto
Sernguera y sendría, serngueres y sendríes, sernguera y sendría, sernguérem y sendríem, sernguereu y sendríeu, serngueren y sendríen.
Infinitivo. Sèndre.
Gerundio. Sernent.
Participio. Sernut
PENDRE
Presente de indicativo
Prenc, prens, pren, prenem, prenéu, prenen.
Pretérito imperfecto
Prenía, preníes, prenía, preníem, preníeu, preníen.
Pretérito perfecto
Prenguí, prengueres, prengué, prenguerem, prenguereu, prengueren.
Futuro simple
Pendré, pendrás, pendrá, pendrem, pendréu, pendrán.
Imperativo
Pren tu, prenga ell, prenem, prenéu, prenguen.
Presente de subjuntivo
Prenga, prengues, prenga, prenguem, prenguéu, prenguen.
Pretérito imperfecto
Prenguera y pendría, prengueres y pendríes, prenguera y pendría, prenguérem y pendríem, prenguereu y pendríeu, prengueren y pendríen.
Infinitivo. Pendre.
Gerundio. Prenent.
Participio. Pres.
Leídas estas conjugaciones, salta á la vista la exactitud de lo que hemos dicho respecto á la irregularidad de su infinitivo; nótese en efecto, que sólo el futuro simple y la segunda forma del pretérito imperfecto de subjuntivo, conservan la raíz del infinitivo; esto es, las dos formas que con mayor facilidad se transformarían al modificarse aquél, fuera en uno ú otro sentido.
Tindre, vindre y sus compuestos cambian la i radical en e y tienen además irregulares algunas desinencias en los siguientes tiempos:
Presente de indicativo
Tinc, tens, te, tenim, teníu, tenen. Vinc, vens, ve, etc.
Pretérito imperfecto
Tenía, teníes, tenía, teníem, teníeu, teníen. Venía, veníes, venía, etc.
Imperativo
Tin ó te tu (15), tinga ell, tenim ó tingam, teníu ó tingau, tinguen. Vine tu, vinga ell, venim ó vingam, etc.
Infinitivo... Tindre, vindre.
Gerundio.. Tenint, venint.
Participio. Tingut ó tengut, vingut ó vengut.
Hacen la primera persona del presente de indicativo como la tercera; es decir, sólo con las letras radicales, y no toman la g de los regulares en el pretérito perfecto de indicativo ni en el imperativo y subjuntivo.
Ejemplo:
Presente de indicativo
Promet, promets, promet, prometem, prometéu, prometen.
Pretérito perfecto
Prometí, prometeres, prometé, prometérem, prometereu, prometeren.
Imperativo
Promet tu, prometa ell, prometem, prometéu, prometen.
Presente de subjuntivo
Prometa, prometes, prometa, prometem, prometéu, prometen.
Pretérito imperfecto
Prometera y prometría, prometeres y prometríes, prometera y prometría, prometerem y prometríem, prometereu y prometríeu, prometeren y prometríen.
Los en etre hacen además el participio en és; verbigracia: acomés, promés, somés.
Rebre, que ya no se usa sino en la acepción de recibir castigo, es defectivo, pues casi no se emplea más que en futuro y en infinitivo.
Rompre se sustituye casi en absoluto por trencar.
Cabre tiene las siguientes irregularidades, además de las propias de este grupo.
Presente de indicativo
Ell cap.
Imperativo
Cap tu, capia ell, capiem, capiéu, capien.
Presente de subjuntivo
Capia, capies, capia, capiem, capiéu, capien.
Pretérito imperfecto
Capiera, capieres, capiera, capiérem, capiereu, capieren.
En algunos pueblos se le aproxima más á los regulares, pues se dice capiguí, cápiga, capiguera, etc.
Estos verbos conservan la u radical en la segunda y tercera persona del singular y tercera del plural del presente de indicativo, en la segunda del singular del imperativo y en la segunda forma del pretérito imperfecto de subjuntivo.
Ejemplo:
Presente de indicativo
Crec, creus, creu, creem, creéu, crehuen.
Imperativo
Creu tu, crega ell.
Pretérito imperfecto de subjuntivo
Creguera y creuría, cregueres y creuríes, creguera y creuría, creguérem y creuríem, creguereu y creuríeu, cregueren y creuríen.
Los en eure, iure, oure, cuyos equivalentes castellanos terminan en ber, bir, ver ó vir, cambian además dicha u radical en v en la primera y segunda persona del plural del presente de indicativo, en todo el pretérito imperfecto y en el gerundio.
Ejemplo:
Presente de indicativo
Bec, beus, beu, bevem, bevéu, behuen.
Pretérito imperfecto
Bevía, bevíes, bevía, bevíem, bevíeu, bevíen.
Gerundio. Bevent.
Escriure y sus compuestos cambian además en i la e de la desinencia en el presente y gerundio: escrivim, escrivíu, escrivint.
Viure y los suyos tienen las siguientes irregularidades:
Presente de indicativo
Visc, vius, viu, vivim, vivíu, vihuen.
Pretérito imperfecto
Vivía, vivíes, etc.
Pretérito perfecto
Visquí, visqueres, visqué, visquérem, visquereu, visqueren.
Imperativo
Viu tu, visca ell, vivim ó viscam, vivíu ó viscáu, visquen.
Presente de subjuntivo
Visca, visques, visca, visquem ó viscam, visquéu ó viscáu, visquen.
Pretérito imperfecto
Visquera y viuría, visqueres y viuríes, visquera y viuría, visquérem y viuríem, visquereu y viuríeu, visqueren y viuríen.
Gerundio. Vivint.
Participio. Viscut.
Caure y sus compuestos decaure y recaure añaden una i á su raíz en algunas formas; son éstas:
Presente de indicativo
Yò caic.
Pretérito perfecto
Caiguí, caigueres, caigué, caiguérem, caiguereu, caigueren.
Imperativo
Caiga ell, caiguen ells.
Presente de subjuntivo
Caiga, caigues, caiga, caiguem, caiguéu, caiguen.
Pretérito imperfecto
Caiguera, caigueres, caiguera, caiguérem, caiguereu, caigueren.
Participio
Caigut.
En cuanto al participio de los verbos en ure hay que advertir que los que lo tienen en ut añaden una g á la raíz; como ragut, begut, cregut, degut, mogut, plogut.
Viure y sus compuestos hacen viscut.
Caure y los suyos, caigut.
Traure y los suyos, tret.
Escriure, escrit.
Riure, rist.
Còure tiene dos; cuando significa cocer, hace cuit; cuando escocer ó doler, cogut: por ejemplo: ya he CUIT l’òlla, pero m’he cremat y m’ha COGUT molt.
El antiguo veure que hoy se pronuncia vore en todo el reino, es muy irregular y se conjuga de la siguiente manera en sus formas simples:
Presente de indicativo
Vech, veus, veu, veem, veéu, vehuen.
Pretérito imperfecto
Vea, vees, vea, véem, veeu, veen.
Pretérito perfecto
Viu ó vechguí, veres ó vechgueres, viu ó vechgué, vérem ó vechguereu, veren ó vechgueren.
Futuro imperfecto
Voré, vorás, vorá, vorem, voréu, vorán.
Imperativo
Veches tu, vecha ell, vechem ó vecham, vechéu ó vecháu, vechen.
Presente de subjuntivo
Vecha, veches, vecha, vechem ó vecham, vechéu ó vecháu, vechen.
Pretérito imperfecto
Vera ó vechguera y voría, veres ó vechgueres y voríes, vera ó vechguera y voría, vérem ó vechguérem y voríem, vereu ó vechguereu y voríeu, veren ó vechgueren y voríen.
Infinitivo. Vore.
Gerundio. Véent.
Participio. Vist.
Los en áñer y éñer, como atáñer, pláñer, espéñer y féñer, pueden considerarse como defectivos; casi no se usan sino en algunas de sus formas, todas ellas regulares excepto el participio que suelen hacerlo en gut, y el futuro en dré.
Los en áixer y éixer son muy irregulares; la mayoría de ellos se conjugan del siguiente modo:
Presente de indicativo
Naixc, naixes, naix, naixem, naixéu, naixen.
Pretérito imperfecto
Naixía, naixíes, naixía, naixíem, naixíeu, naixíen.
Pretérito perfecto
Naixquí, naixqueres, naixqué, naixquérem, naixquereu, naixqueren.
Futuro imperfecto
Naixeré, naixerás, naixerá, naixerem, naixeréu, naixerán.
Imperativo
Naix tu, naixca ell, naixquem, naixquéu, naixquen.
Presente de subjuntivo
Naixca, naixques, naixca, naixquem, naixquéu, naixquen.
Pretérito imperfecto
Naixquera y naixería, naixqueres y naixeríes, naixquera y naixería, naixquérem y naixeríem, naixquereu y naixeríeu, naixqueren y naixeríen.
Infinitivo. Náixer.
Gerundio. Naixent.
Participio. Naixcut.
Amanéixer, conéixer y paréixer con sus compuestos se apartan bastante de la conjugación de los demás del grupo.
Ejemplo:
Presente de indicativo
Coneixc ó conec, coneixes, coneix, coneixem, coneixéu, coneixen.
Pretérito imperfecto
Coneixía, coneixíes, coneixía, coneixíem, coneixíeu, coneixíen.
Pretérito perfecto
Coneguí, conegueres, conegué, coneguérem, coneguereu, conegueren.
Futuro simple
Coneixeré, coneixerás, coneixerá, coneixerem, coneixeréu, coneixerán.
Imperativo
Coneix tu, conega ell, coneguem, coneguéu, coneguen.
Presente de subjuntivo
Conega, conegues, conega, coneguem, coneguéu, coneguen.
Pretérito imperfecto
Coneguera y coneixería, conegueres y coneixeríes, coneguera y coneixería, coneguérem y coneixeríem, coneguereu y coneixeríeu, conegueren y coneixeríen.
Infinitivo. Conéixer.
Gerundio. Coneixent.
Participio. Conegut.
Vénser y sus compuestos tienen irregularidades en los siguientes tiempos:
Presente de indicativo
Vensc, venses, vens, vensem, venséu, vensen.
Pretérito perfecto
Vensí, venseres, vensé, vensérem, vensereu, venseren.
Imperativo
Vens tu, vensa ell, vensem, vensáu, vensen.
Presente de subjuntivo
Vensa, venses, vensa, vensem, venséu, vensen.
Pretérito imperfecto
Vensera y vensería, venseres y venseríes, vensera y vensería, vensérem y venseríem, vensereu y venseríeu, venseren y venseríen.
Tòrser lo conjugan unos como náixer y otros como vénser: el participio es torsut.
Córrer y sus compuestos tienen los siguientes tiempos irregulares:
Presente de indicativo
Córrec, corres, corre, correm, corréu, corren.
Pretérito perfecto
Correguí, corregueres, corregué, correguérem, correguereu, corregueren.
Imperativo
Corre tu, córrega ell, correm ó correguem, corréu ó correguéu, córreguen.
Presente de subjuntivo
Córrega, córregues, córrega, correguem, correguéu, córreguen.
Pretérito imperfecto
Correguera y correría, corregueres y correríes, correguerem y correríem, correguereu y correríeu, corregueren y correríen.
Gerundio.. Corrent (la forma correguent no es propia).
Participio.. Corregut.
Témer está en desuso; en su acepción directa se sustituye en todas partes por tindre pòr ó tindre temor: en la de sospechar ó recelar algún daño, además de emplearse estos mismos ó parecidos equivalentes, hemos oído muchas veces emplear á las clases populares de algunas comarcas un verbo que no conocemos en el lenguaje escrito, el verbo temar; v. gr.: Ya’m temava yò lo que pasa; y yò tamé me hu vach temar.
Son todos ellos muy irregulares.
PODER
Presente de indicativo
Puc, pòts, pòt, podem, podéu, pòden.
Pretérito imperfecto
Podía, podíes, podía, podíem, podíeu, podíen.
Pretérito perfecto
Puguí, pugueres, pugué, puguérem, puguereu, pugueren.
Futuro simple
Podré, podrás, podrá, podrem, podréu, podrán.
Imperativo (16)
Pòt ó pugues tu, puga ell, puguem, puguéu, puguen
Presente de subjuntivo
Puga, pugues, puga, puguem ó pugam, puguéu ó pugáu, puguen.
Pretérito imperfecto
Puguera y podría, pugueres y podríes, puguera y podría, puguérem y podríem, puguereu y podríeu, pugueren y podríen.
Gerundio.. Podent.
Participio... Pogut.
Voler se conjuga casi exactamente igual al anterior: donde aquél cambia la raíz en pu, éste la muda en vull:
Presente de indicativo
Vullc, vòls, vòl, volem, voléu, vòlen.
Pretérito imperfecto
Volía, volíes, etc.
Pretérito perfecto
Vullguí, vullgueres, etc.
Futuro simple
Voldré, voldrás, etc.
Imperativo
Vòl ó vullgues tu, vullga ell, etc.
Presente de subjuntivo
Vullga, vullgues, etc.
Futuro imperfecto
Vullguera y voldría, etc.
Gerundio.. Volent.
Participio... Volgut ó vullgut.
SABER
Presente de indicativo
Sé, saps, sap, sabem, sabéu, saben.
Pretérito perfecto
Sabí, saberes, sabé, sabérem, sabereu, saberen.
Futuro simple
Sabré, sabrás, sabrá, sabrem, sabréu, sabrán.
Imperativo
Sapies tu, sapia ell, sapiem ó sapiam, sapiéu ó sapiáu, sapien.
Presente de subjuntivo
Sapia, sapies, sapia, sapiem ó sapiam, sapiéu ó sapiáu, sapien.
Pretérito imperfecto
Sapiera y sabría, sapieres y sabríes, sapiera y sabría, sapiérem y sabríem, sapiereu y sabríeu, sapieren y sabríen.
Este verbo, sin duda por su continuo uso, es una prueba palpable del desbarajuste que reina entre nosotros en lo relativo á conjugaciones: en el pretérito perfecto, por ejemplo, unos dicen sapiguí, sapigueres, etc., y otros dicen sapieres, sapié; en vez de sapia y sapiera, hay pueblos que pronuncian sápiga, sapiguera ó sabera; en el plural del imperativo suelen muchos emplear las formas del presente de indicativo en vez de las del subjuntivo -aunque esta confusión es peculiar á todos los verbos de la segunda- que creemos más propia.
Fer y sus compuestos.
Presente de indicativo
Fach ó fas, fas, fa, fem, feu, fan.
Pretérito imperfecto
Fea, fees, fea, féem, féeu, feen.
Pretérito perfecto
Fíu, feres, feu, férem, fereu, feren.
Futuro
Faré, farás, fará, farem, faréu, farán.
Imperativo
Fes tu, fasa ell, fem, feu, fasen.
Presente de subjuntivo
Fasa, fases, fasa, fem, feu, fasen.
Pretérito imperfecto
Fera y faría, feres y faríes, fera y faría, férem y faríem, fereu y faríeu, feren y faríen.
Gerundio... Fent.
Participio... Fet.
Si en este verbo se consideran como radicales las dos primeras letras, resulta casi regular en esta conjugación.
Presente de indicativo
Duc, dus, du, dúem ó dúyem, dúeu ó duyeu, dúen.
Pretérito imperfecto
Duya, duyes, duya, dúyem, duyeu, duyen.
Pretérito perfecto
Duguí, dugueres, dugué, duguérem, duguereu, dugueren.
Futuro
Duré, durás, durá, durem, duréu, durán.
Imperativo
Dus tu, duga ell, duguem, duguéu, duguen.
Presente de subjuntivo
Duga, dugues, duga, duguem, duguéu, duguen.
Pretérito imperfecto
Duguera y duría, dugueres y duríes, duguera y duría, duguérem y duríem, duguereu y duríeu, dugueren y duríen.
Infinitivo... Dur.
Gerundio... Duent.
Participio... Dut.
Los verbos terminados en echir, eñir y eixir cambian la e radical en i en algunos tiempos y ofrecen además varias irregularidades en sus desinencias.
Ejemplos de los en echir:
Presente de indicativo
Llichc, lliches, llich, llechim, llechíu, llichen.
Pretérito perfecto
Llichguí, llichgueres, llichgué, llichguérem, llichguereu, llichgueren.
Imperativo
Llich tu, llichga ell, llechim ó llichgam, llechíu ó llichgáu, llichguen.
Presente de subjuntivo
Llichga, llichgues, llichga, llichgam, llichgáu, llichguen.
Pretérito imperfecto
Llichguera, llichgueres, llichguera, llichguérem, llichguereu, llichgueren.
En muchos pueblos se conjugan como regulares el pretérito perfecto y la primera y segunda persona del plural del presente de subjuntivo.
Los en eñir tienen las mismas irregularidades que los del grupo anterior; tan solo se diferencian en la segunda persona del singular del presente de indicativo, cuya desinencia no lleva e; verbigracia: riñs, tiñs, constriñs.
Los en eixir cambian la raíz en los mismos tiempos, pero tienen diferentes desinencias.
Ejemplo:
Presente de indicativo
Ixc, ixes, ix, eixím, eixíu, ixen.
Pretérito perfecto
Ixquí, ixqueres, ixqué, ixquérem, ixquereu, ixqueren.
Imperativo
Ix tu, ixca ell, eixim ó ixcam, eixíu ó ixcáu, ixquen.
Presente de subjuntivo
Ixca, ixques, ixca, ixcam, ixcáu, ixquen.
Pretérito imperfecto
Ixquera, ixqueres, ixquera, ixquérem, ixquereu, ixqueren.
También, como en los anteriores, son muchos los que emplean en estos verbos las formas regulares en el pretérito perfecto de indicativo y en la primera y segunda personas del plural del presente de subjuntivo.
Vestir y sus compuestos se conjugan de diferentes maneras según las comarcas; unos los hacen completamente regulares, otros los aproximan mucho á los en eixir; sin embargo las formas irregulares más usuales nos parecen las siguientes:
Presente de indicativo
Visc, vistes, vist, vestim, vestíu, visten.
Imperativo
Vist tu, vista ell, vestim ó vistam, vestíu ó vistáu, visten.
Presente de subjuntivo
Vista, vistes, vista, vestim ó vistam, vestíu ó vistáu, visten.
El verbo sentir suele adoptar estas mismas terminaciones, pero sin cambiar la raíz.
Presente de indicativo
Senc, sents, sent, sentim, sentíu, senten.
Imperativo
Sent tu, senta ell, sentim, sentíu, senten.
Presente de subjuntivo
Senta, sentes, senta, sentim, sentíu, senten.
Los demás verbos terminados en entir, inclusos los derivados de sentir, se conjugan generalmente como regulares.
La mayoría de los que tienen o en su penúltima sílaba, la cambian en u en las personas en que los anteriores mudan la e en i y se ajustan á éstos en sus terminaciones:
Cosir y fochir, por ejemplo, se conjugan como llechir.
Bollir, collir y moñir, como los en eñir.
Tosir se conjuga como eixir, pero los pretéritos suelen hacerse siempre regulares.
Rostir, como vestir.
Morir tiene las mismas desinencias que los verbos acabados en eñir, tanto en las comarcas centrales como en las extremas del reino; pero se conjuga de manera muy diferente en unas y otras en lo relativo á sus letras radicales: en la casi totalidad de las provincias de Alicante y Castellón conserva la raíz mor en todos los tiempos y personas, mientras que en la capital y su comarca y en algunas otras poblaciones cambia aquélla en muy en los mismos tiempos que en los verbos en eñir se cambia la e en i (excepto en el presente de indicativo); en Valencia, por ejemplo, se dice yò muyc, tu mòrs, ell mòr, yò muyga, tu muygues, ell muyga; en Alicante y Castellón, yò mòrc, tu mòrs, ell mòr; yò mòrga, tu mòrgues, ell mòrga.
Dormir y sus compuestos se conjugan también como los en eñir, pero en unas personas conservan la m radical y en otras la pierden; sus irregularidades son éstas:
Presente de indicativo
Dòrc, dòrms, dòrm, dormim, dormíu, dòrmen.
Pretérito perfecto
Dorguí, dorgueres, dorgué, dorguérem, dorguereu, dorgueren.
Imperativo
Dòrm tu, dòrga ell, dormim ó dorgam, dormíu ó dorgáu, dòrguen.
Presente de subjuntivo
Dòrga, dòrgues, dòrga, dormim ó dorgam, dormíu ó dorgáu, dòrguen.
Pretérito imperfecto
Dorguera y dormiría, dorgueres y dormiríes, dorguera y dormiría, dorguérem y dormiríem, dorguereu y dormiríeu, dorgueren y dormiríen.
Obrir tiene las siguientes irregularidades:
Presente de indicativo
Òbric, òbris, òbri, obrim, obríu, òbrin.
Pretérito perfecto
Obriguí, obrigueres, obrigué, obriguérem, obriguereu, obrigueren.
Imperativo
Òbri tu, òbriga ell, obrim ú obrigam, obríu ú obrigáu, òbriguen.
Presente de subjuntivo
Òbriga, òbrigues, òbriga, obrim, obríu, òbriguen.
Participio... Obèrt ó ubèrt.
Omplir se conjuga exactamente igual al anterior, pero el participio es regular, omplit: el pretérito perfecto, tanto en uno como en otro, es muy usual hacerlo regular, pero algunos lo conjugan como queda indicado.
Cubrir y sus compuestos son regulares, excepto en el participio que es cubèrt.
Oír: sus tiempos irregulares son estos:
Presente de indicativo
Òixc, òus, òu, oím, oíu, òhuen.
Pretérito perfecto
Oixquí, oixqueres, oixqué, oixquérem, oixquereu, oixqueren.
Imperativo
Òu tu, òixca ell, oím, oíu, oixquen
Presente de subjuntivo
Òixca, òixques, òixca, oím, oíu, òixquen.
El pretérito perfecto de indicativo y el imperfecto de subjuntivo se hacen, por lo común, regulares. Debe tenerse muy presente que este verbo va cayendo en desuso, y que ya en la actualidad la mayoría de sus tiempos, especialmente los irregulares, suelen sustituirse con los equivalentes del verbo sentir, y en imperativo con las de escoltar.
Dir y sus compuestos, á pesar de pertenecer por su terminación á la tercera, tienen casi las mismas desinencias que los verbos en ure:
Presente de indicativo
Dic, dius, diu, diem, diéu, dihuen.
Pretérito perfecto
Diguí, digueres, digué, diguérem, diguereu, digueren.
Imperativo
Digues tu, diga ell, diem ó digam, diéu ó digáu, diguen.
Presente de subjuntivo
Diga, digues, diga, diguem ó digam, diguéu ó digáu, diguen.
Pretérito imperfecto
Diguera y diría, digueres y diríes, diguera y diría, diguérem y diríem, diguereu y diríeu, digueren y diríen.
Gerundio... Dient.
Participio... Dit.
La segunda persona del singular del imperativo suele adoptar la forma dis cuando se le afija un pronombre; v. gr.: disho, disli.
Es aplicable á los impersonales valencianos cuanto respecto á los castellanos dice la Gramática de la Academia; son, por lo tanto, impersonales los verbos que se refieren á fenómenos de la naturaleza, como amanéixer, ploure, rellampegar, tronar, etc., y lo son asimismo otros muchos cuando se usan en la tercera persona del plural; v.gr.: dihuen que pasará algo; conten unes còses...
Pero además de estos, tenemos los valencianos un verbo impersonal muy importante y muy usado que no tiene hoy equivalente en castellano aunque lo tuvo en otro tiempo; este impersonal es el verbo caldre que equivale al francés falloir, á los italianos bisognare y calere y al antiguo castellano caler: de tal verbo hacemos los valencianos un uso continuo, especialmente en las formas negativas y dubitativas; en las afirmativas no es tan usado (véase pág. 70).
El verbo haver cuando se usa como impersonal adopta la forma hia similar del hay castellano: algunos escriben hi ha (y no hablamos de los que escriben ya porque esto no es sino una falta de ortografía) pero creemos que esa forma no es admisible en valenciano porque entre nosotros no existe el adverbio catalán hi (17). Adviértase que en valenciano esta forma tiene plural; v. gr.: no HIA tinta, ni HIAN plomes; no HAY tinta ni HAY plumas.
En valenciano son muchos los verbos en que, por dificultades de estructura, dejan de emplearse comunmente algunos tiempos: los de la segunda conjugación, en especial, se encuentran en este caso, á excepción de algunos de uso muy frecuente como vindre, tindre, beure, etc.: en algunos de ellos eran tales sin duda las dificultades de su conjugación, que el pueblo ha ido poco á poco trasladándolos á la tercera que es más regular y agradable al oído; así de apetéixer ha hecho apetir; de caréixer, carir; de abatre, abatir; de rebre, resibir; de constréñer, constreñir; y ha sustituído otros por sus equivalentes, como rompre por trencar, y cloure por tancar.
Algunos son defectivos por su significado como atáñer, pertáñer, consernir, etc.
Se diferencian los reflexivos valencianos de los castellanos, en que sólo admiten el pronombre pospuesto en el infinitivo, el gerundio y el imperativo, pero no en los demás modos: así al traducir Quéjome de ti, no podemos decir Queixem de tu, sino Me queixe de tu.
Los reflexivos que pudiéramos llamar translativos ó de movimiento, tienen, además, entre nosotros, una particularidad notable que es la de añadir en todas sus formas al pronombre la partícula en ó ne, de modo que no decimos anarse, eixirse, entrarse, sino anarse’n, eixirse’n entrarse’n; no me vach, te entres ó eixivos, sino me’n vach, te’n entres, eixivon ó eixivos en.
Recordarsen ó enrecordarse lleva también dicha partícula, en virtud de esa lógica intuitiva del pueblo que comprende que también este verbo indica translación, no física, pero sí intelectual.
Dur y portar la llevan como prefijo cuando son reflexivos; endurse, emportarse: también suele llevarla riure, enriures.
Advertencia importante: cuídese de no confundir esta partícula que en realidad es un adverbio de lugar, con el pronombre demostrativo en que muchas veces se une también á los reflexivos, como cuando decimos: me’n mencharía una lliura (de esto ó aquello); se’n ha begut dos gòts (de algún líquido que se sobrentiende).
Muy poco hay que decir del participio valenciano en cuanto á sus diferencias del castellano: los activos terminan en ant ó ent, siendo iguales en ambos géneros; pero no se emplean sino los que el uso ha convertido enverdaderos adjetivos; como amant, escrivent, pasient, etc.
Los pasivos terminan en at cuando pertenecen á verbos de la primeraconjugación, en ut los de la segunda y en it los de la tercera; para el femenino se les añade una a, pero mudando la t final en d; como cansat, cansada; venut, venuda; partit, partida; esto es lo propio y gramatical, y así se hace en todo el reino en lo que se refiere á los de la segunda y tercera; pero en los de la primera, los femeninos en ada, el pueblo ha suprimido la última sílaba (18), y ya no se dice cansada, sino cansá, en toda la extensión de las tres provincias, salvo en muy contadas poblaciones que quizá sean las fronterizas á las comarcas que hablan en castellano.
¿Debe admitirse esta modificación en el lenguaje escrito? Opinamos que al menos en el estilo serio conviene conservar la forma ada; en el festivo ó ligero tal vez no sea posible ni conveniente, dada la universalidad de la pronunciación en á aguda.
Los participios que no terminan en at, ut ó it, son irregulares; poco hemos de decir de ellos, pues los hemos estudiado ya con bastante extensión al tratar del verbo.
Aunque hay verbos que tienen dos participios, uno regular y otro irregular, los segundos sólo se usan ya en calidad de adjetivos verbales y nunca se emplean para formar los tiempos compuestos: decimos, por ejemplo, quedá buit ó estava sòlt; pero no, s’ha buit ó s’havía sòlt, sino s’ha buidat, s’havia soltat.
Hay participios pasivos que tienen en ciertos casos significación activa; como agrait, el que agraix; callat, el que calla.
Con el participio se construyen aumentativos y diminutivos como con el adjetivo.
Respecto al régimen de los participios valencianos que es diferente del de los castellanos, trataremos en su lugar correspondiente, ó sea en la sintaxis.
El adverbio es la parte de la oración que más riqueza y variedad ofrece en la lengua valenciana, pues quizá ninguno de los castellanos deja de tener aquí su equivalente, y son en cambio muchos los valencianos que no tienen traducción posible al castellano: como en los comunes á ambas lenguas, apenas hay diferencias apreciables en lo relativo á la manera de ser empleados en la oración, nos limitamos á hacer de ellos un vocabulario comparado, á fin de que sea fácil aplicar á los valencianos las reglas que rigen los castellanos
Adverbios de tiempo
Anteayer. . . . . . . . . Despusahir.
Ayer. . . . . . . . . . . . . Ahir.
Hoy. . . . . . . . . . . . . . Huí.
Mañana. . . . . . . . . . Demá.
Pasado mañana. . . . Despusdemá.
Ahora. . . . . . . . . . . . Ara.
Antes. . . . . . . . . . . . Avans, ans.
Después. . . . . . . . . . Después, demprés.
Luego. . . . . . . . . . . . En acabant.
Tarde. . . . . . . . . . . . Tart.
Temprano. . . . . . . . Enchorn.
Pronto. . . . . . . . . . . Pronte.
Siempre. . . . . . . . . . Sempre.
Nunca. . . . . . . . . . . . May.
Jamás. . . . . . . . . . . . Chamay.
Ya. . . . . . . . . . . . . . . Ya.
Mientras. . . . . . . . . . Mentres.
Todavía, aun. . . . . . . Encara.
Cuando. . . . . . . . . . . Cuant, á la que.
Hogaño. . . . . . . . . . . Hogañ.
Antaño. . . . . . . . . . . Antañ.
Entonces. . . . . . . . . Entonses, llavors.
De lugar
Aquí. . . . . . . Así. | Allá. . . . . . . . . .Allá.
Ahí. . . . . . . . Ahí. | Arriba. . . . . . . .Dalt, amunt.
Hacia acá. . . . Desá, ensá. | Abajo. . . . Baix, avall.
Hacia allá. . . . Dellá, enllá. | Atrás. . . . . . Arrere.
Cerca. . . . . . . Prop. | Detrás. . . . . . . . Darrere.
Lejos. . . . . . . . Llunt. | Adelante. . . . . . Avant.
Donde. . . . . . Ahont. | Delante. . . . . . . Davant.
Dentro. . . . . . Dins. | Encima. . . . . . . Damunt.
Fuera. . . . . . . Fòra. | Enfrente. . . . . . Enfront.
Allí. . . . . . . . . Allí. |
De modo
Bien. . . . . . . . . . . . . . Be.
Mal. . . . . . . . . . . . . . Mal.
Como, cual. . . . . . . . Còm.
Así. . . . . . . . . . . . . . . Aixina.
Apenas. . . . . . . . . . . Apenes.
Aprisa. . . . . . . . . . . . Apresa.
Espacio. . . . . . . . . . . Espay.
Adrede. . . . . . . . . . . Apòsta.
Claro. . . . . . . . . . . . . Clar.
Buenamente. . . . . . . Bonament.
Malamente. . . . . . . . Malament.
De cantidad
Muy. . . . . . .Mol, ben. | Nada. . . . . . . Res, no res.
Mucho. . . . . Molt. | Casi. . . . . . . . . . Casi.
Poco. . . . . . . Pòc. | Cuanto. . . . . . . Cuant.
Bastante. . . . Prou. | Bien. . . . . . . . . Ben.
Demasiado. . Masa. |
De comparación
Mas. . . . . . . . . . . Mes.
Menos. . . . . . . . . Menos, meñs, manco.
Mejor. . . . . . . . . Millor.
Peor. . . . . . . . . . . Pichor.
Tan, tanto. . . . . . Tan, tant.
Cuan, cuanto. . . . Cuan, cuant.
De orden
Primeramente. Primerament.
Sucesivamente. Susesivament.
Ultimamente. Ultimament.
De afirmación
Sí. . . . . . . . . . . . . Sí.
Cierto. . . . . . . . . Sert.
También. . . . . . . Tamé, també.
Efectivamente. . . Efectivament.
De negación
No. . . . . . . . No. | Tampoco. . . . Tampòc.
Ni. . . . . . . . Ni. | Nada. . . . . . . Res (19)
Nunca. . . . . May. |
De duda
Acaso. . . . . Acás. | Tal vez. . . . . Tal vòlta.
Quizá. . . . . Quisap. | Puede ser. . . Pòt ser.
En, ne.- Como ya hemos indicado al hablar de los verbos reflexivos, aquellos de entre estos que indican movimiento, añaden en todas sus formas al pronombre esta partícula que equivale, si bien se observa á un adverbio de lugar; me’n vach, es como decir me voy de aquí, y aunque á veces añadimos también otro adverbio ó un sustantivo como éntrat’en ahí, s’en ha anat al hòrt, siempre aquel conserva su carácter y da más fuerza á la frase.
Adés.- Puede traducirse al castellano por poco ha, hace un momento ó poco antes de ahora: creemos, sin embargo, que un oído fino no quedará satisfecho con estas traducciones en ciertas frases.
Ara mateix.- Este adverbio, de uso continuo entre nosotros, es el más general y completo que puede encontrarse entre los de tiempo, pues es á la vez, y sin modificación alguna gráfica ó fonética, de pasado, de presente y de futuro: cuando se usa en pretérito es sinónimo de adés; v. gr.: ¿Cuán has vengut? Adés ó ara mateix. En presente se puede traducir al castellanoliteralmente; verbigracia: Ara mateix estic pensant en això; ahora mismo estoy pensando en eso. En futuro viene á significar dentro de poco, de aquí un momento; v. gr.: ¿Tu vens? Ara mateix aniré.
En acabant.- En la mayoría de los casos es éste casi exactamente el representante en nuestra lengua del adverbio castellano luego; pero hay frases en que esa traducción parece que resulta algo deficiente, y es necesario decir en castellano al acabar ó cuando acabe, etc., lo cual ya no son adverbios, mientras que el en acabant valenciano lo es aun en esas circunstancias.
Lendemá, á lendemá, al sendemá.- Traducción literal del francés lendemain; es decir, el día siguiente á otro de que se trata.
Lendespusdemá.- Dos días después á aquel de que se habla: como el francés le surlendemain.
Talmateix ó tamateix.- Voz muy usual entre nosotros unas veces como adverbio y otras como conjunción: su traducción propia al castellano es poco menos que imposible; según los casos puede significar ya que, casi casi, puesto que, al fin y al cabo, pues si que, ¿de veras? y quizá algo más.
No mes ó numés.-Puede traducirse por apenas, tan solo ó solamente; pero en la mayoría de los casos no alcanzan de mucho estas voces su fuerza de expresión.
Arréu.- Tiene dos acepciones bastante diferentes entre sí: la primera puede traducirse por de cualquier modo, sin orden ni concierto; por ejemplo: les còses no se fan tan arréu, hiá que mirarse més en elles; en esta acepción suele á veces esta voz hacer oficios de adjetivo (común á masculino y femenino); v. gr.: No sigues tan arréu; no seas tan desordenado ó tan dejado. En la segunda acepción significa algo parecido á sucesivamente, sin interrupción ó sin excepción alguna; es decir, sin solución de continuidad aritmética ó geométricamente; v.gr.: En este carrer totes les cases arréu son de llauradors; es decir, sin exceptuar una: ¿Còm has venut la taròncha, triada ó arréu?; es decir, ¿escogida ó toda contada? En el comercio de fruta se llama también taròncha arréu á la que se transporta sin envase, ó sea á granel. El antiguo adverbio castellano arreo, hoy inusitado, creemos que debió ser la verdadera traducción de éste.
Malbé.- No se usa sino acompañado del verbo fer (hacer); fer malbé significa desperdiciar, maltratar, estropear ó echar á perder algo.
Chens.- No tiene equivalente en castellano; sin embargo suelen usarse en el lenguaje familiar dos frases adverbiales que lo representan con bastante propiedad; estas son ni gota y ni pizca, es decir, nada absolutamente de una cosa determinada; v. gr.: No queda chens d’aigua. -¿Y vi ne queda? –Tampòc ne hia chens. En ciertas frases, en vez de significar nada, debe mejor traducirse por algo; v. gr.: ¿Be tens chens de tabaco?, es decir, ¿tienes algo ó alguna cantidad de tabaco?
Cuando modifica verbos, adverbios y adjetivos es intraducible; el francés goulte y el italiano iota pueden representarlo en algunos casos, y en otros point du tout y niente affatto; es decir, el nada absolutamente español. Ejemplos: no’t vullc chens; no está chens llunt; no es chens grasiós.
Amuntó, bònacòsa.- No son sinónimos; no pueden, en la mayoría de los casos, usarse indistintamente estos dos adverbios, y sin embargo, á ambos debe aplicarse cuanto vamos á decir.
En castellano, después de mucho y muchísimo, ya no hay más; pero en valenciano tenemos los dos adverbios de que tratamos, los cuales, siendo en ciertos casos sinónimos de molt y moltísim, les superan otras veces en expresión y dan á la frase una fuerza que aquellos no alcanzan en manera alguna. La frase adverbial á montones y los adverbios italianos via y á iosa y el francés á joison quizá puedan dar una idea bastante aproximada de ellos. Bònacòsa es á veces sinónimo de pròu (bastante), pero recarga algo más la frase: verbigracia: Bònacòsa de treball m’ha costat; bastante trabajo me ha costado. Pero cuando se conoce la fuerza expresiva de amuntó es al modificar á otros adverbios y adjetivos; por ejemplo: amuntó alt: muy alto, en gran manera alto; amuntó llunt: muy lejos, excesivamente lejos: debe notarse, sin embargo, que amuntó nunca significa demasiado; para esto tenemos el adverbio masa. Bònacòsa nunca modifica adverbios ni adjetivos.
Ben.- Adverbio de cantidad ó aumentativo muy usado; se antepone á los adjetivos y les da más fuerza que mol, ó sea muy; v. gr.: Parla ben clar; que estiga ben ple: (traducción literal: Habla bien claro; que esté bien lleno).
Be.- Adverbio dubitativo, también de uso continuo como el anterior, pero siempre en principio de oración; v. gr.: ¿Be vòls vindre? ¿Be hu dirás? ¡Be se’n haurá anat!, etc. En todos estos casos tiene la frase igual sentido, lleve ó no el adverbio; pero de aquel modo resulta mucho más expresiva: es quizá este monosílabo, más que un adverbio, una partícula expletiva.
Son tan abundantes las frases adverbiales, que sería tarea muy larga tratar aquí de su uso y equivalencia en castellano: para ello consúltense los Diccionarios de nuestra lengua, que en ellos, y no en las gramáticas, es donde realmente ha de estudiarse su apropiado empleo.
Las preposiciones valencianas, equivalentes á las castellanas, son las siguientes:
A. . . . . . . . . . . . . . A.
Bajo. . . . . . . . . . . Baix.
Con. . . . . . . . . . . . En, ab.
Contra. . . . . . . . . Contra.
De. . . . . . . . . . . . . De.
Desde. . . . . . . . . . Desde.
En. . . . . . . . . . . . . En.
Entre. . . . . . . . . . . Entre.
Hacia, cabe. . . . . Caba, cap á, paca.
Hasta. . . . . . . . . . Hasta, fins.
Para. . . . . . . . . . . Pera.
Por. . . . . . . . . . . . Per.
Según. . . . . . . . . . Segóns.
Sin. . . . . . . . . . . . . Sinse, sense, sens.
So. . . . . . . . . . . . . So (poco usada).
Sobre. . . . . . . . . . Sobre.
Tras. . . . . . . . . . . . Tras (poco usada)
Ab, fins y sens están en completo desuso y se las sustituye siempre por en, hasta y sinse ó sense, respectivamente.
Pera (para) y per (por) no deben confundirse en valenciano, ya que la mayoría de los gramáticos catalanes aconsejan también que no se confundan.
Per cuando forma sinéresis con el artículo masculino, se escribirá sincopadamente sin apóstrofo ni separación alguna como lo hacen los portugueses y los italianos: Pel favor do rey; navigare pel Mediterraneo.
Conjunciones copulativas.- Son las mismas que en castellano, y, é, ni, que, y son aplicables á ellas las reglas de la Gramática de la Academia.
Conjunciones disyuntivas.- Ó, ú, ara, ya, be; también debe atenderse para el uso de éstas á lo preceptuado para sus equivalentes castellanas.
Conjunciones adversativas.- Las más usuales son: mes, pero, sino, aixina, encara que, mes que, si be, antes be, mes be, no obstant y algunos otros modos adverbiales que lo mismo que en castellano suelen emplearse como conjunciones: la castellana sin embargo es bastante usada, al menos entre las clases ilustradas, pero no debe dársele carta de naturaleza; si al menos se hubiera valencianizado como el antes be ó el no obstant...
Conjunciones condicionales.- Son poco más ó menos las mismas que en castellano: si, còm, en tal que, sempre que, donat que, ya que, etc.
Conjunciones causales.- Suelen emplearse las siguientes: per, perque, pues, pues que, ya que, supòst que, per això.
Conjunciones continuativas.- Pues, aixina que, igualment.
Conjunciones comparativas.- Còm, aixina, aixina còm, be còm.
Conjunciones finales.- Pera, per, en fi, per fi, á fi de que.
Conjunciones ilativas.- Conque, pues, luego, per consiguient.
Las conjunciones puix y donchs, muy usadas antiguamente, se han sustituído hoy por la castellana pues en todo el reino.
Las interjecciones propiamente dichas son poco más ó menos en valenciano las mismas que en castellano: ¡ah! ¡oh! ¡ay! ¡oy! ¡huy! ¡eh! ¡bah! ¡ca! ¡hola! ¡ojala! etc.: en cuanto á las demás palabras que siendo en realidad nombres, verbos ú otras partes de la oración suelen usarse como interjecciones, es tan grande su número y tal su variedad, que es imposible indicarlas: así, para llamar la atención de alguien, decimos: ¡che! ¡chica! ¡dòna! etcétera, etc.; para denotar admiración usamos estas mismas y las de ¡Válgam Deu! ¡Mare de Deu!: con éstas y ¡Deu meu! expresamos el dolor y la aflicción (20); para dar ánimo ó prisa, decimos, ¡vinga!, ¡vacha!, ¡au!, ¡amunt!, ¡avant!, ¡apresa!, etc; para aprobar ¡be!, ¡bo!, ¡molt be!, ¡bueno! y otras; para detener ó arrear las caballerías, ¡sò!, ¡aixa!, ¡arre!, ¡au!, y un sonido particular que puede representarse por tc y que se articula uniendo y separando rápidamente del extremo derecho del paladar el borde de la lengua correspondiente al mismo lado: como este sonido tenemos algunos otros en los que, aunque parezca raro, sólo entran consonantes, como el que solemos emplear para demostrar indiferencia ¡ps!; el que usamos paraimponer slencio ¡chs!; el que sirve para llamar á alguien ¡cht! y algunos otros.
Es el valenciano una lengua que á causa, sin duda, de los muchos años que está en absoluto á merced del pueblo sin que nadie se haya ocupado en dar reglas para su uso, es tan propensa al empleo de las figuras de dicción, que aunque muchas de ellas fueron indudablemente vicios en su origen, hay que tomarlas hoy como tales, dada la generalidad de su empleo.
Tenemos en primer lugar en este caso la serie innumerable de las palabras terminadas en ada, en las cuales hemos suprimido la casi totalidad de los valencianos la última sílaba, transformando por tanto su antigua desinencia en la moderna en á aguda: esto se ha hecho no sólo con los participios femeninos, según dijimos al hablar de ellos, sino con toda clase de voces sean sustantivos ó adjetivos, pues decimos troná, galtá, casá, etc.
Usamos asimismo de la apócope en algunas otras voces de uso constante como casa, encara, diciendo por ejemplo ENCÁ no vach á CA mon tío.
Otras veces suprimimos letras al principio (aféresis) ó en medio (síncope) de las palabras, y decimos, Sentet por Visentet, dam por dónam y pa por pera (preposición); v. gr.: Sentet, dam això pa mi. Pero donde más se emplean estas figuras es en las palabras terminadas en ador, adora y esa, en las cuales casi puede asegurarse en absoluto que se suprime la d ó la s; así decimos, mocaor y llauraora en vez de mocador y llauradora, perea y riquea por peresa y riqueza.
Empleamos también en muchos casos los metaplasmas por adición, y decimos por ejemplo: estisores, estenalles, allar, en vez de tisores, tenalles, llar; y por alteración, como quidrar por cridar, auhia por aihua ó aigua.
Ya se habrá observado que todos los ejemplos anteriores son escogidos adrede de entre aquellas palabras cuyo uso es tan general y admitido, que á nadie le suenan ya mal: en cuanto á otras muchas transformaciones, que aunque más ó menos usadas conceptuamos viciosas, las estudiaremos al hablar de los vicios de dicción.
Excusamos hablar del metaplasmo llamado contracción, porque ya nos ocupamos de esto en otros capítulos.
Respecto á la elisión de letras en la unión de las palabras, figura de que tanto se usa y abusa en valenciano, diremos algo en la ortografía al tratar del apóstro
Consecuentes con lo dicho en el prólogo, esta parte de nuestra Gramática será relativamente reducida, puesto que la mayoría de las reglas sintácticas por que se rige el valenciano son comunes, no sólo al castellano, sino á los demás idiomas congéneres: que el adjetivo, el artículo, el pronombre y el participio, conciertan con el nombre en género, número y caso; que el nombre y el pronombre conciertan con el verbo en número y persona; que el nombre rige á otro nombre con el auxilio de una preposición; que el verbo rige al nombre con ella ó sin ella, etc., etc.; son cosas que cuantos han de hojear este libro aprendieron en la escuela, y no servirían, por lo tanto, sino para distraer su atención de lo único que aquí resulta práctico, ó sea el marcar las diferencias entre el valenciano y el castellano.
Así, pues, nos limitaremos á estudiar dichas diferencias (y adviértase que de día en día va la construcción valenciana acercándose á la castellana), y téngase por común á ambas lenguas cuanto no indiquemos especialmente... salvo error ú omisión, como dicen los comerciantes al pie de sus cuentas.
Régimen de los participios.- Aunque conformes los participios pasivos valencianos en casi todo lo que al régimen de los castellanos se refiere, tienen cierta particularidad, que les distingue en gran manera: consiste ésta, en que al juntarse con el verbo auxiliar haver para formar los tiempos compuestos, no quedan invariables como en castellano, sino que conciertan en género y número con el pronombre que sirve de complemento á la oración; pero téngase muy presente que sólo ocurre esto con los pronombres y no con los sustantivos; v. gr.: He visto á tu madre: ¿Dónde la has visto? He vist á ta mare: ¿Ahón l’has VISTA? ¿Habéis leído estas poesías? Ya las hemos leído. ¿Havéu LLECHIT estes poesíes? Ya les ham LLECHIDES.
Conviene advertir, sin embargo, que el participio masculino no suele cambiar del singular al plural (¿Has vist estos llibres? No’ls he vist); y que aun el femenino son muchos ya los que lo usan como en castellano.
Construcción del verbo con el pronombre.- El uso del pronombre de tercera persona en dativo y acusativo, no ofrece ninguna duda en valenciano; el dativo es li para ambos géneros en singular, y els para ambos en plural; el acusativo es el para masculino (ó lo si se afija al verbo) y la para femenino en singular y els para masculino, les para femenino en plural.
Los pronombres nosatros y vosatros cuando están en nominativo se usan con todas sus letras; mas cuando son regidos por el verbo y están en acusativo ó dativo, se convierten, el primero en mos, y el segundo en vos; v. gr.: el vent MOS dona de cara; el mestre VOS pendrá la llisó; DÓNAMOS paper, no vullc DONARVOS res.
Los verbos á que van pospuestos dichos pronombres pierden en algunos tiempos su última letra. Así decimos llavemos, vestivos y no llavemmos, vestiuvos.
Cuando por los motivos ya indicados en el lugar correspondiente se afija á estas formas el adverbio ó pronombre en, pierde éste su vocal y aquéllos su última letra contrayéndose del siguiente modo: dónamon por dónamos en; prenevon por prenevos en; anemon, entrevon, eixivon, etcétera.
Si en una misma expresión va repetido alguno de estos pronombres, se emplea una vez con todas sus letras y otra vez abreviado; v. gr.: NOSATROS ya MOS havem examinat; ara VOS tòca á VOSATROS.
Como ya indicamos, al hablar del verbo reflexivo, los pronombres personales en dativo ó acusativo sólo se posponen al verbo en imperativo, infinitivo y gerundio, pero no en los demás tiempos: los de singular me, te y lo, pierden la vocal cuando la voz á que se unen termina en a ó en e breves; como míram, córret, envíal: en los mismos casos el neutro ho se convierte en hu, como mirahu, recorrehu; unido á la sílaba eu la convierte en ev, como mirevho, creévho en vez de miréuho, creeuho.
Cuando estos pronombres se unen entre sí, sólo es aplicable lo dicho al que está en segundo término; v. gr.: cuídamel, míratel, pòrtamehu, córretehu.
Cuando en una misma oración concurren el pronombre se y otro de los personales me, te, li, etcétera, deberán emplearse éstos primero; es decir, exactamente al revés de como se hace en castellano; v. gr.: se me hace tarde, me se fa tart; se le ve la oreja, li se veu la orella; se nos ha roto la cuerda, mos s’ha trencat la còrda.
Dada la índole de esta obra, no debemos entrar en el estudio detallado de las figuras de construcción; pero creyendo que no será inútil dar algunos consejos á los jóvenes que quieran dedicarse al cultivo de nuestra lengua, y no juzgándonos con suficiente autoridad para darlos por cuenta propia, nos limitamos á transcribir íntegramente lo que á este propósito dicen los Sres. Bofarull y Blanch en su notable Gramática de la Lengua Catalana:
“La construcción gramatical de la lengua catalana, acorde con el genio particular de los habitantes del antiguo Principado, es sumamente sencilla, pues sigue en un todo el orden natural de las ideas, lo cual da á la expresión un carácter de verdad, así como un vigor y un brillo, altamente estimables. Con todo, no rechaza ciertas prudentes transposiciones que prestan á la frase mayor flexibilidad y armonía, al paso que aumentan la fuerza de expresión, y atenúan la sequedad que produciría á veces, la concurrencia de monosílabos, de que tanto abunda la lengua, y que contribuyen á formar su riqueza y energía.
“Modernamente, se la ha engalanado, impropia y excesivamente, con el ropaje, brillante sin duda, del idioma nacional, pero que en ningún modo se aviene, antes por el contrario, repugna á la naturaleza del catalán, ó se ha caído en tal exageración de purismo, que nadie en Cataluña, como no esté muy versado en nuestras antiguas crónicas ó familiarizado con el modo de hablar más ó menos diferente en cada una de las provincias catalanas, es capaz de comprender ciertos escritos, que revelan en sus autores un profundo estudio y grande amor al país, por más que en nuestro concepto no sea éste el verdadero camino que ha de conducirnos á una feliz restauración. Otros han sacado á relucir lo más vulgar del lenguaje hablado, sin más objeto que el de hacer reir á un público sobrado amante de las cosas de su tierra para ser indulgente hasta el exceso; aunque es preciso confesar que tampoco á éstos debe tachárseles del todo su trabajo, y, aun que acaso involuntariamente, no han dejado de concurrir á la popularización de la obra de renacimiento, iniciada por nuestros primeros poetas, y particularmente por la renovación de los Juegos Florales...
“Las siguiente reglas son las que en nuestro concepto pueden convenir á los que se sientan con vocación y facultades para dedicarse provechosamente al cultivo de la lengua catalana:
1ª. Familiarizarse con el lenguaje de nuestras antiguas crónicas, á fin de enaltecer y restablecer por este medio el habla catalana, despojándola cuerdamente de cuanto tiene extraño á su índole.
2ª. No usar palabra alguna anticuada, si la hay moderna y castiza; ni giro ó frase que no reuna las mismas circunstancias.
3ª. Tampoco se usarán voces ó locuciones, generalmente no conocidas en el país, por más que estén en uso en alguna que otra de sus comarcas, á menos que no tengan equivalente propio.
4ª. Cuando la voz ó locución no tenga esa correspondencia en la actualidad, entonces se usará con toda libertad la antigua ó poco conocida.
5ª. Procurar huir de toda vaguedad ó falta de sistema gramatical; defecto mil veces peor que el de la adopción de un sistema cualquiera por defectuoso que sea.
6ª. No pecar sistemáticamente de anticastellanismo, rechazando inconsideradamente ciertas voces y locuciones comunes á ambas lenguas, que ciertamente proceden de un común origen, pues sabida es la influencia de la catalana en la de Castilla, en los buenos tiempos de aquélla.
7ª. El conocimiento de las lenguas latina, italiana y francesa aprovechará para este trabajo, así como también el de los dialectos provenzal, mallorquín y valenciano, junto con el del habla peculiar de cada una de las provincias ó localidades del territorio catalán.”
Hasta aquí los Sres. Bofarull y Blanch: como habrá notado el lector, con sólo escribir valenciano ó valenciana donde estos señores dicen catalán ó catalana, hubiéramos podido dar como nuestros estos párrafos sin que se notara el fraude, á no ser por la diferencia de estilo; tan absolutamente aplicable es á nuestra literatura lo que en ellos se refiere á la catalana.
Creemos inútil encarecer la importancia de estas reglas á los escritores valencianos; es imposible dejar de verla á menos de cerrar sistemáticamente los ojos: en cuanto á la 5ª, robustece de tal manera la idea que informa el presente libro, que parece escrita adrede para alentarnos en la obra que hemos emprendido.
Como al buen pagador no le duelen prendas, hay que empezar por confesar que este libro, juzgado desde el punto de vista de las hasta hoy vigentes leyes de la ortografía valenciana, es todo él un puro barbarismo, puesto que se escriben aquí muchas palabras con ortografía de otra lengua; pero con exceso hemos discurrido ya sobre las razones que á ello obligan, y dando por admitida la reforma, vamos á decir algo, aunque poco, de lo mucho que debe decirse para fijar con la mayor exactitud posible la línea divisoria entre lo que esta reforma autoriza y lo que cae ya de lleno en el campo de lo vicioso y abusivo.
Siguiendo, como hasta ahora, el método de la Academia, que juzgamos muy claro y completo, diremos que
Es barbarismo.- 1º. Escribir mal las palabras, como por ejemplo: horfe, seuha, diuhen; en lugar de orfe, seua, dihuen.
2º. Pronunciarlas mal, v. gr.: llautinent, provesó, estisores, pedricar, en vez de llòctinent, prosesó, tisores, predicar.
Respecto á las modificaciones que han sufrido las terminaciones en ada, ador y adora nos parece prudente quitarlas de este sitio y darles carta de legitimidad colocándolas entre los metaplasmos: conviene, sin embargo, que al menos en el estilo serio sigamos escribiendo tronada, cansada, parlador, llauradora, aunque cuantos hemos nacido en la segunda mitad de este siglo, digamos al hablar, troná, cansá, parlaor y llauraora.
3º. Trocar por vocablos de otras lenguas los valencianos genuínos. Y aquí tropezamos con una cuestión difícil de resolver: ¿qué son castellanismos y qué no lo son?
En nuestro sentir, debe reputarse como tal toda palabra castellana que se use teniendo equivalente valenciano, á no ser que éste haya caído en desuso desde tan antiguo, que apenas sea conocido de la generalidad; no debe decirse, por lo tanto, labio por llabi, lámpara por llantia (no sólo en la iglesia, sino en el comedor y el salón), mesa (de billar) por taula, cucurucho por paperina, etc., etc., si bien será permitido decir párpado en vez de palpebra, loco por foll, obispo y limosna por bisbe y almoina, y hasta palasio por paláu.
Debe tenerse muy presente en este punto, que castellano y valenciano son dos lenguas gemelas, y que además de su común origen han estado desde su nacimiento en relación contínua, á consecuencia de lo cual tienen muchas voces comunes, ya en absoluto, ya con sola la diferencia de terminación ó pronunciación peculiar de cada una: así, día, limosna, capellá, aurora, son por lo menos tan valencianos como jorn, almoina, prébere y auba. Santo y bueno que no se diga ave en lugar de au (que es la misma palabra con desinencia valenciano), pero sí pardalet (pajarito), lo mismo que aucellet (avecilla), alsar y baixar al propio tiempo que aixecar y devallar.
Lo mismo poco más ó menos, hay que advertir en lo relativo á catalanismos: será catalanismo el usar la voz papallona en vez de paloma, dintre en lugar de dins, nosaltres por nosotros, y otras que tienen equivalente valenciano distinto de la palabra catalana y de la castellana; también lo es el emplear las desinencias catalanas en la conjugación de los verbos en lugar de las genuínas valencianas, como llegeixes, menteix por lliches, ment.
Respecto á galicismos, latinismos, etc., atengámonos á lo que dice la Gramática de la Academia, puesto que la casi totalidad de los que empleamos son tomados del castellano.
4º. Adoptar, modificadas por el castellano, dicciones que ha conservado intactas siempre el valenciano; v. gr.: Archel, por Alcher; Segorb, por Sogorb.
5º. Escribir y pronunciar como en el idioma á que pertenecen, voces que ya se han valencianizado; como Orihuela, por Oriòla; Teruel, por Teròl.
6º. Usar intempestivamente de voces anticuadas en elocución y estilo modernos; como por ejemplo: almòina, nafrar, onsesents.
7º. Valerse de vocablos impropios, no autorizados por el buen uso ó malsonantes; v. gr.: presupostar, por presupòndre; solusionar, por resòldre; matros, por nosotros.
Al terminar el estudio de los barbarismos, la Academia Española dice lo siguiente que debemos transcribir:
“No se ha de estimar barbarismo el empleo intencional de alguna palabra ó frase extranjera, hecho por gala y bizarría de quien conoce á fondo su propia lengua y la domina. El barbarismo proviene siempre de ignorancia, de cortedad de instrucción ó entendimiento, ó de estéril y ridícula vanidad.”
Es solecismo.- 1º. Quebrantar las leyes de la concordancia.
La concordancia en género la destruímos, por ejemplo, al decir: la ú y l’atre, por l’ú y l’atre; totes les díes, por tots els díes. Téngase en cuenta, no obstante, que escritores de valía alteran alguna vez la concordancia para evitar cacofonías ó aumentar la armonía del verso, como en los siguientes ejemplos:
A son ombra lo pa de cada día
Repartix á sos fills lo Treball sant
Y en la taula la Pau y l’Alegría
Ses flòrs van desfullant.
(TEODORO LLORENTE.)
En lo còr un chardí yo tinc, mareta,
Plenet d’hermoses flòrs;
La esperansa ab s’alé tot chorn les bresa
Y’ls plena de frescor
(MAGDALENA GARCÍA BRAVO.)
Solecismo por trocar los pronombres personales, se comete á toda hora en la capital del reino y en algunas otras poblaciones, y no sólo por el vulgo, sino por personas á quienes su indudable ilustración parece que debía impedirles incurrir en tan craso y vulgar desatino: decir se parlem ó se quedareu en vez de mos parlem ó vos quedareu, no tiene disculpa posible: ¿quién de los que así lo dicen en valenciano, osaría decir en castellano se hablamos ó se quedasieis?; ¿ni qué latino, catalán, francés ó italiano alteró así jamás el uso de los pronombres? Conste, por lo tanto, que esto no es un modismo ni una figura permitida por el uso constante, sino un crimen de lesa Gramática, al que es preciso declarar una guerra á muerte hasta lograr su completa desaparición (21).
2º. La reunión de dos partículas incongruentes, ó mal colocadas, en una misma y sola oración, como: asò es pera d’ell; vach á per aigua, en vez de pera ell y per aigua.
3º. Cambiar el oficio de una parte de la oración por el de otra; v. gr.: ya están soltats por ya están sòlts.
Y 4º. Emplear construcciones viciosas, cosa bastante difícil de precisar en nuestra lengua por la inseguridad que á estas horas hemos logrado ya tener en las reglas de construcción: veáse, sin embargo, lo que hemos dicho al hablar de la sintaxis regular, y atiéndase, sobre todo, á los buenos modelos.
Cacofonía es vicio que consiste en el encuentro ó repetición de unas mismas sílabas ó letras; como en esa frase de prueba tan vulgar y conocida: setse chuches menchen feche d’un penchat.
Entiéndase, no obstante, que á veces puede repetirse acertada y bellamente una misma letra por armonía imitativa; pero esto queda reservado á los maestros en el decir, y conviene no abusar de ello.
La anfibología y la monotonía y pobreza son vicios á que estamos muy expuestos los valencianos á causa del punible descuido en que solemos tener el estudio de nuestra materna lengua: llamamos, pues, la atención de los escritores hacia estos escollos.
Por lo que ha podido verse, es bastante difícil distinguir lo vicioso de lo legal y permitido por la sintaxis figurada en una lengua tan falta de fijeza como el valenciano moderno: así, pues, lo único que cabe hacer en ella es, por parte de los maestros en escribir ó hablar, usar de la mayor prudencia para evitar tanto la Scila del arcaísmo, como el Caribdis de la vulgaridad; y por parte de los demás, atenernos á los buenos modelos y estudiar mucho.
Dar reglas para la pronunciación valenciana sería tarea parecida á la de poner puertas al campo: desde el montañés del alto Maestrazgo que habla casi en catalán, hasta el ribereño del Mijares ó el Turia que ni habla en aragonés ni en valenciano, y el del Vinalopó ó el Segura que al mudarse de casa muda de idioma, es tal la gradación de los acentos y la variedad de los sonidos que emplean los valencianos, que no nos creemos con fuerzas para intentar siquiera su análisis.
Por otra parte, la capital, la hermosa ciudad del Turia, cuyo lenguaje hablado parece que debíamos aceptar por norma, habla tan mal el valenciano... (!!!) que ni siquiera sabe pronunciar la v, la ch y la s suaves: bebe aguas aragonesas desde hace tantos años, que le han desgastado la lengua.
Así, pues, nos abstenemos de dar reglas para la pronunciación, y siga cada valenciano hablando como su madre le enseñe ó como hablen los de su pueblo.
Pero sí queremos hacer notar una cosa: el carácter distintivo del valenciano es la suavidad, la dulzura, sólo igualadas, mas no superadas por el italiano, y creemos que todos los esfuerzos de nuestros gramáticos deben dirigirse en la Prosodia á la conservación de esta propiedad, que por desgracia se va perdiendo de día en día.
Es preciso para ello aconsejar una y mil veces que cuantos aman su lengua materna hagan lo posible por conservar (y hasta por restaurar en donde se han perdido) las tres letras más dulces que el valenciano posee, la v, la ch y la s suaves, y que los finales en t que en la capital y en algunas otras poblaciones suenan con toda su fuerza, se suavicen como suele hacerse en las comarcas extremas (Alicante y Castellón) donde al unirse á la vocal siguiente se convierte la t final en d: la siguiente frase, mentres hacha caritat en lo mon, tot anirá be, suena en Valencia y su comarca tal como está escrita; pero la mayoría de los habitantes de las dos provincias extremas la leen así: mentres hacha CARITÁ-DEN lo mon, TO-DANIRÁ be; compárese un sonido con otro y se notará la diferencia en favor del segundo. Lo propio ocurre con las s s finales; en dichas provincias suenan siempre suaves al unirse á la vocal siguiente, con lo cual se dulcifica mucho la frase: leáse, por ejemplo: els hòmens son tots iguals (22) ante les lleys humanes y divines: hasta al hablar en castellano nos es difícil dejar de suavizar la s en tales casos á los naturales de ambas provincias.
Nada más hemos de decir: entre las personas ilustradas de Valencia que consagren á estas cosas alguna atención, no puede haber sino dos tendencias, ambas respetables siendo de buena fe; los que quieran empujar el valenciano hacia el castellano hasta lograr su unificación, y los que deseen conservar la pureza de su lengua materna, no á la manera de momia incorruptible, sino como organismo vivo que se modifica según las influencias legítimas del medio en que vive: á los primeros nada hemos de aconsejarles, pues es muy fácil y llano el camino; á los segundos les diremos que fijándose en lo que llevamos dicho, procuren hacer notar á sus hijos desde la infancia estas diferencias de sonidos, inclinándolos hacia la pronunciación genuinamente valenciana tan armoniosa y tan suave: creemos inútil advertir, después de tanto como se ha hablado del renacimiento de las literaturas regionales en España, que son pueriles cuantos temores puedan abrigarse respecto á esto; en lo puramente técnico, porque el conocimiento de varias lenguas durante la edad infantil, no sólo no estorba, sino que facilita la adquisición de esa universalidad de conocimientos que las crecientes necesidades de la vida moderna imponen al hombre, y en cuanto á lo político ó patriótico... ni discutirse merece: hace ya algunos años dijimos lo siguiente:
El sant amor á Valensia
No mos fa á España olvidar;
¿De que yo vullga á ma mare,
Pèrden res els meus chermáns?
Los que aceptamos en la literatura popular la reforma ortográfica realizada en nuestra lengua, principalmente durante el presente siglo, debemos considerar como muy lógico y racional el que ésta, consecuente consigo misma, aproxime la escritura valenciana á la castellana en todo lo posible; en todo lo que no repugne, ó poco menos, á las leyes universales de la Gramática general. Atendiendo, pues, á esto, la presente Ortografía aparecerá desde el principio desligada en absoluto de cuanto hasta aquí se ha legislado en el lenguaje escrito valenciano, y unida, en cambio, como la hija á su madre, á la Ortografía castellana de la Academia Española: podrá en muchos puntos coincidir, y de hecho coincidirá, este tratado con los antiguos de nuestra lengua, y podrá en otros casos distanciarse más ó menos de lo legislado por dicha autoridad; pero la norma, la pauta á que ajustaremos las reglas para la escritura valenciana, serán las vigentes para el castellano, siempre que no haya razones muy poderosas que á ello se opongan.
Nada debemos decir aquí respecto á la conveniencia ó inconveniencia, legitimidad ó ilegitimidad de la reforma ortográfica de nuestra lengua que en este libro patrocinamos, pues de sobra hemos expuesto en el prólogo las razones que á ello nos mueven; pero á fin de hacer notar al lector que la cosa no es tan moderna como generalmente creemos, vamos á copiar dos párrafos de la Práctica de Orthographía para los dos idiomas Castellano y Valenciano, escrita por Carlos Ros (autoridad universalmente respetada en este asunto) é impresa en 1732; dice así el más ilustre y conocido de los preceptistas de nuestra lengua:
“En el idioma valenciano se halla en los libros antiguos la ch por j y por g, también por costumbre en muchas dicciones, por ser vozes que la lengua castellana las articula y escrive assí, que en esto, y otras cosas, entra la mezcla que supongo en la Prefación, tienen estas dos Ortographías, como son: Açabache, choriço, Chiva, Chanciller, Chantre, chocolate, chocho, chança, chasco, capucho, chacona, cacho, concha, coche, dicha, desdicha, gancho, Garnacha, Melchor, macho, borracho, Sancho, Sánchez, etc. Todas éstas, y otras assí, encontrará el curioso que leyere los libros de nuestro idioma.
“En nuestro idioma valenciano se pone en final de dicción ny por ñ, como: any, pany, engany, seny, tiny, codony, puny, etc. Estas dicciones, y otras assí, nombrándose en plural se les añade una s, assí: anys, codonys, etc. Quando se forman diminutivos, sin dexar la ny, se les añade et, como: panyet, codonyet, punyet, etc. También se escriben con ny por ñ, Senyor, senyar, senyarse (23). De aquellas vozes que las dos Lenguas articulan la ñ, ya usa de él la valenciana, como: caña, maña, castaña, Muñoz, Añón, Máñer, etc. Todas éstas, y otras assí, son vozes castellanas y valencianas, de las quales sólo se exceptúa Senyor, pues aunque en los dos idiomas tiene una mesma articulación, el valenciano siempre lo escrive con ny por ñ.”
No puede estar más claro y terminante: si pues, desde hace ya tantos años se nota en nuestra Ortografía tan marcada tendencia hacia la castellana, ¿por qué empeñarnos en oponer obstáculos á lo que tan natural debe ser cuando ha seguido en progresión creciente, á pesar de las continuas excomuniones de los maestros?
Aceptemos, pues, lo que los hechos nos imponen, y ya que el pueblo no quiere venir á nosotros, vayamos nosotros al pueblo (24), porque la primera obligación de todo escritor es la de hacerse entender por sus lectores.
Lo mismo que en la Sintaxis hemos dicho, repetimos aquí en la Ortografía; sólo trataremos en ella los puntos en que castellano y valenciano se diferencian: en los demás aceptamos la autoridad de la Academia.
En el uso de las mayúsculas, por ejemplo, y en el de los signos de puntuación y notas auxiliares no modificaremos nada, aceptando como leyes para nuestro lenguaje escrito las de la Academia Española: sólo hablaremos, en lo que á estos se refiere, del acento grave no usado hoy en el castellano y del apóstrofo, signo de uso continuo en nuestra Ortografía.
Para los valencianos de las provincias extremas que distinguen en la pronunciación estas dos letras, ofrece su uso en lo escrito pocas dificultades, pues con escribir las palabras según se pronuncian, está todo hecho; mas como en la capital y comarcas limítrofes tienen ambas letras el mismo sonido, vamos á dar algunas reglas para facilitar su empleo en la escritura.
Servirá en general de guía para distinguir la b de la v la etimología latina, ó los equivalentes castellanos para los que no conozcan el latín, excepto en algunos casos que luego indicaremos; verbigracia: beure (bibere, beber); batechar (baptizare, bautizar); vore (videre, ver); viure (vivere, vivir; veu (vox, voz).
Son excepciones notables á esta regla, el verbo haver (habere, haber) y los pretéritos imperfectos de indicativo de la primera conjugación, amava, amaves (amaban, amabas; amaba, amabas) que deben escribirse con v, porque los pronuncian así todos los valencianos que distinguen estas letras y así se pronuncian y escriben en catalán (26); en francés se escribe avoir y en italiano avere; en cuanto á los pretéritos, también en Italia se pronuncia y escribe aveva, amava, temeva, sentiva.
Deben escribirse con b en valenciano las voces que en su original latino ó su similar castellano tienen p; como: cabre, (capere); saber, (sapere); cabás (capazo); sabata, (zapato): sin embargo en las comarcas en que se pronuncia la v se dice povre, pòvra, pòvrea, ovispo, ovispal, á pesar de que estas voces proceden de pauper y episcopus, pobre y obispo; pero nótese que en francés se dice y escribe pauvre y évèque y en italiano povero y vescovo.
Se escribirán con v todas la voces irregulares del verbo anar, como vach, ves, vachen, y los tiempos de los verbos en ure en que la u se transforma en dicha letra, como escrivim, bevéu, movent.
Ninguna palabra genuinamente valenciana termina en v ó b; aun las que en su origen ó en sus derivaciones tienen estas letras y suenan de una manera equívoca, adoptan como final la p; v. gr.: de saber se forma sap, de cabre, cap; de cap (cabeza) se derivan cabut, cabesó.
En las demás dudas puede consultarse la Ortografía castellana.
Para el uso de esta letra obsérvense en un todo las reglas del castellano, incluso en los finales, como soc, dic, fòc, puc.
Téngase muy presente, que los reformadores de nuestra Ortografía han suprimido en absoluto el empleo de la c antes de e, i; no debe, por lo tanto, escribirse en adelante Cèl, Vicènt, Valencia, sino Sel, Visènt, Valensia.
Aceptada la ch por los modernistas -como hemos dicho en los Preliminares- tanto para representar en lo escrito su sonido castellano, como el otro más suave y parecido al ge, gi italiano que tienen varias comarcas del Reino, pocas son las dudas que puede ofrecer su empleo en la escritura; basta con ponerla en el lenguaje escrito siempre que suene en el hablado: escribiremos, por lo tanto, Chesús, Chochim, dicha, micha, coche, feche, vech, llich, ròch, fuch, etc.
En cuanto al sonido fuerte que á esta letra se daba antiguamente en voces, como charitat, chòr, parròchia, queda suprimido en absoluto como se ha hecho en castellano; debe escribirse caritat, còr, parroquia.
No hay voz valenciana que termine en d: ya hemos dicho que terminan en t hasta los que tienen aquella letra en su origen ó en sus derivados; verbigracia: buit (de buidar); bondat, bondadós; canut, canudet.
Antiguamente solía doblarse esta letra en algunas palabras, como adicionar: en la escritura moderna es siempre sencilla.
Como ya dijimos en los Preliminares, la e tiene entre nosotros dos sonidos; para diferenciarlos en el lenguaje escrito, han adoptado los modernos el acento francés, de modo que la è abierta debe escribirse siempre con acento grave, reservando el agudo para la e cerrada ó castellana cuando carga en ella el acento prosódico; cuando no ocurre esto, se escribe la e cerrada sin acento alguno.
Pero tiene esta vocal en nuestra lengua otra particularidad que suele también confundir á los escritores noveles, y es la tendencia que la mayoría de los valencianos tenemos á convertir en a la e inicial, particularmente en las voces que empiezan en es ó en; es tan común decir anteniment, ansendre, andevinar, ansisam, astora, ascoltar, harmosura, etc. etc., que no falta quien se confunde y lo escribe tal como suena: donde más hemos notado que se comete tal error es en la primera persona del singular del presente de indicativo del verbo haver, pues son muchos los que escriben yò ha, que es como se pronuncia; es muy cierto que casi todos decimos al hablar No l’ha vist, pero debe escribirse No l’he vist, como se debe escribir también enteniment, ensisam, escoltar, hermosura, etc.
No debe doblarse esta letra en ningún caso como se hacía antiguamente.
La g no representa en valenciano más sonido que el suave de Castilla; en cuanto á la j no puede representar ninguno y debe por lo tanto proscribirse de nuestro alfabeto: ese sonido no es valenciano.
Pero... cuantos no calzamos alpargatas, aunque sólo sea los domingos y fiestas de guardar, empleamos á toda hora en la conversación el sonido fuerte de la g y la j castellanas, porque nos resulta muy labriego el decir quefe ó quíquera, por ejemplo: ¿qué hacemos, pues, en este apuro al tener que escribir lo que hablamos?
Empecemos por hacer constar que ninguna palabra verdaderamente valenciana tiene el sonido de la j castellana y que todas aquellas en que lo empleamos son tomadas del castellano á causa del continuo influjo que dicha lengua ejerce en la nuestra: y ved aquí ya resuelto, con sola esta afirmación, tan pavoroso problema.
En efecto; ó tales voces castellanas pueden valencianizarse con facilidad ó no: en el primer caso hágase, y en vez de pedagogía, magia, gorro frigio y espejisme, digamos pedagochía, machia, gorro frichi y espillisme como decimos fisiolochia, liturchia, prestichi y espill.
En cuanto á las que no ofrecen esta facilidad, pueden presentarse diversos casos que el buen sentido del escritor debe ir sorteando á medida que vayan saliendo; por ejemplo: gemelos en la acepción de nacidos de un mismo parto se traduce por besóns, pero nadie se atreve á llamar así á los botones con que sujetamos el puño de la camisa; pues bien, llamémosles abrochos que aunque no sea palabra mucho más valenciana que gemelos, tiene la ventaja de adaptarse mejor á la índole de nuestra lengua: jefe debe escribirse quefe como lo hacen los catalanes; ambages, laringe, faringe, etc., deben transformarse en ambaches, larinche, farinche, para ser lógicos en la reforma hecha.
En resumen; no deben escribirse nunca en valenciano las sílabas ja, ge, gi, jo, ju, representando su sonido castellano, y si alguna vez se hace, debe subrayarse la palabra, puesto que es de una lengua extraña, como lo hacemos en castellano al escribir meéting, lunch, soirée, sport y otras que vemos continuamente en la prensa periódica.
Las leyes ortográficas de la g cuando tiene sonido suave son las mismas del castellano: escribimos gallina, segó, guèrra, seguir, argüir, glasial, grill, dogma, maligne, gnostic, etc.
Sucede con esta pobre letra en nuestra lengua lo que con los hombres en sociedad; el más callado y humilde es siempre víctima de los mayores abusos: como no levanta la voz para protestar, pónganla donde la pongan, se despacha cada cual á medida de su gusto.
¿Y es fácil reglamentar su uso? Facilísimo, al menos en la escritura valenciana moderna; basta con atenerse á las reglas de la Academia Española: veámoslo.
Se escriben con h:
1º. Las voces que la tienen en su origen lo mismo en principio que en medio de dicción; como: haver, habilitat, hebreo, heretar, herba, hedra, hòme, honest, huí, hòrt, hòspe, hòste humil, vehemènsia, vehícul, exhalar, cohibir. No deben llevarla, por lo tanto, òrfe, òs y ou que proceden de orphanus, os y ovum.
Las excepciones á esta regla son próximamente las mismas que cita la Academia; España, asta, aborrir, el adverbio ara (aunque alguna vez hemos visto escrito hara).
2º. Varias de las voces que en su origen tuvieron f, como: hermós, hongo: éstas, en valenciano, son muy pocas, pues es bien sabido, que la mayoría conservan la f de origen; v. gr.: fam, farina, fer, fill, fulla, fum.
3º. Las voces que se pronuncian principiando con los sonidos idr, iper, ipo; como: hidráulic, hidrócheno, hipérbole, hipócrita.
4º. Los derivados de todas ellas; v. gr.: desheretar, hermosura, clorhídric.
5º. Y los diptongos ie, ue: hagamos alto en ellos, que hay mucho que decir.
Donde mayor confusión armamos los valencianos respecto al empleo de la h, es indudablemente en la unión de dos ó tres vocales cuando alguna de ellas es débil; de una parte, la caprichosa ortografía de los documentos valencianos antiguos, y de otra, las encontradas reglas que rigen el uso de esta letra en catalán y en castellano, lenguas ambas de indudable y legítima influencia en la nuestra, han producido tal variedad en la manera de escribir una misma palabra que ya no podemos atenernos á los buenos modelos por cuanto se encuentran para todos los gustos; así, pues, creemos que ha llegado el momento de intentar la unificación del uso de la h en medio de dicción, y confiamos en que ha de bastar para ello el seguir en el valenciano moderno las tendencias del castellano, volviendo las espaldas á la ortografía catalana, no por desprecio ó desafecto, sino porque las circunstancias, más poderosas que el hombre, nos ponen en el caso de castellanizar nuestro lenguaje escrito.
Y dicho esto, volvamos á los diptongos ie ue: consúltese cualquier escrito, no sólo del valenciano popular, sino del literario, y se verá por todas partes un galimatías de palabras escritas sin sujeción á ninguna regla fija como las siguientes: creuar, crehuar, creuhar, dihuen, diuhen, chuar, chuhar, ruhido, ruido, creheu, creéu, creíhem, crehíeu, escribíhem, duheu, escriuhen, etc., etc., porque sería el cuento de nunca acabar. Pues bien, para evitar esto, basta con tener presente:
1º. Que en el valenciano escrito no existe la sílaba ie; siempre que así suena debe escribirse ye; verbigracia: reyet, chòyes, duyen.
2º. Que la í con acento prosódico, aunque vaya seguida de e, nunca forma diptongo con ésta por pertenecer en realidad á una sílaba diferente; bastará, por lo tanto, con acentuarla para evitar confusiones; por ejemplo: llechíem, eixíeu, caíen, creíem.
3º. Que la sílaba ue ha de llevar siempre h venga de donde venga; v. gr.: de meua, teua, seua, se forman mehues, tehues, sehues; de creure, caure, mòure y viure, crehuen, cahuen, mohuen, vihuen; de creu, crehueta; de niu, nihuet. Lo mismo se hace en castellano: de oler se forma huelo, hueles; de aldea, aldehuela.
4º. Y que fuera de estos casos y los antes indicados, es lo más natural suprimir la h -salvo en contadas voces, de uso constante, como ahont, ahí (27) –si queremos aproximarnos al castellano y separarnos del catalán: nuestros hermanos de allende el Ebro escriben, por ejemplo, acrehedor, provehir, crehéu, ruhido, para significar que del sitio ocupado por la h se ha quitado una letra; creditor, provedere, credete, rugitus: los castellanos escriben acreedor, proveer, creed, ruido; los valencianos debemos imitar á éstos y hasta seguir su ejemplo en las voces en que ellos conservan la letra de origen; como introduir, veí, en vez de introduhir, vehí, que es como se escribe en Cataluña.
Respecto á la ortografía del verbo haver cuando se usa como impersonal, ya dijimos algo al tratar de los impersonales en la pág. 99.
Como allí indicamos, ofrece alguna duda la forma en que han de escribirse las voces del verbo haver, que al usarse como impersonales van en el lenguaje hablado, precedidas de una i; es decir, ¿debe escribirse hi ha como hacen los catalanes ó hia como equivalente del hay castellano? Los reformistas valencianos, para ser lógicos, deben escribirlo del segundo modo.
Sin embargo, si bien tales formas al aparecer aisladas en la frase no presentan la menor dificultad, puesto que decimos no hia, encara que hiacha, etc., al unirse á la partícula en ó ne suenan como partiendo el diptongo ia en dos sílabas; verbigracia: no n’hi-a, encara que n’hi-acha, lo cual parece que sonaría mejor escribiendo no n’hi ha, no n’hi hacha. Pero si consideramos que el antiguo adverbio hi no aparece nunca en ninguna forma en el valenciano moderno fuera de estos casos tan dudosos, y debiendo procurar que la escritura valenciana moderna sea lo más parecida posible á la castellana para facilitar su inteligencia, aconsejamos que se escriba no ne hia, como se pronuncia en algunos pueblos, ó bien no n’hia, aunque se parta el diptongo al leer, pues también lo partimos sin el menor tropiezo en otras muchas voces como fiar, ruido, y hasta en algunas mucho más difíciles, tanto en castellano como en valenciano; v. gr.: creed, criar, piano, leía, creéu, veent, criat, etc.
Y terminaremos lo relativo á esta letra exponiendo una duda: cuando el pronombre neutro ho ó hu se afija al verbo ¿debe suprimirse la h?
La mayoría de los escritores que emplean la ortografía reformada, lo hacen así; es decir, escriben dimeu, pòrtau, diso, miraro, creureu, etcétera, en vez de dimehu, pòrtahu, disho, mirarho, creurehu, etc. (dímelo, llévalo, dilo, mirarlo, creerlo, etc.).
En cuanto á los preceptistas catalanes, el señor Estorch, en su Gramática catalana, al hablar de la sinéresis del pronombre ho suprime la h y escribe deixau, comprau, no u’cregas, etc.; pero otros autores posteriores a éste conservan la h al afijar el pronombre neutro al verbo (y con mayor motivo, por lo tanto, al quedar como voz aislada en lo escrito, precedida de otras partes de la oración).
Por nuestra parte, creemos que en buena lógica gramatical no debe suprimirse nunca la h; pero... ¿por qué no decirlo? hay algunas contracciones de estas que nos repugnan por algo que nos atreveríamos á llamar defecto de estética tipográfica: son éstas, en especial, las en que el ho va precedido de v ó el hu forma sinalefa con la vocal que le precede; v. gr.: Mirevho, escrivivho, creurehu, vorehu, deixevohu, etc....Francamente, nos resulta más bonito -será tal vez una debilidad nuestra- escrito sin h; es decir: mirevo, escrivivo, creureu, voreu, deixevou, etc. ¿Y en el imperativo de los verbos en echir? ¿se doblará la h, llichho, frichho? Queremos hacer notar como precedente, que la Academia Española autoriza la supresión de la h en las voces contractas norabuena y noramala.
Ni la i latina es nunca consonante, ni la y griega es nunca vocal, excepto cuando se usa como conjunción copulativa: fácil es, por lo tanto, reglamentar su uso.
Se escribirá i siempre que cargue en ella el acento prosódico, aunque vaya unida á otras vocales; v. gr.: raím, buit, viuda, chuí, veí, creíeu, día, fería.
En los diptongos en que va unida á una vocal fuerte, se escribe también i vocal (aunque en realidad es consonante) (28) para seguir la Ortografía castellana que así lo prescribe; v.gr.: rabia, capia, presiós: y no sólo cuando forma sílaba directa, sino también en las inversas, como pleit, paisá, aguaitar: hay, sin embargo, algunos que con mejor criterio escriben pleyt, paysá, aguaytar.
En los diptongos iu, ui, los valencianos ponemos siempre el acento silábico en la i, excepto cuando va seguida de x (29); así, en viuda, siutat, marcamos la i como vocal y la u como consonante, al revés de lo que hacen los castellanos: y creemos que está la razón de nuestra parte, puesto que en sus originales latinos vidua y cívitas resalta bien el acento de la i.
Se escriben con y consonante las sílabas ya, ye, yi, yò, yu (30), v. gr.: gaya, choyeta, yò: y sus inversas en fin de dicción; como: may, rey, ¡oy!
Ya no se usa la y precedida de n para indicar el sonido de la ñ castellana: any, fènyer, los escribimos hoy con ñ castellana, añ, fèñer.
Nunca se escribirá l en principio de dicción para indicar el sonido de la ll como solía hacerse antiguamente: labi, legat, lop, se escriben hoy: llabi, llegat, llop.
Tampoco se dobla nunca la l en valenciano como se hace en Cataluña; no escribimos il-lustrar, il-luminat, sino ilustrar, iluminat.
Se escribirá siempre m antes de b y p, y n antes de f y m: embalsamar, emportar, unflar, inmoral.
En valenciano son muchas las voces que terminan en m; hasta suelen tener esta terminación algunas que en castellano llevan como final la n; verbigracia: Cherusalem, belem, Chochim.
Representa hoy á la ny de la antigua Ortografía valenciana: se usa como en castellano.
Como ya hemos dicho al tratar de la b, terminan en p muchas voces valencianas que parece debían terminar en aquella letra; como cap, llop, etcétera. La ph se ha sustituído por la f.
Esta letra sólo se usa, como en castellano, para representar las sílabas que, qui: antiguamente se escribía quadro, questió, quidar; pero hoy empleamos la c en estos casos, cuadro, cuestió, cuidar.
Debe ajustarse el uso de estas letras en valenciano á lo legislado por la Academia Española; escribiremos, pues, pelirròch, Vilarrel, honrat, Israel, etc.
No debe doblarse nunca esta letra en el valenciano moderno, excepto cuando representa la unión de s y c en castellano, como en essena; escribiremos lo mismo, aunque se confundan, las palabras casar (cazar) y casar (casar); rasa (raza) y rasa (femenino de ras).
No nos atrevemos á aconsejar el uso de las ss doble para el sonido fuerte y el de la sencilla para el suave como se hace con la r, porque como los valencianos de la capital no conocen más sonido que el fuerte, ó no atenderían el consejo, ó sería esto para ellos una dificultad inmensa (31).
Véase lo dicho al hablar de la d.
Lo mismo que en castellano es muda la u entre nosotros en las sílabas gue, gui, que, qui: para hacer que suene es necesario ponerle diéresis; como: en llengüeta, agüelo.
Véase la b.
“Altres punts dificultosos hi ha y lo qui per nosaltres ho es més, es el de la x:” esto dice el ilustre profesor de literatura de la Universidad de Barcelona Dr. Milá y Fontanals en un artículo titulado Quatre mots sobre ortografía catalana (32), y esto con mayor motivo debemos decir nosotros ya que ni siquiera tenemos el recurso de seguir á tan sabio maestro en este escabroso punto, puesto que son de muy diferente índole las dificultades que esta letra ofrece en una y otra lengua.
El problema de esta letra en el valenciano moderno es el siguiente: ¿Tiene la x en la actualidad dos sonidos diferentes, como los tuvo en otro tiempo y los tiene aún en Cataluña, ó sólo uno como en Castilla?
Para nosotros, según dijimos ya en los Preliminares, ha desaparecido - por lo menos en la mayoría de los pueblos- el sonido de ch francesa que esta letra tenía en principio de dicción y en medio ó en final cuando iba precedida de la vocal i; pero algunos sostienen que sigue percibiéndose. En tal supuesto, debemos fijar el uso racional de esta letra, hoy bastante descuidado, y empezar por resolver la siguiente duda: ¿Cuándo después de i, precedida ó no de otra vocal, se ha de escribir x, y cuándo s?
Tres caminos hay para resolver cualquier duda en ortografía; el uso, la pronunciación y la etimología: veamos, pues, cuál de ellos nos resuelve la presente.
El uso no nos sirve en este caso, puesto que desde los orígenes de las lenguas romances se nota cierta indecisión en los escritores al tratarse de esta letra; el Marqués de Villena, en el Arte de trovar ó Gaya ciencia, dice lo siguiente:
“La x muda algunas veces su són; á veces en c, á veces en g... E cuando la i se encuentra con la s suena poco; e por eso la ayudan con la consonante de la x, así como por decir misto se pone mixto... E la x al principio retrae el són de s, mas face el són más lleno; e por eso por decir Setaf escriven Xetaf.”(33)
A fin de no alargar este asunto, y como son además bastante conocidos los cambios que algunas letras han sufrido en siglos anteriores, prescindimos de otros textos que pensábamos transcribir (de Antonio de Nebrija, del Diálogo de las Lenguas y otros) para comprobar la confusión que siempre ha habido de la x y de la s, que es lo que á nuestro intento importa.
En la actualidad, todos los idiomas neolatinos han fijado ya el uso de esta letra y convendría que también nosotros la fijáramos: los italianos la han suprimido en absoluto; los castellanos la han reducido á representar tan solo su sonido latino; los franceses han hecho lo mismo, pero confiesan que en fin de dicción, si se une á la vocal siguiente, toma el sonido de z al igual de la s, lo cual es otra prueba en favor nuestro; (34) en cuanto á los catalanes y portugueses, la conservan como nosotros, pero con reglas claras y precisas que desgraciadamente no sirven para nuestra lengua en todos los casos, ni resuelven en absoluto para nosotros este asunto; (marcamos demasiado la i que precede á la x, cosa que ellos no hacen).
Si nos fijamos en la pronunciación, la duda no sólo continúa, sino que en realidad de aquí es de donde nace: demos por sentado que en algunas comarcas valencianas, y hasta en todo el reino si se quiere, suene como ch francesa la x precedida de i; pero es el caso que cuantos le dan este sonido (perdonen los amigos que han querido convencernos de lo contrario), se lo dan también á la s en igualdad de circunstancias; jamás hemos podido notar diferencia entre la manera de pronunciar una misma persona, no prevenida de antemano, las siguientes palabras, por ejemplo: Peix, feix, coneix, lleys y reys; patix, cumplix, permís y consís; faixá (golpe dado con una faja ó abundancial de faja) y faisá (faisán, ave); y hasta en la unión de palabras hablando de prisa y sin fijar la atención, suena lo mismo la s de café y sigarro que la x de pareix igual.
Es imposible, por lo tanto, que la sola pronunciación puede servir de norma para fijar la Ortografía de esta letra en valenciano.
¿Y la etimología? Tampoco puede servirnos en absoluto, pues sería demasiado desbarajuste; habríamos de empezar por escribir con s todos los verbos acabados en áixer y éixer, puesto que todos han convertido en ix el antiguo sc de nascere, cognoscere, etc.
En vista de todo lo expuesto, no hay más remedio que atenernos al uso, pero modificándolo racionalmente atendiendo á la etimología y á los preceptos de la Ortografía catalana, única que en este punto debe servirnos de norma.
Así, pues, creemos que debemos conservar la x de las sílabas aix, eix, oix, uix, hasta en las palabras que tuvieron s en su origen, como peixcar (de piscari), feix (de fasciculum), ó las que la tienen en las lenguas hermanas, como arruixar (rociar en castellano y arroser en francés), exceptuando tan solo aquellas palabras de formación tan clara que no dejen lugar á la menor duda; v. gr.: paisá, faisá, lleys y reys (plurales de lley y rey).
En cambio debemos convertir en s la x que sólo va precedida de i sin otra vocal anterior, aunque la mayoría de los escritores modernistas, siguen empleándola todavía: al tratar del verbo, hemos hecho ya esta innovación, convirtiendo en s la x de las terminaciones en ix, ixes, etc., de la tercera conjugación: nos ha movido á hacer esta reforma el haber observado que la sílaba ix no precedida de otra vocal es lo que más confunde en la lectura á nuestros paisanos, y nos hemos creído autorizados para ello, al menos en lo que se refiere á los verbos de la tercera conjugación, porque los mejores preceptistas catalanes escriben agraesch, agraís, agrahissis, visch, visqui (Milá y Fontanals); cumplís, cumplises, cumplís; visch, visqui, visca; y hasta isch, isca, isques, de eixir, (Bofarull y Blanch); feresch, feresca, ferís, ferisses; isch, isques, isca, isquí, (Estorch).
Respecto á la x en pincipio de dicción y á la precedida de consonante, ya dijimos en los Preliminares que se ha sustituído por la ch castellana ó se le ha añadido la sílaba ei.
Se deduce de todo lo dicho:
1º. Que se escribe x entre vocales para representar el sonido castellano, ó mejor dicho latino, de esta letra; v. gr.: examen, pròxim. Téngase presente, sin embargo, que en valenciano hay muchas palabras cuya pronunciación es casi igual á la de las anteriores y á pesar de ello no tienen x; tales son, por ejemplo: secsió, acsió y cocsió.
2º. Que se escribe también dicha letra en las sílabas aix, eix, oix, uix, sea cualquiera el sonido que se les dé según las comarcas, con la sola excepción de algunas voces en que notoriamente la sustituye la s por razón de procedencia gramatical, no de etimología; como paisá derivado de país, lleys plural de lley.
3º. La sílaba is no precedida de vocal se escribirá con s sea la que sea su procedencia y pronunciación, excepto en los casos en que suena francamente como ix castellana: escribiremos, pues, patisc, patises, patís, patisca, llisó, sis, sisanta, sisents, etc.; pero se escribirán con x, fixar, mixtió, llixó (tal vez debiera ser llicsó), y en nuestro sentir (como excepción) los tiempos de los verbos en eixir en que se suprime la e, como ixc, ixes, ix, tixca, tixquen, por respeto á las reglas de derivación.
4º. En principio de dicción ó precedida de consonante se cambia la x en ch castellana cuando así suena, como en charòl (xaròl), coche (cotxe), pancha (panxa), ó se le añade la sílaba ei según suena al pronunciarla, como en Eixátiva (Xátiva), Seixona (Xixona), eixaròp (xaròp), etc.
Y creemos que con esto, salvo meliori, basta por ahora para ponernos en camino de normalizar el uso de esta letra en la moderna Ortografía valenciana, tan necesitada de que alguien empiece á hacer algo en su favor.
Nada hemos de decir de la casi totalidad de ellos, puesto que siguen en valenciano las mismas leyes que regulan su uso en castellano: hablaremos únicamente del acento y del apóstrofo.
Del primero poco hay que decir; el acento agudo debe ajustarse en valenciano á lo legislado para el castellano por la Academia Española: el grave ya hemos dicho en otro lugar que lo empleamos únicamente para distinguir en el lenguaje escrito la è y la ò abiertas de la e y la o cerradas: deben escribirse, por ejemplo, Chusèp y Pepe, Tòni y Toneta, Visènt y Visenteta, dèu (diez) y Deu (Dios), pérc y pedré, mòro y moròt, això y caixó, café y canapé.
El apóstrofo, según lo define la Academia, es un signo ó virgulilla que se coloca á la mayor altura del palo de las letras, con el fin de indicar la omisión ó elisión de una vocal. La primera dificultad relativa á este punto es la siguiente: ¿qué partes de la oración admiten el apóstrofo y cuáles no?
En valenciano debe usarse tan solo este signo en el artículo, el pronombre, la preposición y la conjunción; pero nunca en las demás partes del discurso: no debe escribirse por lo tanto, ya’stá, no’s asò, sí que’staven; sino ya está, no es asò, sí que estaven ó sí qu’estaven: no se escribe hòm’entés ni hòme’ntés, cas’alta ni casa’lta sino hòme entés y casa alta: nunca se ha de escribir y’aní ó y’ha anat ni darrer’entrarán; sino ya aní, ya ha anat, darrere entrarán.
En cuanto á su uso acertado en aquellas otras partes de la oración, debe observarse lo siguiente:
En el artículo.- El masculino el pierde la e, tomando en su consecuencia el apóstrofo, siempre que va seguido ó precedido de vocal; verbigracia: l’aragonés, l’ermitá, l’infinit, l’òrfe, l’utilitarisme, contra’l vent, sense’l paper ú’l vechgué: la h no impide esta regla, y por lo tanto, se escribe, l’hábit, l’heroísme, l’hipócrita, l’honrat, l’humil.
Su plural els sólo pierde la e cuando le precede vocal, v. gr.: contra’ls vents, sense’ls papers, ú’ls vechgué; pero no cuando le sigue; v. gr.: els aragonesos, els òrfens, etc.
El femenino la pierde la vocal únicamente cuando va seguido de otra a, con h ó sin ella; verbigracia: l’amistad, l’afecció, l’habilitat: no debe, por lo tanto, escribirse l’enseñansa, l’hipocresía ó l’honestitat, sino la enseñansa, la hipocresía, la honestitat.
Su plural les no lleva nunca apóstrofo.
Tampoco lo admite en ningún caso el artículo neutro lo, ni aun cuando vaya seguido de otra o; debe escribirse siempre lo honest, lo osiós, para evitar confusión con el masculino.
En el pronombre.- Entre los personales admiten apóstrofo me, te, se, el, precedidos ó seguidos de vocal; v. gr.: m’han dit, t’estás, s’apara, l’esperaré, si’m tròbes no’t miraré, ni’s cuida ni’l cuiden, disli que’l busque.
El plural els, masculino ó femenino, sólo lo admite cuando le precede vocal; por ejemplo: si’ls tròbes, no’ls mires; si les encontres, no’ls digues res.
Los demás personales, incluso el femenino la, no deben llevar nunca apóstrofo.
Los pronombres demostrativos este, eixe, esta, eixa, suelen escribirse con apóstrofo cuando van seguidos de e los primeros y de a los segundos; pero creemos que es mejor escribirlos siempre con todas sus letras.
El demostrativo en ó ne admite la elisión de la e siempre que va precedido ó seguido de vocal con h ó sin ella; v. gr.: ya’n tinc, no’n vullc, ¿tú’n vòls?, n’acaben d’entrar, n’ixqueren dos, n’habiten molts, n’humillarem algú.
En los posesivos ma, ta, sa, también se elide la vocal cuando van seguidos de otra a; hoy puede decirse que ya no ocurre esto sino en la voz agüela (35): con el sustantivo agüelo, aunque masculino, unimos al parecer el pronombre femenino pues no hay en todo el reino quien diga mon agüelo, sino m’agüelo; esta es, indudablemente, una forma defectuosa, pero debemos transigir con ella por lo general y arraigada.
Los plurales nòstre, vòstre, nòstra, vòstra, también suelen escribirse con apóstrofo cuando van seguidos de e los masculinos y de a los femeninos; v. gr.: el nòstr’enemic, la vostr’amiga: creemos que puede admitirse la elisión es estos casos; pero no en la unión de otras vocales como algunos suelen hacerlo.
De los relativos sólo el que admite apóstrofo cuando va seguido de vocal; v. gr.: el qu’anirá, la qu’hacha cantat, els qu’entrarán, les qu’ixquen, lo qu’útil siga: sin embargo, antes de i, de o y de u, es muy común pronunciar la e de este relativo, diciendo, por ejemplo, les que ixquen, la que obría, lo que útil siga. En qui y quina nunca debe elidirse la vocal.
En la conjunción.- Las únicas que admiten apóstrofo son que y perque; v. gr.: ¿Còm es qu’estás así? Perqu’he vingut.
En la preposición.- Admiten apóstrofo al principio las preposiciones en y entre, y al final de, desde, caba, contra, entre, pera y sobre; pero no todas siempre y en las mismas circunstancias; creemos que convendría emplear este signo sólo en las cuatro primeras, en, entre, de y desde; las restantes sería mejor escribirlas siempre completas.
Respecto al orden de preferencia en el apóstrofo entre estas partes de la oración cuando se unen unas con otras, puede decirse que es el mismo en que las acabamos de estudiar: así, en la unión del artículo con el pronombre, ó la preposición, se elide la vocal del artículo; v. gr.: ¿Me’l dones? Te’l donaré demá: perqu’entre’ls amics y les families de’ls amics se’ls han endut tots.
Una observación para terminar lo relativo á este signo: creemos que en el lenguaje escrito convendría no contraer nunca los pronombres personales del plural seguidos de la partícula en cuando no se afijan á un verbo; debe escribirse por ejemplo: mos en anem, no vos en eixíu, como los franceses escriben, nous en allons, ne vous en allez pas: sin embargo, si alguna vez quiere hacerse aquello, nos parece que no debe escribirse mon anem, von entréu, sino usar el apóstrofo en esta forma: mo’n anem, vo’n entréu, á fin de evitar confusiones.
Y vamos á terminar esta cuarta parte de nuestra obra, con las mismas palabras que el ilustre Carlos Ros escribe al cerrar su Práctica de Orthographía:
“Es cierto, digo otra vez, que esta Arte de Orthographía es muy difícil, y vayan cotejando bien los Tratados de ella, que verán cada Escritor las cosas curiosas que trae, diferentes unos de otros, pues cada qual, con el trabajo de su aplicación, da noticias buenas, y adelanta el discurso, por los mesmos fundamentos de la Arte, que de otro modo, si es invención fuera de ellos, no se admite ni hay ya quien tenga tal autoridad, que el tiempo de Inventores se acabó: y por esso mi opinión es ajustarse á la costumbre, escriviendo lo mejor que se pueda, aprendiendo de los escritos de buenos Orthographos, y á los puntos principales no faltar, que en lo demás hay mucho que ver, y son questiones para los más peritos en esta Arte. Otras muchas cosas se advertirán leyendo libros ó escritos Valencianos, que prevenirlo todo es imposible, aunque lo más precisso ya está, y en materia de Orthographía Valenciana, no he visto Autor, ni Tratado alguno, que esto han sido observancias de lo que noté, leyendo escritos de nuestro Idioma antiguos. Todo lo cual con rendimiento humilde, sujeto á la corrección de los Orthographos peritos.”
“Grat sia á Deu, ja hi som;” esto es lo único que se nos ocurre decir con el Doctor Milá y Fontanals al terminar nuestra tarea.
A medida que hemos ido adelantando en la ordenación de estos Apuntes, ha ido decayendo nuestro ánimo; por eso hoy, al presentarlos al público, queremos de nuevo aducir poderosas razones en favor de nuestro trabajo, y nada nos parece más á propósito que copiar íntegramente, como frase final, las mismas palabras de tan ilustre y respetable maestro; he aquí cómo termina éste el artículo antes citado, y que tal vez intencionadamente ha puesto como final en la colección de sus obras su sabio coleccionador: “Grat sia á Deu, ja hi som, usant de las bònes paraules de un poeta. Ya havem arribat á la conclusió. ¿Quina será aquesta? Pensam que hi hauria de haver dúes menes de llenguatje:
1ª. Una literaria general (y si no’s vòl dir catalana, no’s diga de cap manera llemosina, sino catalano-valentino-baleárica), la qual es en substancia, la que, com havem dit, ha sigut darrerament restablerta, y la que, ab pòques diversitats, s’escrivía encara per tot arréu cap á la fí del segle XV y coméns del XVI; trayentne vulgarismes, llatinismes y paraules forasteres; prenent lo bò de la llengua modèrna com es, segons nos apar, la diferència de les expresades formes indicatives y subjuntives, seguint sempre lo precepte que donava’l vell retòrich de triar lo més nòu de lo antich, y lo més antich de lo nòu, y no volent ésser, com de certs llatinistes deya Heinnecci, més ciceroniáns que’l mateix Cícero. 2ª. Un altre llengua particular y variable, es á dir, molts dialèctes diferents ahon sense portar les coses massa enllá, se representás lo mòdo de parlar de cada encontrada, com ja s’está pròp de ferho en certs escrits còmichs y se podría fer en òbres series de un temperament molt especial á un determinat territori.
“Aquest sistema tendría los seus grops y mals passos (també’n tenen los altres), pero portaría molts avantatjes literaris y filológichs.”
Las voces castellanas y valencianas que proceden del mismo tronco latino, tienen entre sí tan íntima conexión que, por regla general, apenas ofrecen otra diferencia que la de la pronunciación y terminación peculiar á cada uno de estos idiomas; así, pues, para valencianizar cualquier voz castellana de origen latino, bastará (aparte de los cambios de pronunciación)(36) con mudar su desinencia según las siguientes reglas:
Las palabras castellanas terminadas en dad y en tad, terminan en valenciano en tat, v. gr.:
Amistad. . . . . . . . . . . . Amistat.
Ancianidad. . . . . . . . . Ansianitat.
Ciudad. . . . . . . . . . . . . Siutat.
Libertad. . . . . . . . . . . . Llibertat.
Majestad. . . . . . . . . . . Machestat.
Necedad. . . . . . . . . . . Nesetat.
Unidad. . . . . . . . . . . . . Unitat.
Verdad. . . . . . . . . . . . . Veritat.
En algunos, muy pocos, de los en dad suele conservarse la primera d, pronunciando, por ejemplo, bondat, edat, maldat; pero esto más bien es un vicio de pronunciación que una excepción de la regla: Navidad se traduce Nadal.
Las terminadas en al no varían; v. gr.:
Angelical. . . . . . . . . . . Anchelical.
Arenal. . . . . . . . . . . . . Arenal.
Catedral. . . . . . . . . . . . Catedral.
Delantal. . . . . . . . . . . . Devantal.
Mal. . . . . . . . . . . . . . . . Mal.
Virginal. . . . . . . . . . . . . Virchinal.
Arrozal y naranjal se transforman en arrosar y taronchar, cal en cals, y rosal en roser.
Las en an pierden la n final; v. gr.:
Adrián. . . . . . . . . . . . . Adriá.
Alemán. . . . . . . . . . . . Alemá.
Capellán. . . . . . . . . . . Capellá.
Catalán. . . . . . . . . . . . Catalá.
Pan. . . . . . . . . . . . . . . Pa.
Adán, cuan, gran, tan y san, conservan la n: Juan se pronuncia Chuán.
Las en ar, verbos ó nombres, no mudan la desinencia si tienen igual raíz; v. gr.:
Adorar. . . . . . . . . . . . Adorar.
Animar. . . . . . . . . . . . Animar.
Cargar. . . . . . . . . . . . . Carregar.
Entrar. . . . . . . . . . . . . Entrar.
Habar. . . . . . . . . . . . . Favar.
Manjar. . . . . . . . . . . . Menchar.
Melonar. . . . . . . . . . . Melonar.
Palomar se traduce por colomer, y telar por teler (sustantivo).
Los en as, es, is, os, us y los en az, ez, iz, oz, uz, sustantivos ó adjetivos, no suelen cambiar; téngase presente que la z castellana es s en valenciano.
Los sustantivos y adjetivos en ave y avo suelen mudar la desinencia en au; v. gr.:
Ave. . . . . . . . . . . . . . . Au.
Llave. . . . . . . . . . . . . . Clau.
Nave. . . . . . . . . . . . . . Nau.
Bravo. . . . . . . . . . . . . Brau.
Clavo. . . . . . . . . . . . . . Clau.
Grave no se modifica.
Los en able, eble, ible, oble, uble, no cambian en nada por regla general: mueble hace mòble.
Los en ablo mudan la o en e; v. gr.:
Diablo. . . . . . . . . . . . . Diable.
Establo. . . . . . . . . . . . Estable.
Pablo hace Pau.
Los en ado y ato terminan en at; v. gr.:
Abogado. . . . . . . . . . . Abogat.
Apasionado. . . . . . . . . Apasionat.
Obispado. . . . . . . . . . . Ovispat.
Candidato. . . . . . . . . . Candidat.
Diaconato. . . . . . . . . . Diaconat.
Beato, chato, dato, flato, pato, rato y retrato conservan la o.
Lado se traduce costat.
Los en aje terminan en ache por razón de pronunciación.
Los en ano pierden por regla general la última sílaba; v. gr.:
Anciano. . . . . . . . . . . . Ansiá.
Asturiano. . . . . . . . . . . Asturiá.
Hermano. . . . . . . . . . . Chermá.
Humano. . . . . . . . . . . Humá.
Mano. . . . . . . . . . . . . . Ma.
Paisano. . . . . . . . . . . . Paisá.
Republicano. . . . . . . . Republicá.
Valenciano. . . . . . . . . Valensiá.
Enano hace nano; gitano, chitano; piano, piano.
Los en ancia y encia sólo mudan la c en s por razón de pronunciación.
Abundancia. . . . . . . . Abundansia.
Ciencia. . . . . . . . . . . . Siènsia.
Infancia. . . . . . . . . . . . Infansia.
Prudencia. . . . . . . . . . Prudènsia.
Los en anco pierden la o; v. gr.:
Banco. . . . . . . . . . . . . Banc.
Blanco. . . . . . . . . . . . . Blanc.
Franco. . . . . . . . . . . . . Franc.
Los en ante, ente y ento pierden la última vocal; los en iente y iento, menos ambiente, consciente, obediente, oriente, paciente y pudiente, pierden además la i; v. gr.:
Adelante ó avante. . . Avant.
Agente. . . . . . . . . . . . Achent.
Ausente. . . . . . . . . . . . Ausent.
Cesante. . . . . . . . . . . . Sesant.
Parlamento. . . . . . . . . Parlament.
Ascendiente. . . . . . . . Ascendent.
Diente. . . . . . . . . . . . . Dent.
Casamiento. . . . . . . . . Casament.
Viento. . . . . . . . . . . . . Vent.
Cuento no se modifica; también es muy común pronunciar como en castellano las voces acento, sargento y portento, pero éstas deben seguir la regla general: tiento se traduce tento.
Los en ario, erio, irio, orio, urio, pierden la o; erio y orio abren, además, la vocal respectiva, terminando, por lo tanto, en èri, òri; v.gr.:
Aniversario. . . . . . . . . Aniversari.
Cementerio. . . . . . . . . Sementèri.
Oratorio. . . . . . . . . . . Oratòri.
Cirio. . . . . . . . . . . . . . . Siri.
Mercurio. . . . . . . . . . . Mercuri.
Serio no cambia.
Los en eria y oria también abren la vocal; v.gr.: matèria, memoria.
Para valencianizar los en azo, téngase presente lo que hemos dicho en la Analogia al tratar de los sustantivos aumentativos y abundanciales.
Los sustantivos en es y ez no suelen cambiar sino en lo relativo á la pronunciación; v.gr.:
Barcelonés. . . . . . . . . Barselonés.
Marqués. . . . . . . . . . . Marqués.
Acidez. . . . . . . . . . . . . Asidés.
Honradez. . . . . . . . . . Honradés.
Viudez. . . . . . . . . . . . . Viudés.
Vejez se convierte en vellea.
Los en eja cambian la desinencia en ella ó eixa; es difícil precisar la ley de esta terminación diferente, pero nos parece observar que los de origen latino adoptan de preferencia la primera; verbigracia:
Abeja. . . . . . . . . . . . . . Abella.
Ceja. . . . . . . . . . . . . . . Sella.
Oreja. . . . . . . . . . . . . . Orella.
Oveja. . . . . . . . . . . . . Ovella.
Vieja. . . . . . . . . . . . . . Vella.
Reja cuando se refiere á la del arado se traduce por rella; cuando á la de la ventana por reixa: teja se traduce teula (del latín tegula).
En cuanto á los en ejo puede decirse también que los pocos que proceden del latín, buscan asimismo la terminación en ell ó ill; v. gr.:
Aparejo. . . . . . . . . . . . Aparell.
Consejo. . . . . . . . . . . . Consell.
Conejo. . . . . . . . . . . . . Conill.
Espejo. . . . . . . . . . . . . Espill.
Viejo. . . . . . . . . . . . . . Vell.
Para los diminutivos castellanos en ejo y en eja atiéndase á lo dicho en la Analogía.
El cambio de la j en ll es general en las voces de origen latino; v. gr.: paja, palla; hoja, fulla; mujer, muller (37)
Los terminados en ela, ella, ema, ena, era, esa, eta, eva y eza, no cambian por lo general; pero en el caso de ir precedidos de la vocal u, cambian el diptongo ue en ò; v.gr.:
Vela. . . . . . . . . . . . . . . Vèla.
Botella. . . . . . . . . . . . . Botella.
Poema. . . . . . . . . . . . . Poema.
Escena. . . . . . . . . . . . . Essena.
Carnicera. . . . . . . . . . Carnisera.
Montañesa. . . . . . . . . Montañesa.
Dieta. . . . . . . . . . . . . . Dieta.
Naturaleza. . . . . . . . . Naturalesa.
Escuela. . . . . . . . . . . . Escòla.
Buena. . . . . . . . . . . . . Bòna.
Nuera. . . . . . . . . . . . . Nòra.
Gruesa. . . . . . . . . . . . . Gròsa.
Cueva. . . . . . . . . . . . . Còva.
Se exceptúan agüela, espuela y aigüera.
Los en elo, ello, emo, ero, eso, eto y evo, pierden la o; también al ir precedidos de u mudan el diptongo en ò ó en o si va seguida de u; v. gr.:
Celo. . . . . . . . . . . . . . . Sèl.
Cabello. . . . . . . . . . . . Cabell.
Supremo. . . . . . . . . . . Suprem.
Panadero. . . . . . . . . . Panader.
Progreso. . . . . . . . . . . Progrés.
Completo. . . . . . . . . . Complet.
Suelo. . . . . . . . . . . . . . Sòl.
Cuello. . . . . . . . . . . . . Còll.
Huerto. . . . . . . . . . . . . Hòrt.
Hueso. . . . . . . . . . . . . Ós.
Huevo. . . . . . . . . . . . . Óu.
Nuevo. . . . . . . . . . . . . Nòu.
Nótese en los dos últimos el cambio de la v en u, tan común en nuestra lengua.
Los en il no cambian.
Los en in pierden la n; v. gr.:
Carmín. . . . . . . . . . . . Carmí.
Fin. . . . . . . . . . . . . . . . Fi.
Valentín. . . . . . . . . . . Valentí.
Violín. . . . . . . . . . . . . . Violí.
Los en ía no se modifican:
Agonía. . . . . . . . . . . . . Agonía.
Día. . . . . . . . . . . . . . . . Día.
Teología. . . . . . . . . . . . Teolochía.
Los en icia solo mudan la c en s.
Los en icio pierden la o; v. gr.:
Edificio. . . . . . . . . . . . . Edifisi.
Sacrificio. . . . . . . . . . . Sacrifisi.
Vicio. . . . . . . . . . . . . . . Visi.
Juicio y perjuicio se transforman en chuí y perchuí.
Los sustantivos en ido terminan en it como los participios de la tercera conjugación.
Olvido. . . . . . . . . . . . . Olvit.
Vestido. . . . . . . . . . . . Vestit.
Nido se convierte en niu: ruido y sonido no suelen modificarse.
Los en ina no cambian.
Los en ino pierden la última sílaba; v. gr.:
Alicantino. . . . . . . . . . Alicantí.
Camino. . . . . . . . . . . . Camí.
Fino. . . . . . . . . . . . . . . Fi.
Padrino. . . . . . . . . . . . Padrí.
Vino. . . . . . . . . . . . . . . Vi.
Los terminados en tino (sustantivos) tienen tendencia á no modificarse, y si lo hacen terminan en tini.
Los en ismo cambian la o en e; v. gr.:
Ateísmo. . . . . . . . . . . . Ateísme.
Egoísmo. . . . . . . . . . . . Egoísme.
Silogismo. . . . . . . . . . Silochisme.
Los en ista masculinos cambian la a en e; si son femeninos no se modifican; v. gr.:
Artista. . . . . . . . . . . . . Artiste.
Cajista. . . . . . . . . . . . . Caixiste.
Lista. . . . . . . . . . . . . . . Llista.
Modista. . . . . . . . . . . . Modista.
Revista. . . . . . . . . . . . . Revista.
Organista (hombre). . Organiste.
Organista (mujer). . . . Organista.
Los en ivo mudan la desinencia en iu; v. gr.:
Activo. . . . . . . . . . . . . . Actiu.
Cultivo. . . . . . . . . . . . . Cultiu.
Relativo. . . . . . . . . . . . Relatiu.
Vivo. . . . . . . . . . . . . . . Viu.
Olivo se traduce por olivera.
Los en ol no suelen cambiar; pero la ò suena abierta, excepto en alcohol.
Los en on, masculinos ó femeninos, pierden la n; v. gr.:
Ambición. . . . . . . . . . . Ambisió.
Aragón. . . . . . . . . . . . Aragó.
Cicerón. . . . . . . . . . . . Siseró.
Dragón. . . . . . . . . . . . Dragó.
León. . . . . . . . . . . . . . Lleó.
Sensación. . . . . . . . . . Sensació.
Los en onio pierden la o final y hacen la otra ò abierta.
Los en or no mudan, tanto sustantivos como adjetivos; sólo flor suena con ò abierta, flòr.
Los en oro pierden la o final y hacen abierta la otra ò; v. gr.:
Coro. . . . . . . . . . . . . . Còr.
Oro. . . . . . . . . . . . . . . Òr.
Moro hace mòro; toro se traduce bòu; loro no cambia, pero es más valenciano papagall.
Los en oso pierden la o final; los en osa no cambian: diferencia notable; los sustantivos de estas terminaciones hacen la ò abierta, los adjetivos cerrada aunque se sustantiven; v. gr.:
Coloso. . . . . . . . . . . . . Colós.
Esposo. . . . . . . . . . . . . Espós.
Reposo. . . . . . . . . . . . . Repós.
Cosa. . . . . . . . . . . . . . . Còsa.
Esposa. . . . . . . . . . . . . Espòsa.
Rosa. . . . . . . . . . . . . . . Ròsa.
Amoroso. . . . . . . . . . . Amorós.
Amorosa. . . . . . . . . . . Amorosa.
Religioso. . . . . . . . . . . Relichós.
Religiosa. . . . . . . . . . . Relichosa.
Oso se traduce orso; soso no cambia.
Los en ote cambian en òt, con ò abierta; verbigracia:
Dote. . . . . . . . . . . . . . Dòt.
Islote. . . . . . . . . . . . . Islòt.
Los en ud mudan la d en t; v. gr.:
Gratitud. . . . . . . . . . . Gratitut.
Juventud. . . . . . . . . . Choventut.
Senectud. . . . . . . . . . Senectut.
Virtud. . . . . . . . . . . . . Virtut.
Los en udo terminan también en ut; v.gr.:
Agudo. . . . . . . . . . . . . Agut.
Mudo. . . . . . . . . . . . . . Mut.
Rudo y saludo no cambian; nudo hace nuc; crudo, cruc ó mejor cru puesto que el femenino es crúa; viudo no termina en valenciano en udo sino en íudo, pues acentuamos la í.
Los en uro, uso y uto pierden la o: huso hace fus, y luto, dòl; apuro, duro (moneda) y puro (cigarro) no cambian; duro y puro (adjetivos) siguen la regla general, dur, pur.
Los esdrújulos terminados en o cuya penúltima sílaba tiene por vocal i ó u, pierden la o final; verbigracia:
Hábito. . . . . . . . . . . . . Hábit.
Báculo. . . . . . . . . . . . . Bácul.
Céntimo. . . . . . . . . . . Séntim.
Crédulo. . . . . . . . . . . . Crédul.
Místico. . . . . . . . . . . . Místic.
Título. . . . . . . . . . . . . . Títul.
Periódico. . . . . . . . . . . Periòdic.
Rótulo. . . . . . . . . . . . . Rótul.
Músico. . . . . . . . . . . . . Músic.
Crepúsculo. . . . . . . . . Crepúscul.
Los terminados en ólogo, tienen la desinencia valenciana en òlec, como lo demuestran las dos voces de este grupo que más usa el pueblo: teòlec, astròlec.
Por regla general las voces graves castellanas (38) terminadas en a no cambian la desinencia: las en e y o pierden la vocal.
Las agudas en consonante no mudan sino por razón de pronunciación: la d en t, la z en s; la v y la j, al quedar como finales por supresión de la vocal que las sigue, en u y en ll; la n se suprime, no sólo al ser final en el castellano, sino al quedar como tal por supresión de la vocal que con ella formaba sílaba; algunas veces, en especial en las desinencias en en, se cambia por m.
El diptongo ie en voces que sólo tienen e en su original latino, pierde la i al valencianizarse; verbigracia:
Cælum. . . . . Ciel. . . . . . . . Sèl.
Ferrum. . . . . Hierro. . . . . Fèrro.
Fel. . . . . . . . Hiel. . . . . . . Fèl.
Infernus. . . . Infierno. . . . Infèrn.
Nepos. . . . . . Nieto. . . . . . Net.
Pes. . . . . . . . Pie. . . . . . . . Pèu.
Petra. . . . . . Piedra. . . . . Pedra.
Semper. . . . Siempre. . . . Sempre.
Tempus. . . . Tiempo. . . . . Temps.
Terra. . . . . . Tierra. . . . . . Tèrra.
Asimismo el diptongo ue se transforma en o al valencianizarse en las voces castellanas, cuya raíz latina es también en o; v. gr.:
Bonus. . . . . . Bueno. . . . . . Bò.
Corpus. . . . . Cuerpo. . . . Còs.
Foras. . . . . . Fuera. . . . . . Fòra.
Hortus. . . . . Huerto. . . . . Hòrt.
Novus. . . . . Nuevo. . . . . Nòu.
Orphanus. . Huérfano. . . Órfe.
Ovum. . . . . . Huevo. . . . . Óu.
Populus. . . . Pueblo. . . . . Pòble.
Solum. . . . . Suelo. . . . . . Sòl.
Debemos advertir que estos cambios de los diptongos ie y ue en e y o ocurren también en los tiempos de ciertos verbos castellanos que se encuentran en iguales condiciones etimológicas que las voces anteriormente citadas; v.gr.:
Adverto. . . . . . Advierto. . . . . . Advertisc.
Refert. . . . . . . . Refiere. . . . . . . Referís.
Sentit. . . . . . . . . Siente. . . . . . . . Sent.
Consolor. . . . . . Consuelo. . . . . Consòle.
Torques. . . . . . Tuerces. . . . . . . Tòrses.
Moriar. . . . . . . Muera. . . . . . . Mòrga.
En lo relativo á pronunciación no se eche en olvido lo que ya hemos dicho en otras partes:
Que las sílabas ge, gi, cambian en che, chi;
La j en voces de origen latino en ll; (en las de origen árabe en ix);
Las sílabas za, ce, ci, zo, zu, en sa, se, si, so, su;
Sus inversas az, ez, iz, oz, uz, en as, es, is, os, us;
La d final, y algunas veces en medio de dicción, en t;
La h inicial en f;
La l inicial en ll;
Y que la n final tiene gran tendencia á eclipsarse.
Con estas reglas, pero sin llevarlas á la exageración, puesto que hay muchas excepciones, creemos hay lo suficiente para que pueda orientarse una persona de buen criterio en la adaptación á nuestra lengua de las voces castellanas procedentes del latín.
Á los escritores valencianos
Ustedes quizá se enojarán, y lo sentiré; pero yo creo que ha llegado ya la hora de decir la gran verdad; y como esta verdad no puede decirla ninguno de ustedes, porque todos han pecado, es preciso que venga á arrojar la primera piedra alguien que ni sea escritor, ni lo haya sido, ni pueda llegar á serlo nunca: ¿y qué más da que ese alguien sea yo ó cualquier otro tan pobre de facultades y esperanzas como mi oscura persona?
Y esta verdad, que todos ustedes tienen en el pecho, pero que nadie se atreve á manifestar, es la siguiente:
“La anarquía que impera en el campo de la literatura valenciana es absurda, incomprensible y sin precedentes en ninguna literatura del mundo.”
En efecto: que una lengua escrita que tiene á su servicio notables escritores en todos los ramos, posea dos gramáticas completamente diferentes, con dos ortografías absolutamente diversas y en completo desacuerdo en la analogía, en la sintaxis y hasta en la prosodia; es tan raro, tan anormal, que basta el indicarlo para que por sí sola salte á la vista la gravedad de tal desorden.
Y no es esto lo peor; fueran al menos dos gramáticas, dos escuelas bien definidas las que se disputaran el cultivo de nuestra hermosa lengua; pero es lo grave del caso que entre las dos que pudiéramos llamar escuelas extremas, hay tal gradación de tonos, tal cúmulo de hibridaciones, que creemos imposible el llegar á clasificarlas y hasta el poner medianamente en orden para su estudio las mil y mil anomalías y contradicciones que el más lego puede descubrir, por poco que al estudio de nuestra moderna literatura se dedique.
Pero es aún más anómalo y más raro que cuanto acabamos de decir, que no hay, entre cuantos al cultivo de nuestra lengua se dedican, partidarios de esta ó de la otra escuela; no hay realmente defensores ó impugnadores entusiastas de esta ó la otra gramática (por más que no dejen de publicarse alguna vez alusiones á este asunto, casi siempre en estilo festivo); no hay personalidades que pública y decididamente militen en este ó en el otro campo; todos, grandes y chicos, maestros y principiantes, verdaderos literatos y aficionados más ó menos felices en sus excursiones al Parnaso, todos usan por igual uno y otro sistema, y todos por igual contribuyen á que se perpetúe la anarquía y se vea cada día más lejano su remedio.
Sólo puede marcarse de algún modo la separación de campos en el terreno de los géneros literarios.
Si llamamos á las dos escuelas que se disputan el dominio de nuestra literatura, á la una castellana y á la otra catalana (y conste que no nos parecen apropiados estos apelativos; pero, puesto que hay que darles algún nombre para entendernos, creemos que éstos pueden servir perfectamente, pues dan una idea bastante clara de la tendencia respectiva de ellas), podemos decir que están con la primera el género dramático y el periodismo festivo (único que tiene vida en nuestra literatura, á pesar de generosos, pero desgraciados esfuerzos del periodismo serio), y con la segunda el género lírico en sus diversas manifestaciones, y la historia representada por algunas memorias, biografías, etc., que apenas si logran salir de la sombra protectora con que las cobija Lo Rat-Penat. De modo que la primera, es el ropaje con que se viste la literatura valenciana para mostrarse al común de los mortales, quedando la segunda reducida á una especie de lenguaje sagrado, como el de los antiguos sacerdotes egipcios, asequible únicamente á los iniciados.Y tanto es esto así, que dramas premiados en los Juegos Florales del Rat-Penat, para llegar á la imprenta ó al teatro, han tenido que ser traducidos al valenciano moderno; es decir, ingresar en lo que antes hemos llamado escuela castellana.
¿Y hasta cuándo ha de continuar este estado de cosas? ¿Es que nos hemos de cruzar de brazos todos los valencianos, y dejar que tal embrollo siga en progresión ascendente, hasta que la filología, impotente ya para desenmarañarlo, borre nuestra lengua del catálogo de las cultas y escritas? ¿Es que no hemos de intentar siquiera remediar en lo posible tamaño desafuero?...
Puesto que, para curar cualquier dolencia, lo primero es conocerla, pasemos á indicar someramente los puntos más salientes de la cuestión.
Vamos á ocuparnos casi exclusivamente de la ortografía, pues como las otras partes de la gramática están sujetas á más variantes, según la época y la comarca, creemos que para tratarlas con algún fruto, se necesita más espacio, más estudio y más experiencia.
Es indudable que hasta el presente siglo se ha escrito el valenciano con su ortografía propia; es decir, con la antigua ortografía lemosina, más ó menos pura y perfecta, según los tiempos y según la ilustración y aficiones de cada escritor; y es asimismo indudable que en la actualidad nos encontramos con dos ortografías completamente distintas, á disposición del que quiere escribir en valenciano, dos ortografías igualmente legales, igualmente respetadas, y que por igual ponen en un apuro al novel escritor, pues ambas han llegado ya á tener tantas y tan diferentes autoridades, que se puede decir aquí con la mayor propiedad del mundo (y perdonen ustedes la irreverencia), que cada maestrito tiene su librito.
¿Quién es el responsable de esa innovación? ¿Bonilla y Baldoví, ó alguien anterior á ellos? No lo sabemos, ni nos importa; pero el caso es que se hizo, que fué aceptada y continuada por escritores de indudable mérito, y que hoy es un hecho consumado.
En la escuela que hemos llamado catalana, pueden marcarse perfectamente tres agrupaciones: los arcaístas, los catalanistas propiamente dichos y los neo-lemosines. Llamamos arcaístas á los que pretenden escribir hoy el valenciano como se escribía en el siglo XV. Quien no conozca bien nuestra moderna literatura, creerá que exageramos; pues no hay hoy en Castilla quien se atreva á escribir como Juan de Mena ó el Marqués de Santillana; y sin embargo, nada hay más cierto que lo dicho: en todas las reacciones como en todas las revoluciones, hay espíritus fuertes, que llevados de su actividad y de su amor al ideal, traspasan sin notarlo, y á veces hasta á pesar suyo, los límites que la prudente evolución de los tiempos y de las ideas debiera marcarles; por eso, pues, entre nosotros hay quien llena sus escritos de arcaísmos, y no por ignorancia ó descuido, sino á ciencia cierta y convencido de que así contribuye mejor al renacimiento de nuestra lengua.
No es difícil encontrar en escritos de hoy chor, quadro, quento, llunyadá, venerabil, realme, regina, inimich, palpebra, puix, car (porque), sua (seua), null, bastir, fonch (del verbo ser), trametre, embaumar (¿galicismo?), los numerales oncecents, dotcecents, etc., y otros mil cuya repetición y elección intencionadas prueban la verdad de nuestro aserto.
De los que llamamos catalanistas propiamente dichos, podíamos muy bien no ocuparnos en este artículo; aunque se les llama escritores valencianos, se rigen por los diccionarios, gramáticas y modelos catalanes, y no cambian jorn, aucell, papallona, dintre, altre, surtir, aixecar, ajáurer, etc., etc., por día, pardal, paloma, dins, atre, eixir, alçar, y gitar... aunque los emplumen. Algunos de éstos creen (y lo dicen francamente) que la literatura valenciana y la catalana deben ser una sola.
Y llamamos finalmente neo-lemosines, á los que siguiendo la antigua gramática lemosina, prestan no obstante cierta conformidad á las innovaciones filológicas de nuestro pueblo, si bien procurando acomodarlas á las reglas y preceptos gramaticales. Si los pocos (aunque buenos generalmente) que forman este grupo, lograran ponerse de acuerdo, pues no lo están en absoluto, y se dedicaran al oficio de catequista, tal vez en poco tiempo pudieran hacer más de lo que ellos mismos creen, sirviendo de centro (puesto que ocupan el término medio) al que pudieran converger los grupos extremos, dejando cada uno en aras del amor patrio, la impedimenta de rutinas y escepticismos que no les dejan acercarse mutuamente.
Y vamos ya á entrar en la parte más lastimosa de este asunto; es decir, vamos á tratar de lo que llamamos escuela castellana. Pertenecen á esta escuela como antes hemos dicho, todas las obras dramáticas y la prensa periódica, y pretenden sus adeptos escribir el valenciano “tal còm se parla en lo día” Empezaron por suprimir la tj y la g valencianas, poniendo en su lugar la ch castellana, y escribieron michana, llech, ròch: suprimieron la h final, y escribieron Vic, pòc, puc: cambiaron la ç y la c por la s, y la ny por la ñ, como en donsaina, resar, onse, añ, caña, señal, y no han sustituido la v con la b, escribiendo Balensia y Bisent... porque á nadie sin duda se le ha ocurrido que es una inconsecuencia y una falta de lógica el no hacerlo así. Y hubieran parado aquí sus innovaciones; pero como en el orden intelectual lo mismo que en el físico, no siempre, dado el primer impulso, es fácil detener el movimiento, donde y como se quiere, tanto se empeñaron en hablar como el pueblo, que han llegado á hablar como el populacho ábrase, en prueba de esto, cualquier comedia ó periódico valenciano, y no tardarán en encontrarse voces como sènsia, ascomensar, anteniment, etc., etc., crímenes gramaticales como t’anunsiat, m’arrimat, s’en anem, se quedem, s’ham acalorat, etc., y sobre todo barbarismos ortográficos, como diro, fero, en vez de dirho, ferho; madonat, sa dit, por m’ha donat, s’ha dit; nou fa ó n’ou fa por no ho fa (ó no hu fa si se quiere); da tres pesetes por d’á tres pesetes, y otros mil, que hacen formar muy pobre idea de quien los usa... Francamente, señores, eso no es escribir como se habla; eso es simplemente escribir mal.
¿Hay alguien que, hablando en castellano, no diga, por ejemplo: “Dile questa noche menteraré, si no lolvido?”¿Y habrá alguien que se estime, que lo escriba de ese modo? ¿Pues por qué al escribir en valenciano todos se creen autorizados para hacer lo que les dé la gana? ¿Es que aun cuando no haya gramáticas escritas, no hay en todo hombre medianamente ilustrado una que podríamos llamar gramática intuitiva, hija del sentido común y del buen gusto cultivado?
Urge, pues, en gran manera poner remedio á este caos, si no queremos exponernos á que por su duración llegue á naturalizarse entre nosotros, y acabemos por estar á él tan acostumbrados, que nos parezca por último la cosa más natural del mundo.
¿Y cuál es ese remedio? se dirá: en nuestra opinión es sencillo.
Convóquese por quien tenga autoridad para ello, sea Lo Rat-Penat, ó la Sociedad de Amigos del País, ó el Ateneo, ó los directores de la prensa local, ó quien sea, á un gran congreso de valencianistas, donde tengan cabida todas las escuelas y todas las opiniones: puesto que afortunadamente estas cuestiones no han llegado todavía á acalorar los ánimos, acudan allí todos guiados por el amor á la patria y á las letras, y convéngase entre todos en hacer de ese congreso una especie de Concilio ecuménico que defina el dogma de nuestra literatura.
Y entre otras soluciones que ese congreso podría dar al conflicto, se nos ocurren las dos siguientes:
1ª. Hermanar las tradiciones con las necesidades de la época; es decir, admitir como buenas y legítimamente valencianas ciertas frases y voces castellanas que es ya muy difícil si no imposible desterrarlas de nuestra lengua; por ejemplo: adiós, palacio, labio, entonces, pues, después, hasta, quiçá, elevar, loco, limosna, abrigo, obispo, cepillo, pendiente, plano, plantilla, terremoto, cuna, y otras muchas que sería imposible detallar, y transigir con la sintaxis castellana que se ha enseñoreado ya casi en absoluto de nuestra lengua; pero conservar nuestra ortografía propia, y valencianizar en lo posible cuantas voces admitamos de otros idiomas. A esto se nos objetará por los amantes de lo antiguo que es mucha evolución esa, para hecha de un solo golpe; y nos dirán los innovadores que justamente en la ortografía y en la pureza de dicción, está la dificultad para el pueblo.
Contestaremos á los primeros, que dado el continuo progreso y la natural evolución de las lenguas, no sería para la nuestra tan grande la concesión que le haríamos, pues hace en realidad siglos que no se le ha reconocido oficialmente innovación alguna; y á los segundos nos limitaremos á recordarles lo que dijo nuestro inmortal Iriarte:
Sepa quien para el público trabaja
Que tal vez á la plebe culpa en vano,
Pues si en dándole paja, come paja,
Siempre que le dan grano, come grano.
2ª. Aceptar los hechos consumados y formar dos gramáticas diferentes: la una castiza, erudita, que puede ser la catalana (y nos ahorramos el trabajo de hacer una nueva, que al cabo ha de ser casi igual á ésta), con la que podamos ayudar en la medida de nuestras fuerzas al renacimiento lemosín y recordar nuestras antiguas glorias literarias; y otra valenciana popular, transigiendo con la ch, la s y la ñ, pero creando un verdadero cuerpo de doctrina con reglas fijas y precisas, que hagan imposibles los resbalones que continuamente damos cuantos nos proponemos escribir algo en nuestra moderna lengua, y unifique, legalizándolas, las tendencias de una escuela que tal vez representa la manifestación de verdaderas necesidades de la época.
Ya nos parece estar oyendo á algunos puristas, que exclamarán: “No, eso jamás; transigir con esa innovación sería un crimen y una bajeza, sería doblegarse ante un cisma, ante una herejía: non possumus.” ¿Y qué le hemos de hacer, señores? podemos contestarles: el caso es que esa herejía es un hecho consumado, y aunque no sea ésta ocasión de discutir la teoría de los hechos consumados, que puede tener tanto de inmoral como de prudente, con tantos de ellos ha transigido ya la humanidad, en todos los terrenos, que aunque haya una transacción más, ¿qué importa al mundo?
En resumidas cuentas: de un modo ó de otro, con esta ó aquella solución, creemos que lo verdaderamente preciso, lo urgente, lo inexcusable es hacer algo; pero algo que sea pronto, rápido y de fácil ejecución.
Si así lo hiciereis, Dios os lo premie, y si no, os lo demande.
Hia chunt á Peñagolosa
un poblet qu’es un pomell,
mes tan alt, qu’anar á ell,
es tarea mol penosa;
y es per sèrt cosa enfadosa
qu’estiga tan apartat,
pues tant el Sèl l’ha dotat
de llum, perfums y armoníes,
que més qu’un chardí d’huríes
es un Eden encantat.
Rodechat d’altes montañes
ocupa un vall delisiós
qu’alegra el pas rumorós
d’un rihuet bordat de cañes;
chagant de formes estrañes
recolsat en la pendent,
té’l cap en un prominent
castell de pardes almenes
y els pèus entre les arenes
del marmolador torrent.
En tot ahont la vista alcansa
no se sap qué admirar més,
tan presiós y máchic es
lo que’s veu en lluntanansa;
cuan la primavera avansa
fa allí el rosiñol son niu,
y avans d’arribar l’estíu
el baladre y la chinesta
visten d’españòla festa
monts y fòyes, camps y riu.
Y baix d’un sèl transparent
més blau qu’els ulls d’una fada
brilla’l vèrt de la enramada
còm esmeralda d’Orient,
y en son perfumat ambient
del día als primers albors
s’endevinen els rumors
d’un ball de silfos y huríes
al sò de les melodíes
de mil pardalets cantors.
Tot es gran, tot admirable
d’aquell vall hasta el confí,
tot ell es etèrn festí
de riquesa inapresiable;
pródiga é inagotable,
còm riu d’amor desbordat,
á mans plenes l’ha dotat
la mare Naturalesa;
no’s pòt donar més bellesa
chunt á més fertilitat...
Mes ¡ay! també’l vall aquell,
ric en perfums y cambiants,
entre tantes flòrs brillants
té la ortiga y el donsell:
be hu demòstra un fet qu’en ell
susuí mol pòc temps fa,
y com sé qu’escrit no está
y es mol digne de memòria,
contarvos vullc tal historia;
escoltéu lo que pasá.
_____
Es el mes de Novembre, s’acaba el día;
El sòl sos últims besos al vall envía
Desde les ròches crestes del Espadá,
Y allá llunt en les plaches que’l Millars baña
Semblen les pardes bòyres fosca montaña
Que ses faldes sombroses estenent va.
El rat penat comensa la revolada,
El cuquello se queixa dins la enramada
Y el crit sec y metálic del grill se sent,
Mentres per l’espay ample la llum s’amaga,
El crepúscul ses ròches tintes apaga
Y el seu estrellat manto la nit estén.
Vènus, la blanca Vènus, cándida estrella
Que no sé per qué encara du’l nòm d’aquella
Falsa deitat pagana d’impur amor,
Còm per mil fils de plata del sèl penchada
Pareix sagrada llantia qu’enchoyellada
Davant l’etèrn sagrari posá’l Criador.
En direcsió del pòble s’òu la campana
Qu’en llengua misteriosa descáns demana
Pera’ls que del camp tornen buscant la llar;
Y pòc á pòc les sombres van escampantse,
Veus y llums y ruidos van apagantse,
Ya de la nit l’impèri va á comensar.
Desert al fi tot queda; cansats del día,
Al llit á vells y chovens la sòn els guía
Y hasta el gos s’acurruca y el gall s’adòrm;
Tot es sombra y silensi per monts y plana,
Tot en fret alé ho chèla la tramontana,
La vida está suspesa, Natura dòrm...
Pero no, allá en la sombra hia algún mistèri;
Pel camí que del pòble du al sementèri
Dos formes silensioses van avansant:
Pòc después, cuan la lluna les ilumina,
Se veu que la parella que allá camina
Son dos pòvres chiquetes que van plorant:
Una d’elles demòstra la etat dichosa
En que sent nena encara pura y hermosa
A ser dòna’s comensa ya moralment,
Y encara qu’es tan chove, ya en sa mirada
Se veu entre tristeses la llum sagrada
Que l’espirit destella cuan pensa y sent.
L’atra ¡pòvra criatura!... es tan chiqueta
Que de mare ha de ferli sa chermaneta
Y al bras la pòrta á ratos pa descansar:
Y així pel camí avansen abrasadetes
Tremolant y en silènsi les orfenetes
En busca de sa mare qu’allí ha de estar.
Del sementeri arriben chunt á la pòrta;
Be está dins sa mareta, mes ¡ay! es mòrta
Y no pòt pera obrirlos deixar son llit:
-¡Mare, mare!- la nena chiqueta crida,
-¡Mare!- en veu baixa l’atra diu aflichida,
Y ¡Mare! respòn l’èco tornant el crit.
En el brancal s’asenta, trista, abatuda,
La machor, y en sos brasos la més menuda
Per el fret aterida plorant está;
Y diu á sa chermana: -Tinc fam, Marieta;
Vullc pa... -Y en insistènsia, còm á chiqueta,
Repetís sense tregua: -Vullc pa; vullc pa...
Sa chermana la mira desconsolada,
La besa cariñosa, y en plòr bañada
Els ulls á tèrra baixa, sombríu el front;
Después alsa la vista que vagarosa
L’ample espay examina còm anhelosa
Y aixina á la chiqueta plorant respòn:
-¡Que tens fam!... Ni pensarho voldría:
¡Que vòls pa, nena meua, has cridat!...
¿Còm donarten un mòs yo podría
Si huí en tot el día
Ningú mos n’ha dat?...
¿Còm vols, filla, que puga ser fòrta
Ta chermana, si nena còm tu es?
¿Qué’t daré si captant casi mòrta
Vach de pòrta en pòrta
Y no’m donen res?...
Per no tindre treball, á la guèrra
Nòstre pare en mal hòra va anar,
La desgrasia’l tragué d’esta sèrra
Y allá en atra tèrra
Morí de pesar.
Pòc después la mareta angustiada
Treballant perque ens vea patir,
La salut malgastá, y agobiada,
Vida tan cansada
No pugué sufrir...
Y al quedarmos les dos asoletes
Sense pares, cariño ni llar,
Aus caigudes del niu, sense aletes,
Dèbils y chiquetes
¿Qué havem d’esperar?...
Així diu entre besos á la chiqueta;
Contra’l pit, consolantla, trista l’apreta
Y li fa, pa dormirla, llit del seu bras:
Después... chuntant les cares en plòr bañades,
Queden les orfenetes allí arrimades
Silensioses y unides en fòrt abrás.
_____
Comensa á aclarir el día
y aváns d’eixir per Orient
el sòl, al alt firmament
sos primers rayos envía;
l’alta bòveda sombría
plega el seu estrellat vèl,
y cuan ya’l darrer estèl
en l’horisont se desfuma,
deixa el sòl son llit d’espuma
y òmpli de llum terra y sèl.
Ferits per l’astre brillant
els cristals de la rosada
convertisen la enramada
en palasio de diamant:
al seu bes vivificant
en tèrra y sèl tot revíu,
deixen les aus el seu niu
poblant l’aire d’armoníes
y entre llum, cants y alegríes
tot despèrta, tot sonríu.
¡Sòls les nenes desdichades
al nòu día no sonrihuen,
ni despèrten, ni revihuen
al ser per el sòl besades:
pues èrtes, blanques, chelades,
còm grupo de mármol fet,
sentades chunt la paret
dolsament abrasadetes
están les dos orfenetes
mòrtes de fam y de fret!...
(1) Publicóse con el título de “¿Quousque tandem...” en el Almanaque de Las Provincias de 1887, y lo transcribo al final de este libro para no repetir algo de lo que allí se decía.
(2) Necesita ser tan de uno solo la misión de arrojar la primera piedra en este asunto, que el lector prudente comprenderá y disculpará sin duda la continua é inmodesta exhibición de mi humilde personalidad en este libro.
(3) No es esto decir que siempre que lo lleva sea abierta la e.
(4) Y ya que se nos presenta la ocasión, queremos decir que en esto solemos ser los valencianos tan extremados como en otras muchas cosas: limitándonos á asuntos públicos que á todos atañen por igual, pues no nos gusta personalizar, diremos que lo mismo nos acreditamos de descuidados al escribir el nombre de las calles de Embou, Empardo, etc. (donde no hay quien vea los apellidos Bou y Pardo, precedidos del tratamiento En que equivale á los modernos Don ó Señor), que nos pasamos de... sabios al hablar del Tros-alt: aun suponiendo que esta sea la verdadera etimología de la palabra Tosal -lo cual nos guardaremos mucho de asegurar,- debíamos cambiar, aplicando el mismo procedimiento, las palabras portal, finestral y varal por portaalta, finestra-alta y vara-alta: hasta en castellano debía hacerse lo mismo con ventanal, portal, etcétera. Conviene mucho estudiar las etimologías; pero... no tan calvo que se le vean los sesos.
(5) Véase lo que del apóstrofo decimos en la Ortografía.
(6) No debe confundírseles con los en alt.
(7) Algunos dicen lis; no nos parece propio.
(8) Algunos dicen lis; no nos parece propio.
(9) Alguien objetará que también se dice mosatros en vez de nosotros; pero nótese que mientras más de la mitad del reino pronuncia nosotros, apenas hay en todo él quien diga nos.
(10) Respecto al mal uso de estos pronombres véase lo que decimos en la sintaxis al tratar del solecismo.
(11) Como hemos dicho en los preliminares al tratar de la letra V, en Cataluña y en las comarcas valencianas donde esta letra se pronuncia, se dice haver y no haber; adviértase, además, que en francés se escribe avoir y en italiano avere.
(12) Faltando por primera y única vez á nuestro propósito de no hacer la menor reforma en la ortografía que llamamos popular de nuestra lengua, cambiamos en s la x que los innovadores conservan en los presentes de esta conjugación; puesto que el objeto de la nueva ortografía es facilitar la lectura, creemos que es más fácil leer patisc, patises, patís, escrito con s que con x: nos anima, al hacer esta innovación, el ver que los italianos escriben influisco, offerisco, etc. Hablaremos de esto en la ortografía al tratar de la x.
(13) En estos verbos, como en los demás que siguen, anotamos únicamente las personas en que tienen irregularidad: en todas las demás se conjugan con formas regulares.
(14) Los verbos ser y estar son hoy en valenciano completamente distintos y tiene cada uno de ellos su significación propia como en castellano, sin que en ningún caso puedan confundirse; antes se usaba en ciertos casos el primero en sustitución del segundo como en Cataluña, y esto no debe ser muy antiguo, puesto que aun son muchos los valencianos que al preguntarles por ejemplo: ¿Y ton pare?, responden: -Es al hòrt: ¿Y les tehues chermanes? Son á misa.
(15) Véase lo dicho al hablar del verbo haver.
(16) Este verbo no debe tener imperativo, pero por incidencias de la frase suele formarse algunas veces.
(17) Volveremos á ocuparnos de esto en la Ortografía.
(18) Debe ser muy reciente esta modificación, pues muchas personas de edad avanzada siguen usando aquella desinencia.
(19) En ciertas frases, principalmente en las interrogativas y dubitativas, este adverbio más bien equivale á algo que á nada; v. gr.: ¿Be saps res d’alló? ¿Sabes algo de aquello?
(20) No estará de más hacer notar aquí que las interjecciones castellanas ¡re Dios! ¡vive Dios! y ¡voto a Dios! que no es raro verlas en libros impresos, suenan tan mal al ser traducidas al valenciano, que sólo las usan comunmente los que se hallan á muy bajo nivel moral.
(21) No queremos dejar sin defensa inmediata á los valencianos de la capital: puede, sin gran esfuerzo, comprenderse que las formas abusivas anemsen, aneusen, hayan sido en un principio contracciones de las legítimas anem ens en, aneu us en, cuando los pronombres ens y us se empleaban; aun hoy, que están en completo desuso, podría admitirse quizá tal contracción en las formas antedichas y hasta en algunas más violentas, siempre que la frase lleve la partícula en; verbigracia: ¿be’ns en entrem?, no us en eixíu, que suprimidas la n y la u de los pronombres, resultan: ¿be’s en entrem?, no’s en eixíu; pero de esto á decir se parlem ó se quedéu, va una distancia inmensa: creemos, por lo tanto, que deben proscribirse estas formas, aun en los casos dudosos, para evitar abusos.
(22) Una observación: hay pueblos donde los finales en ts se suavizan tanto, que suenan como ch suave: tots iguals, lo leen to-chiguals.
(23) Nota bene: aquí, es decir, en la ny en medio de dicción, no pone etcétera Carlos Ros.
(24) Si la misión de las bellas letras, y en especial la de la poesía, es hablar al corazón más bien que á la cabeza, es indudable, que un escrito, por muy bueno é inspirado que sea, no producirá emoción en el lector, sino en tanto en cuanto esté redactado en el lenguaje en que éste expresa ordinariamente sus sentimientos y pasiones, pues las explosiones del afecto no admiten la previa traducción individual á que puede sujetarse la adquisición de ideas científicas: si cualquier amante del saber puede indudablemente estudiar los más abstrusos problemas científicos en un idioma extranjero que comprenda medianamente, nadie, por muy sensible que sea, llegará á sentir verdadera emoción estética, leyendo de amores en una lengua que no es la que habla con su madre, con su novia, con sus hermanos ó con sus hijos. En Valencia, las clases ilustradas sienten en castellano porque ése es hace ya mucho tiempo su lenguaje doméstico; pero las clases populares quedan ineducadas literariamente en el terreno del sentimiento, porque aquí, las obras que hablan al alma se escriben en castellano ó en catalán (que no otra cosa es el lemosín literario), lenguas ambas que no llegan al corazón del pueblo, sino pasando antes por el cerebro para ser analizadas y traducidas; y cuenta que al decir pueblo, nos referimos á muchos de los que se sientan en los bancos de la Universidad, Seminario y demás escuelas superiores. Es preciso por lo tanto, que en bien de la educación de nuestro pueblo cese la anomalía de que sólo se escriban en lenguaje familiar las obras satíricas y festivas, hasta el punto de que ha llegado á hacerse general, la creencia de que el valenciano no sirve para otra cosa: como ensayo para que lleguemos á demostrar lo contrario, pensaba publicar en este libro algunas de las más sentidas composiciones de nuestros mejores poetas, como La barraca ó Lo rosari de laviuda, de Llorente, y L’albat, de Llombart, previamente traducidas por mí; pero no me he atrevido á poner mi mano pecadora en la obra de los maestros: sin embargo, al menos para abrir el camino á los demás, he traducido una poesía mía, Les orfenetes, premiada en los Juegos Florales, y la inserto al final del libro: el lector perderá, pero el argumento puede ganar en fuerza, porque si ésta agradara, ¿cuánto más gustarían las otras?
(25) Véanse los Preliminares ó estudio del alfabeto valenciano.
(26) El Sr. Estorch, en su Gramática de la Lengua Catalana, dice que deben escribirse con b los pretéritos imperfectos y el verbo haver, pero añade en una nota que “los antiguos los escribían constantemente con v” esta nota deja su precepto reducido á una simple opinión personal muy discutible al oponerse á reglas consagradas por el uso. Gramáticas más modernas que la de Estorch escriben haver y amava, sin discutir siquiera el uso de la v. (Veáse la Gramática de los señores Bofarull y Blanch y los Estudios de Lengua Catalana del Dr. Milá y Fontanals).
(27) Damos estos adverbios como derivados de unde, ibi: no debemos entrar en disquisiciones etimológicas en un libro destinado al pueblo.
(28) Con facilidad se puede comprender que la i de rabia es tan consonante como la l ó la r de dobla y abre.
(29) Para la i seguida de x, véase esta letra más adelante.
(30) La sílaba yu sólo la usamos en palabras extrañas á nuestra lengua; como yute, gayuba.
(31) Creemos, sin embargo, que nada se perdería con que lo hiciéramos así cuantos nos hemos criado en las comarcas en donde se pronuncian las tres consonantes suaves, ch, s y v, pues es una lástima que se pierdan estas letras que tal dulzura dan á nuestra lengua.
(32) Obras completas del Dr. D. Manuel Milá y Fontanals, coleccionadas por el Dr. D. Marcelino Menéndez y Pelayo.- Tomo III.
(33) Nótese que esto mismo ocurre en la transformación de Setabis en Xátiva, syrupus en xaròp, syringa en xeringa.
(34) Los numerales six, dix, se pronuncian sis, dis.
(35) Véase lo dicho en la pág. 47.
(36) Véase éstos más adelante, al final del presente artículo.
(37) La traducción valenciana de mujer es dóna; muller en realidad significa esposa: son palabras equivalentes á las italianas donna y moglie.
(38) No se olvide que en todo este estudio hablamos siempre de voces de origen latino.
(39) Véase la primera nota del Prólogo (1).
(40) Véase la nota de la pág. 138 (24).